Javier Lasheras mira y nos mira a través del ojal del tiempo en El cielo desnudo, su nuevo poemario. En sus versos encontramos las huellas y las ficciones de la memoria, su visión de la sociedad y del mundo actual, así como el amor y el eros siempre amenazados por la muerte. Zenda ofrece cinco poemas de El cielo desnudo, libro publicado por Luna de Abajo.
Principios
En física cuántica existe un postulado
que se llama Principio de Exclusión
de Pauli: más o menos viene a decir
que dos electrones no pueden ocupar
simultáneamente el mismo espacio
orbital dentro del átomo.
Esto explica por qué la materia
no implosiona, no se concentra
en un punto, por ejemplo en este .
Y este es también el motivo
por el que dos cuerpos,
por ejemplo el tuyo y el mío,
no pueden fundirse en uno solo.
Maldigo la física, te abrazo
e intento violar sus principios.
Lloviendo mujeres
Contigo he descubierto lluvias
que mueven el amor del universo.
Por eso cuando te espío en el espejo
mirando tu rosa y negra filigrana
y te sorprendo y me sorprendes
y se erizan los ojos y la piel
y todo es gajo y mordisco
diluvio y paraíso, el mundo
empieza de nuevo.
Pero esa angelical cara de muñeca,
ese ángel destructor que esta mañana
te ha vendido una camisa con sus labios
russian red y su cara de orgasm,
mostrándote su escote y su sonrisa
de fresca e inocente lascivia,
con sus uñas recién afiladas
para volverte un poquito más loca,
debería esta noche morder tu almohada.
Yo prefiero derrotarme tras el muro,
hurtar el ambiente de la llama,
velar las caricias y esa barbaridad
de estar a un tiempo cerca y lejos
de la lujuria y la pereza abandonadas,
tú con ella en la balsa del sueño
bajo la luz exánime y cálida.
Sí, tú me has enseñado lluvias
que mueven el amor al universo,
deseos que queman y matan
cuando la vida sabe
a ese lujo febril e insensato,
a ese jugo secreto y oscuro
que es mi perdición, naturalmente.
Por mi parte, mujer, ego te absorbo.
Bajo las estrellas
Cuando lleguen los años y en mi cara veas
los ojos perdidos en el mar de la memoria
y la ceniza a punto en los labios de mi boca,
posa los tuyos en la mía y di tu nombre.
Antes del último segundo hervirá mi sangre,
celebraré nuestra historia e iré del fuego
original al tiempo y mineral destino.
Que el viento me esparza y tu sonrisa me cobije.
Carácter
A veces la vida se anda
con las piedras de la familia
dentro de los zapatos.
Mi madre, por ejemplo,
siempre me decía: «Hijo,
vístete bien y sé sensato
que esa cabeza tuya
no va a traerte nada bueno,
así que ponte la chaqueta
y la camisa recién planchada;
y mira lo que te digo:
procura no hablar
demasiado».
Y luego, prudente, añadía:
«No te signifiques,
no te signifiques,
y ponte los zapatos
de tu padre».
Los zapatos tenían
una talla menos
y me hacían daño.
Antes nunca le hacía caso
pero ahora hago lo imposible
para que ella me recuerde.
Por eso prefiero escuchar
antes que hablar y vestirme
a juego con mis palabras;
por eso aún guardo sus zapatos.
Y aunque a veces pasa
que cuando me los pongo
parece como si volase,
otras, cuando el viento
trae ruido, ni el recuerdo
ni las piedras logran
que el carácter de mis pies
se ahorme a su legado.
Régimen
Le dijeron:
«Tienes derecho a defender tus ideas
con esperanza y contra el miedo
por las noches que pasaste
desvelado y sin trabajo.
A la existencia de un futuro
que abrigue la ficción de tu memoria
por todas las industrias y empresas
que irán haciendo estaño tu cabeza.
Tienes por delante el resto de tu vida
y la ayuda de tus hijos, aunque no sepas
si llegarán a ser ciudadanos libres.
Quizás algún día descanse tu mala suerte.
Pero del futuro de tu bolsa hablaremos
con calma cuando te serenes,
en otro momento, más adelante,
en cuanto pagues lo que aún nos debes».
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Autor: Javier Lasheras. Título: El cielo desnudo. Editorial: Luna de abajo. Venta: Amazon
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