Me asombra la capacidad que algunos escritores tienen para emocionarme al narrar sus historias. Mi experiencia me ha enseñado que un autor debe divertirse al escribir para que ese disfrute llegue al lector a través de su libro. Leyendo la última novela de la escritora alicantina, funcionaria de la Generalitat Valenciana y Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia Begoña Valero, titulada Un testigo llamado Cervantes, estoy completamente seguro de que ha sabido transmitir una vibrante emoción de los hechos reales que cuenta. Estos ocurrieron en el último cuarto del siglo XVI, entre Valencia, la capital, y la ciudad norteafricana de Argel, puerto franco de los corsarios que dominaban el Mediterráneo con permiso del sultán turco.
A lo largo de la novela, Valero construye tres tramas: dos principales y otra auxiliar. A través de la analepsis, logra que estas escenas viajen del pasado al presente, rompiendo la secuencia cronológica y dotando al relato de un ritmo vivo y muy entretenido. Esta forma de narración conlleva muchas dificultades, las cuales la autora ha sabido resolver de manera magistral. Son muchos hechos coincidentes en el tiempo que, a primera vista, no tienen conexión, puesto que ocurren en tramas independientes. Sin embargo, cuando se acerca al desenlace, el lector debe encontrarse con los giros necesarios para hacer que las tramas coincidan. Además, no se puede olvidar que, al tratarse de situaciones reales, debe existir un orden y una prelación en la descripción. Conseguir que unas escenas de acontecimiento reales, totalmente inconexos, lleguen a confluir en un punto concreto, demuestran la habilidad de la autora para conducir al lector sin que se dé cuenta hasta encontrarse con las sorpresas. Esto demuestra, una vez más, que la realidad es capaz de superar a la ficción. Creo que ni el mejor guionista de tramas negras podría diseñar la realidad con la que Cervantes termina encontrándose.
El hecho de que, a lo largo de la novela, Valero se apoye en solo treinta personajes ficticios para acompañar a los setenta personajes reales e históricos, da idea de la gran labor de investigación y documentación que ha tenido que realizar, además del mérito que supone abordar una obra de literatura con un asunto criminal de gran trascendencia para los habitantes de Valencia en el año 1580. El suceso llegó a ser muy significativo para la ciudad y sus vecinos al haberse cometido en sus calles un crimen producto de las bajas pasiones de algunos de sus habitantes. La consecuencia fue un auténtico altercado social entre los partidarios de condenar a los culpables y los que los consideraban inocentes.
A lo largo de la narración, vamos viendo cómo Begoña Valero pone en contexto las marcas que dejó en la vida de Miguel de Cervantes la pérdida de su libertad y las que dejó su atormentada vida como prisionero de los corsarios. Este testimonio posteriormente se reflejará en su comedia de cautivos El trato de Argel, la cual terminaría refundida en la comedia conocida por Los baños de Argel. En su obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, Cervantes pone en boca de Alonso Quijano una cita demoledora que expresa su ansia de luchar para recuperar lo perdido cuando estaba cautivo de los corsarios. Dice: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la Tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”.
Valero deja claro a lo largo de su novela la postura personal de Cervantes respecto a la alta estima que los hombres de valor, como él, soldado del tercio, tienen hacia el honor. En un párrafo, la autora hace afirmar al Estropeado: “La mayoría, al igual que yo, pertenecen a los gloriosos, temibles e invencibles tercios… y el honor es lo primero. Nadie traicionará a un compañero de armas”.
Este magnífico libro de Begoña Valero, del que generosamente Augusto Ferrer-Dalmau ha permitido vestir la portada con la imagen de su cuadro Cervantes en Lepanto, trata de un episodio histórico inédito en la literatura que merecía ser contado. Resulta llamativo cómo 450 años después de ocurridos los hechos que narra Valero este libro desvela dónde se encuentra la firma autógrafa más antigua de Miguel de Cervantes, conservada en papel original. Estos acontecimientos permiten que renazca un joven y valiente Cervantes, quien seguramente no pudo imaginar el destino preeminente que le reservaba la literatura mundial. Reitero que es un libro con un argumento espectacular sobre un sorprendente suceso que, hasta hoy en día, no se ha plasmado en ninguna obra literaria, y que acertadamente Begoña Valero ha relatado en su nueva novela, Un testigo llamado Cervantes.
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Autora: Begoña Valero. Título: Un testigo llamado Cervantes. Editorial: Sargantana. Venta: Todos tus libros.
Siempre que veo las reseñas de Ramón Villa caigo en la tentación de leerlas. En esta ocasión si ya me apetecía leer el libro, ahora muero de ganas por él.