Textos de autor
Monch, monch, monch (Arresto domiciliario 30)
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Desde el inicio de la cuarentena, mi correclusa y yo aprendimos a hacer el súper en línea. Tímidamente fuimos sumando leche, azúcar, jabones, pan...
Con fines matrimoniales (Arresto domiciliario 29)
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Si una historia serial equivale a un noviazgo, debo reconocer que mis primeras novias fueron telenovelas: esas parientes pobres de Sherezada. La mayoría muy...
Lixiviado emocional (Arresto domiciliario 28)
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–¡A esta casa no entra un cajón de muerto! —sentenció aquella noche mi santa madre, nada más le informé a mis diecinueve años que...
Aquí papando moscas (Arresto domiciliario 27)
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Same shit, different flies, observan sagazmente nuestros amigos gringos cuando los cambios pecan de relativos. O sea que si va uno a abrir los...
Trincheras de la memoria
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En las páginas de 40 reflexiones para una cuarentena diversos profesionales del periodismo, la historia, la economía o la política, entre otros, expresan desde...
El David de Miguel Ángel
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En efecto, la obra maestra de Miguel Ángel, el David, la hermosa escultura tallada en mármol de Carrara (al igual que la Pietà), iniciada...
Grrr (Arresto domiciliario 26)
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El mal humor es un gusto tan caro como relativo. Hay un placer oscuro en darle rienda suelta, pero es como rascarse hasta sangrar...
Mato tiempo a domicilio (Arresto domiciliario 25)
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—Te voy a agradecer que nunca más vuelvas a regalarme una porquería de éstas —suplicó, no sin sorna, el autor de mis días, tras...
El abogado de Judas (Arresto domiciliario 24)
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—Ten cuidado —prevenía mi mamá a su marido, que por defecto hacía de verdugo. —No te vaya a estallar un cuete a media cara....
Del asueto al azote (Arresto domiciliario 23)
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Como la mayoría de mis semejantes, ya nada más me falta quebrar un mandamiento para acabar de quedar mal con Moisés. Afortunadamente, y pese...
Fugaces fugitivos (Arresto domiciliario 22)
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En este punto cabe preguntarte si la cabina de tu camioneta puede considerarse la extensión ambulante de tu chirona VIP, o si sólo por...
Eros trabajando (Arresto domiciliario 21)
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Nunca fue N. un candidato ideal a la paternidad. Alérgico al trabajo, amigo de la bohemia y esquivo ante la mínima sombra de compromiso,...
Motín en el hipotálamo (Arresto domiciliario 20)
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Nadie en una prisión está libre de monstruos, pero cualquiera de sus convidados sabe que basta un rato de aislamiento para que la manada...
Reflexiones cireneas (Arresto domiciliario 19)
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En la televisión apenas hay noticias, así que la primicia está en las playas infestadas de congéneres y los últimos choques en las carreteras....
Mirada de coautor (Arresto domiciliario 18)
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Si ahora mismo me tocara escribir la historia de esa anciana indestructible, apostaría mi trama a que se hizo muy buena amiga de los...
Kinderkaffee (Arresto domiciliario 17)
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Durante un tiempo fue botón de orgullo, como cuando tenías dieciocho años, te gustaba una música que según tus papás era propia de fármacodependientes...
Corre, clusa, corre (Arresto domiciliario 16)
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Llega sin anunciarse, igual que esos parientes cachazudos que inopinadamente se aparecen cargando sus maletas. “¿Qué hora es?”, lloriqueo, no bien abro los ojos...
Escrito en una cueva (Arresto domiciliario 15)
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Siempre que escribo roto, o bien temo que el mundo se resquebraja, me miro en una cueva solitaria, al modo de Clint Eastwood en...
La Otra (Arresto domiciliario 14)
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Perdón que apele a ti de esta forma tan ñoña y afectada. Nunca fue mi costumbre escribir diarios, y sin embargo sé por experiencia...
Aquelarre antiviral (Arresto domiciliario 13)
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Debo de haber pasado cuando menos cinco años esperando el momento en que mis padres se dignaran llevarme a alguno de esos almacenes Del...