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Ciencia en buena compañía

En los últimos años estamos disfrutando de una inusual producción editorial de temas científicos y tecnológicos. Obras sobre cosmología, mecánica cuántica o genética compiten en los anaqueles de las librerías con… iba a decir novela negra, pero tampoco hay que exagerar. Dejémoslo en que se vende tanto o más que la poesía o los clásicos, o eso parece, lo cual dice mucho y bueno de la sociedad que así lo reclama. ¿Estaremos entendiendo por fin que la ilustración en el siglo XXI tiene que ser algo más que arte y literatura? Vivimos en un mundo tecnológico donde todo, desde el trabajo al ocio, pasando por las relaciones humanas, está condicionado por los productos y servicios que el desarrollo científico ha puesto a nuestro alcance, y en una abundancia nunca vista. Es natural, pues, que el lector medio, no necesariamente especialista, esté dispuesto a dejarse unos cuantos euros para acceder a los arcanos de la inteligencia artificial o la lucha contra el cambio climático.

Así que a nadie le puede extrañar que el esquivo arte de divulgar ciencia tenga muchos aspirantes. Pero son contados los que, con un criterio moderadamente exigente, merecerían ocupar plaza en el Olimpo donde ya habitan Feynman, Gardner o Hawking (STTL). De éstos, en el libro que tenemos en nuestras manos aparecen tres: dos en el título —Humboldt y Sagan— y otro como autor, José Manuel Sánchez Ron.

"Leer ciencia directamente de los textos originales es, en muchísimos casos, arduo y tiene poco sentido excepto, obviamente, para los estudiosos"

Sánchez Ron tiene acreditado, con su extensa, variada y espléndida obra, un puesto de primacía en la divulgación científica en castellano. Y como no podía escribir otra historia de la ciencia más –ya tiene firmada alguna completa, y varias parciales- se las ha arreglado de la manera más imaginativa para que los temas de siempre –vino viejo en odres nuevos- los presenten unos maestros de ceremonia de excepción. El juego lo facilita el que ambos compartan una palabra mágica: cosmos. Cosmos —que para los griegos significaba ni más ni menos que ordenado; hasta tal punto eran sutiles y profundos los padres fundadores del conocimiento— es el título de sendas obras de Sagan y Humboldt. Y justamente aquí queremos hacer un mínimo excurso en la reseña, porque no nos podemos resistir a detenernos un punto en este último.

Leer ciencia directamente de los textos originales es, en muchísimos casos, arduo y tiene poco sentido excepto, obviamente, para los estudiosos. Sin embargo, a veces ocurre el milagro de que una obra una el rigor técnico con la excelencia literaria; sea magistral y placentera a la vez, ilustre al experto y cautive al profano. En filosofía, los Diálogos de Platón cumplen con este modelo. Y lo mismo pasa en ciencia con el Cosmos de Humboldt. Por eso no queremos dejar de aprovechar la oportunidad, entendemos que en sintonía con el propio Sánchez Ron, para recomendar también su lectura. Desde 2011 disponemos de una estupenda edición del Cosmos en Los Libros de la Catarata–C.S.I.C. que, si bien es voluminosa y poco manejable, completa con el último y póstumo tomo la que durante mucho tiempo ha sido la única disponible, la de Gaspar y Roig de 1874, un tesoro bibliográfico que guardamos en el sanctasanctórum de nuestra biblioteca, y al que periódicamente recurrimos porque, como Humboldt con su característica modestia y elegancia nos cuenta en el prólogo,

Un libro en el que se pretende reunir todo lo que en una época dada se ha descubierto en los espacios celestes, en la superficie del globo, y a la débil distancia en que nos está permitido leer en sus profundidades puede, si no me engaño, ofrecer algún interés, cualesquiera que sean los progresos futuros de la ciencia, con tal de que logre retratar vivamente una parte siquiera de lo que el espíritu humano apercibe como general, constante y eterno entre las aparentes fluctuaciones de los fenómenos del universo.

"Sánchez Ron, siguiendo el canon, se ha subido a hombros de dos gigantes"

Quede constancia, pues, que Sánchez Ron no ha podido elegir mejor compañero para este viaje, y lo aprovecha excelentemente bien en las conversaciones soñadas que le hace mantener con Carl Sagan para introducir la temática de cada uno de los capítulos. De más está decir que este formato basado en el diálogo tiene una amplia y contrastada tradición en la divulgación del conocimiento. Aquí está usado con sobriedad –poner palabras en boca de genios como Humboldt debe dar un poco de vértigo-, y se minimizan hipotéticos riesgos tirando en lo posible de citas de las obras de cada contertulio.

También es un buen recurso intercalar cuadros con información complementaria al texto principal, extraordinario esfuerzo de síntesis para contar con coherencia y agilidad (casi) todo de todo. Los dibujos, la mayoría recreaciones de la iconografía clásica de los personajes a los que se hace referencia, suman.

Sánchez Ron, siguiendo el canon, se ha subido a hombros de dos gigantes. Casualmente, uno de ellos es nuestro favorito, y por eso no nos queda sino agradecerle el buen rato que hemos pasado leyendo ciencia.

Título: El sueño de Humboldt y Sagan. Una historia humana de la ciencia. Autor: José Manuel Sánchez Ron. Editorial: Crítica. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro

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