Estos días de forzosa reclusión en nuestros hogares por el Estado de Alarma decretado por el gobierno a causa del Coronavirus Covid-19 son la excusa perfecta para reflexionar sobre las viviendas en las que habitamos. La presente entrada pretende iniciar una serie de artículos a modo de catálogo de relatos cortos donde la arquitectura sea la verdadera protagonista. Arquitectura entendida como generadora de los relatos y no relegada al mero espacio donde se suceden los hechos narrados. Arquitectura con vida propia. Ilustra cada entrada un cuadro alegórico al contenido del relato reseñando la biografía del escritor y del artista y comentando brevemente ambas obras relacionándolas entre si.
En la sociedad del cansancio descrita por Byung-Chul Han, que cada vez absorbe más y más energía a sus integrantes, el hogar ya no se percibe como un refugio, del que por otro lado se huye mediante la sobreexposición de la intimidad en las redes sociales ávidas de transparencia. Es pues necesario refundar el concepto de hogar como un sitio capaz de recargar las pilas, de alinearse con el karma individual y de aplacar las distorsiones psíquicas sufridas durante la jornada laboral (presencial o a distancia), o lo que es peor, la incierta espera de la crisis económica que nos aguarda al final de la pandemia.
En tiempos donde parece que sólo se habla de arquitectura ecológica, sostenible y eficiente, donde se aprueban normativas que obligan a las nuevas construcciones de viviendas al consumo casi nulo, creo necesario reivindicar un tipo de arquitectura que derrocha energía por su capacidad de liberarla. Arquitectura de punto cero. Arquitectura Daimónica.
La transformación de nuestras viviendas a este tipo de arquitectura no requiere de obras de actualización, ni de trámites administrativos de solicitud de licencias o permisos. Tan solo requiere mirarlas cara a cara, desde dentro, dejar que nos transmitan su energía y escucharlas.
Los edificios nos hablan, somos nosotros los que no escuchamos. Muchas veces nos hablan a través de nuestro inconsciente. Richmal Crompton relata una maravillosa conversación entre vivienda y usuario en su relato Marlowes.
Marlowes (1928) representa el poder real de una convivencia simplemente incómoda, pero su potencial es, si cabe, más horrible que el resto de los ejemplos aquí presentados. Es el poder que ejercen indiscriminadamente muchas de las viviendas que habitamos. Se culpa, por desconocimiento o por incredulidad, a su diseño, construcción o instalaciones, sin atender a esa fuerza psíquica que emana de las paredes y envuelve los espacios, haciendo asfixiante el aire que la rodea. Los moradores se limitan a venderlas cada cinco o siete años, tras el divorcio, suicidio o cualquier otra desgracia personal o ajena, y entre tanto la casa adquiere más poder. El relato describe la relación de un matrimonio con una vivienda recién adquirida, desde el enamoramiento inicial, el rechazo por parte de la casa a sus nuevos moradores y la aceptación final, gracias a la perspicaz sensibilidad del marido respecto a los sentimientos de Marlowes.
Richmal Crompton Lamburn (1890-1969), la célebre escritora de las aventuras de Guillermo Brown, tiene en su obra una selección de cuentos fantásticos y de terror casi desconocidos escritos para adultos que están a la altura de los mejores relatos cortos en lengua inglesa de su época, que no es decir poco. El tema de las casas poderosas lo abordó con éxito en varias ocasiones. La morada maligna es tal vez su mejor novela, con casi cuatrocientas páginas de arquitectura poderosa.
Su biografía se recorre sin sobresaltos: de joven fue sufragista y profesora de latín y de griego hasta que quedó parcialmente inválida por la poliomielitis. Vivió en el anonimato, buena parte de sus lectores y colegas la creía un hombre, y cojeó soltera hasta la vejez en espera de una reencarnación más placentera, de la que era creyente fiel.
La imagen que ilustra Marlowes pertenece al libro A través de las formas (1905), de Annie Besant (1847-1933), de vida algo más movida que la de la señorita Crompton. Fue reformista, socialista, teósofa y líder independentista de la India. Estuvo casada con un clérigo anglicano del que se separó para unirse con Charles Bradlaugh, famoso editor ateo que llegó a ser representante del partido radical en la cámara de los comunes, dónde se le negó durante cinco años el derecho a ocupar su asiento por blasfemo, y que tras varias reelecciones y el apoyo del pueblo pudo descansar en los debates del sexto año para poder acusar con más brío al socialismo del conservador.
Más tarde, Annie conoció al clarividente C.W. Leadbeater, del que ya no se separaría jamás, y con quien escribió varios libros (entre otros A través de las formas) y juntos se entregaron a la doctrina de la teosofía con furor. Annie llegó a ser presidenta de la Sociedad Teosófica en 1907, trasladó la sede a Madrás y allí proclamó a Jiddu Krishnamurti Gran Maestro. Los títulos de los dos tomos que abarcan la biografía que le dedicó Arthur Nethercot reflejan inmejorablemente su existencia. Tomo I: Las cinco primeras vidas de Annie Besant. Tomo II: Las cuatro últimas vidas de Annie Besant.
”Parece que no es por todos conocido que el sonido produce tanto formas como colores, y que cada pieza de música deja tras de sí una impresión de su naturaleza, que persiste en el tiempo y es claramente visible e inteligible para aquellos que tienen ojos para ver.
La primera imagen representa la música de Mendelssohn emergiendo desde el órgano en forma de globo sobre los tejados de la iglesia”.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: