De parecido modo al de los viejos maestros que han explorado a plena satisfacción durante décadas los territorios de su arte, y entonces se dedican, con la curiosidad innata, a probar nuevos formatos, materiales y texturas, Soledad Puértolas (Zaragoza, 1947), narradora de solvencia y trayectoria más que sólidas, reconocidas y acreditadas, nos entrega con esta La novela olvidada en la casa del ingeniero un artefacto lúdico, un juguete novelístico configurado por diferentes estratos y ensamblado con la pericia que brindan el buen oficio y los años.
La almendra, el núcleo denso y nutritivo del libro de Puértolas, lo constituye esta suerte de diario personal, escrito con la naturalidad y la solvencia de una voz narrativa femenina que explora por primera vez los límites de su lenguaje y de su mundo (al modo, por ejemplo, de una Andrea de Laforet pero menos dramática e intensa), y servido en un estilo realista, aparentemente ingenuo, eficazmente descriptivo y evocador. La cáscara, el macguffin, el pretexto de la novela es el hallazgo impensado de un manuscrito entre los disquetes acumulados en el desván de una vieja casa perteneciente en su momento a un anónimo ingeniero, y a donde acude a pasar unos días una pareja amiga del narrador principal, quien, siguiendo el topos de la novela con manuscrito hallado, se encargará de adecentarlo y presentarlo a los lectores actuales.
Poco sabemos del narrador o narradora que se entretuvo en pergeñar la historia de Leonor en el ordenador del desván del ingeniero, y a quien el destinatario final del manuscrito conviene en llamar Laura. Nada conocemos de su relación con el ingeniero —hombre casado— ni de si la huidiza Laura relataba sus propias experiencias bajo el nombre de Leonor.
Lo que sí sabemos los lectores es cuánta verdad poética alberga la descripción de Leonor de los ambientes y situaciones de una familia de Madrid en los estertores del franquismo, cuando vientos de libertad en forma de nuevas costumbres vienen a alterar la rutina de las clases medias, cuyos hijos empiezan a cuestionarse el modus essendi y el modus operandi heredados.
Y en medio, esta muchacha, llamada Leonor, nombre antiguo y heráldico, desubicada, interrogadora, sensible, dispuesta a vivir junto a su tía una aventura amablemente policial en una vieja mansión ubicada en el norte. Allí, a la par que se adentra en el conocimiento de Herminia, dama de otro tiempo y que deja al fallecer una fabulosa herencia objeto de litigio, conocerá también por vez primera el amor carnal, su ritual de paso, su quemadura, junto a uno de los investigadores del asunto. Construirá por vez primera su habitación propia lejos del nido familiar.
Novela dentro de una novela y en la que Soledad Puértolas, llevando a cabo el seminal magisterio cervantino, construye una ficción que contiene a su vez la verdad profunda de una vida y un corazón, y que además es rendido homenaje a la gran tradición naturalista y realista de nuestras letras.
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Autora: Soledad Puértolas. Título: La novela olvidada en la casa del ingeniero. Editorial: Anagrama. Venta: Todos tus libros.
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