Tengo una seria reserva con la nueva novela de Juan Tallón: su título, Rewind. Nada en absoluto, ni los rasgos que definen a los personajes, ni la localización del argumento, justifican poner en la cubierta una palabra en inglés. Sí hay una referencia a esta voz en el texto. Uno de los protagonistas explica que su padre y él “vivían instalados en un rewind privado, yendo de delante atrás continuamente” (p. 144). Con ello alude a la flagelante experiencia del reiterado revivir un traumático suceso. Pero una mención tan de pasada no justifica colocarla en el sitial de honor de la portada. “No nos apetecía rebobinar ante desconocidos”, dice también el mismo narrador, y ahí sí utiliza el término correspondiente castellano, esa hermosa y eufónica palabra con la resonante duplicación de la bilabial sonora “b”. Así que manifiesto de entrada mi malestar y mi queja por semejante desdén hacia nuestra lengua, cada día más colonizada sin necesidad y por falta de autoestima muy nuestra, me saco la espinita y puedo ya dedicarme a celebrar, sin otros reparos, una novela que me parece muy lograda, y no lo digo para compensar salomónicamente la reprimenda.
Es la palabra rewind lo que rechina y no el concepto, porque el meollo del libro reside en esa idea, en el hecho de revivir un lance impactante del pasado y proyectarlo hacia el futuro de diversas maneras, con angustia o con entereza senequista. Juan Tallón presenta el fenómeno seminal en el primer capítulo. Estamos en Lyon y, como otros viernes, los cuatro jóvenes inquilinos de un piso se disponen a celebrar su semanal fiesta. Proceden de diversos países y han convertido la vivienda en un gozoso lugar de encuentro, libertad y camaradería. El narrador trasmite un conseguido aire de celebración y alegría en ese inicio anecdótico rotulado con toda propiedad “En mitad de un día perfecto”. El hogareño paraíso con feliz desperdicio del tiempo y el desenfado de unos amigos con síndrome de Peter Pan ajenos a los retos de la madurez se vienen abajo al producirse una tremenda explosión. El resultado: varias muertes y el esqueleto del inmueble a la vista. Uno de los compañeros, Paul, estudiante de Bellas Artes, salva la vida pero las secuelas físicas cercenarán su prometedora carrera de artista ya algo reconocido.
Rewind aclara la causa de la explosión, el activismo terrorista islámico, y se dilata en los efectos de la tragedia en el chico que ha escapado de la muerte, en los allegados de los vecinos e incluso en alguna gente solo circunstancialmente relacionada con el suceso, una médico de urgencias o la quiosquera cercana al inmueble. Cinco narradores en primera persona aportan su conocimiento del terrible episodio con una mirada perspectivista que permite abarcarlo en una gran extensión. Entre todos ellos aportan datos familiares (algunos tan impactantes como la brutal historia que arrastra la sevillana Emma), situaciones laborales, fantasmas del pasado, relaciones privadas secretas, ilusiones de futuro… Es mucha y varia la materia humana que proporcionan los respectivos relatos independientes, aunque vinculados por su común propósito de debatir cómo se le encuentra sentido a la vida tras una vivencia límite.
Rewind aborda, por tanto, un asunto en sí mismo poco novedoso. Mucha literatura se ha escrito ya sobre un conflicto semejante, sobre todo en un tono existencialista que ha reincidido mil veces en el sinsentido de la vida y en el fatalismo del azar. A ese motivo de viejas raíces Juan Tallón aporta el tratamiento desde una óptica personal. No ignora en su relato los daños y traumas generados por un suceso como el referido, ni lo que implica como revulsivo que lleva a romper con todas las ataduras y a rectificar el rumbo concreto de una vida. Pero lo acota en un terreno específico: la disyuntiva entre dejarse vencer por la realidad o superarla.
El gran dilema de los personajes se centra en el futuro, un porvenir no imaginario porque cuenta ya con la experiencia que proporciona una distancia temporal suficiente: la explosión ocurrió tres años atrás. Los personajes reconocen el daño causado por el desgraciado percance, pero lo afrontan con el claro discernimiento de saber que el mundo continúa. En general, Rewind apuesta por una celebración de la vida, por un reafirmarse en lo que se tiene. Aunque alguna relación guarda el desarrollo anecdótico con el proceso para superar el duelo que explican los psicólogos —pasar de la negación a la aceptación—, el autor no se pierde en disquisiciones mentales ni en especulaciones. Plantea el asunto como un fenómeno a ras de tierra y se centra en un momento de la existencia concreta en que se lleva a cabo un ejercicio de lucidez y de realismo.
La credibilidad de esta visión esperanzada y positiva del mundo, a contracorriente de la tradición literaria mayoritaria que prefiere el héroe problemático, vencido en la lucha con la realidad adversa (don Quijote, por citar su modelo máximo), se sustenta en el tratamiento artístico de Rewind. Juan Tallón escribe un relato comunicativo, cordial y absorbente que nos mete en el corazón de la historia. Vivimos con gran cercanía y de forma intensa las perplejidades de los personajes. Ello gracias al cultivo de una firme poética de la sencillez basada en un pequeño puñado de eficaces recursos. Por un lado, un estilo directo, claro, natural y sin retórica. Por otro, una narración de palmaria fluidez que permite el discurrir natural de las anécdotas. La exposición de las peripecias posee, además, algo del seductor atractivo de los relatos populares. Esto se debe, en buena medida, a la propia estructura del libro. Cada una de las evocaciones en primera persona está diseñada como una especie de historia autónoma, casi un cuento un poco largo, de una treintena de páginas, cuya acción se remata con un broche final.
Falta añadir un factor determinante del conjunto novelesco: los personajes. La verdad última del libro se sostiene en unos seres comunes, a la vez complejos y corrientes, en quienes palpitan los dilemas de cualquiera de nosotros. Entre las funciones de la literatura ocupa un papel privilegiado el ponernos ante un espejo. ¿Cuál sería nuestra actitud ante una situación semejante? ¿Nos entregaríamos al desaliento o afrontaríamos con nervio el futuro? Incitar a que el lector se ponga en situación y aborde ese reto es requerimiento que hace esta excelente historia en la que Juan Tallón muestra sus magníficas dotes de narrador. Un narrador, por otra parte, muy versátil, y quiero subrayarlo pensando en quien conozca su anterior novela, Salvaje oeste. Nada tiene que ver el hiperbólico retrato de esta fábula guiñolesca sobre la corrupción política y empresarial de nuestro tiempo con el conciso realismo de Rebobinar (perdón, de Rewind).
————————————————————
Autor: Juan Tallón. Título: Rewind. Editorial: Anagrama. Venta: Amazon, Fnac y Casa del Libro
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: