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5 poemas de Kristín Dimitrova

5 poemas de Kristín Dimitrova

Kristín Dimitrova, una de las poetas más sobresalientes de la poesía búlgara contemporánea, traza en estos poemas de quietud aparente la convivencia familiar, las escenas de la vida cotidiana de la urbe, el viaje como alternativa para huir de uno mismo, la indolencia ante el sufrimiento ajeno como la peor forma de alienación y el recuerdo del amor perdido. Nada escapa a su mirada que observa el entorno para asumirse como parte de las contradicciones inherentes a la condición humana.

Los  5 poemas que reproducimos a continuación pertenecen a En una de las paradas del tiempo, antología que agrupa 84 textos y que aparecerá el mes de febrero bajo el sello de RIL Editores. La traducción es de Reynol Pérez Vázquez.

*****

EL LÍMITE

Mi hija me preguntó

si le había traído un chicle.

 

Le contesté que no traía,

pero que me hallaba aquí.

 

Replicó que una cosa era yo

y otra muy distinta el chicle.

 

Le advertí que no podía

estar siempre a la espera de algo.

 

Ella me corrigió:

“De algo no, de un chicle.”

 

Y pese a que el sol brillaba

y los pájaros cantaban sin escuchar del todo

 

y que el pasto en el parque era de un verde codicioso,

mi hija lloraba como una regadera.

 

Existe un mundo feliz y otro infeliz,

y en medio de ambos, un chicle. 

 *

VIAJE

Pronto subiremos de nuevo los dos al autobús.

Aquí es una ciudad nocturna en la cual no hemos estado,

ni estaremos. La gente ha abandonado ya

las calles, pero las farolas continúan arrojando

círculos amarillos sobre las aceras relucientes.

Hay una soledad que procede del hecho de estar en ningún lado

y otra que procede del hecho de estar en el nunca:

ahora estamos juntos.

La casa permanece desvestida. Delante de nosotros es de noche.

Ahora somos nuestra finalidad.

Ahora somos el verbo de la oración, mientras que los sustantivos

van volando junto a los cristales del autobús en duermevela.

En la lejanía brillan de tiempo en tiempo los depósitos de una nueva ciudad,

adormecidas grúas portuarias, tanques

de una cervecería, silos, chimeneas

con la advertencia de sus ojos escarlata en la cúspide

y algún anuncio rosado de un motel al borde del camino.

“Rinconcito acogedor”.

“Refugio tranquilo”.

Mejor escriban en neón bajo el nombre “Estoy solo

y no sé adónde encaminarme”. “Estoy sola y quiero

quedarme aquí.”

Pasamos junto a ustedes y nuestra vida se alarga

en huellas extensas y transparentes. No pesa. No estorba.

Somos ingrávidos.

Entre nunca y ninguna parte el bocadillo reseco produce certeza

y un nudo en la garganta. Mi vecino de asiento está durmiendo.

 * 

FRENTE A LA TIENDECITA DEL BARRIO 

Al anochecer frente a la tiendecita del barrio

con una cerveza en la mano, dos de ellos llevan conjuntos deportivos,

uno trae puesto un pantalón corto y dos más

visten de traje, sus sacos echados

sobre el hombro, como presa trivial del día.

Están sin afeitar. Los pelos atraviesan afables

la pulida apariencia de oficinista y devuelven

los rostros a la jungla.

Están hablando de fútbol, de política,

nada importante.

Ríen, socorren a sus palabras con las manos.

El silencio se despeja con sus gestos, el crepúsculo

se ha arrastrado hasta la tiendecita,

pero aún se oculta en las sombras, extingue

desde lejos su letrero de neón.

Los tilos exhalan el calor sofocante.

La chica está apoyada sobre los codos en el mostrador,

llena alguno que otro vaso y lo entrega.

Está distraída. Es invisible. Un silencio imperceptible

entre el grupo. Sin embargo, de cuando en cuando

ella se ríe de algún chiste

y por los ojos de los cinco

pasan antorchas. Es verano.

Cada quien se apresura a olvidar eso

que recordará para siempre.

 * 

EL SANATORIO DE LA MUERTE AJENA 

La casa enferma se ha puesto de pie

al borde de todos los minutos

y hacia abajo se ven las estrellas.

 

Por la tarde la sala de rehabilitación está iluminada,

y por la noche, algunas de las ventanas,

donde en las horas de insomnio se recobran las noticias del día.

 

Los periódicos son

cartas del mundo de ayer y que hoy ha desaparecido

y no hay modo de enterarte qué

 

ha ocurrido realmente.

El aire está limpio y entra por sí solo

en los pulmones ocluidos.

 

Allí, allí.

Allí la gente se pasea con cosas implantadas

y a cada pregunta responde

 

con un “poco a poco”. Envuelve la bata

alrededor del cuerpo, ajena al mundo,

y presta oídos a su corazón

 

que cuenta

una terrible historia ajena.

 *

EN UNA DE LAS PARADAS DEL TIEMPO

Esa noche las luces del establecimiento

estaban brillando alrededor de tu cabeza y afuera

se convertían en estrellas.

Más allá de todas las mesas, en la calle

los coches se cruzaban y sus conductores

por un instante lograban echar un vistazo

al feliz túnel, al fondo del cual

habíamos enlazado nuestras piernas. Destellos

de cigarrillos, cálidas lámparas del alumbrado público

y una botella de vino tinto nos llenaban

de su sangre, y nosotros permanecíamos

el uno frente al otro, nos explorábamos con los ojos,

y nos regalábamos pensamientos en los prolongados silencios

y paseábamos, tomados de la mano,

por una ciudad de ventanas abiertas en las cuales

el tiempo era todavía un desconocido.

Cuantas veces paso por el mismo sitio, descubro

que aún estamos viviendo allí.

*****

Kristín Dimitrova nació el 19 de mayo de 1963 en Sofía, es poeta y narradora. Hizo estudios de filología inglesa en la Universidad de Sofía, donde actualmente trabaja. En poesía ha publicado doce volúmenes, entre ellos Imagen bajo el hielo (1998), La gente de las linternas (2003) y Visita al relojero (2005), editada en Irlanda bajo el título A visit to the Clockmaker. En narrativa es autora de tres libros de cuentos: Amor y muerte bajo los perales torcidos (2004), El camino secreto de la tinta (2010) y Cuando llegues, llama (2017). Su novela Sabacio, ha sido traducida y editada en México, Bielorrusia y Rumania. Regresaré por ti, su segunda novela, apareció en 2022. Su obra ha sido distinguida con seis premios nacionales de poesía, cuatro de prosa y dos por traducción de poesía. Sus poemas, cuentos y ensayos han aparecido en antologías y publicaciones literarias en 29 idiomas y 38 países.

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Leo
Leo
2 meses hace

Mi hija me pregunto si le había traído chicle….. ninguna poesía que comience así puede ser buena

Virginia
Virginia
2 meses hace
Responder a  Leo

Me pareció excelente.

SABRINA ANALIA CABRERA
SABRINA ANALIA CABRERA
2 meses hace

“EXISTE UN MUNDO FELIZ Y
OTRO INFELIZ, / Y EN
MEDIO DE AMBOS, UN
CHICLE”.
Dimitrova

EL MUNDO VISTO DESDE LA
MIRADA DE UN INFANTE.
EL ALREDEDOR PUEDE
DESMORONARSE O
RESPLANDECER; NO IMPOTA .
TODO DA IGUAL.
LA MADUREZ TRAE LIBERTAD
Y RESPONSABILIDAD.
AHORA TENEMOS LA
CONSCIENCIA DE SER
CONSECUENTES.
SOBREVUELA ELLA.
SOBREVUELAN LOS
Y LAS DE ALSINA 798 EN LA
CIUDAD BONAERENSE (Arg.) DE
BURZACO.

HIPÉRBOLE: ANTES UN CHICLE ERA
NUESTRO SENTIDO Y EXISTENCIA.
HOY, UNA GOLOSINA ENTRE LAS
TANTAS.

TAL VEZ , LA DIARIA, NOS
HAGA OLVIDAR COSAS
SIMPLES COMO SABOREAR UN
CHICLE.

Pablo75
Pablo75
2 meses hace

La traducción parece hecha por un extranjero que conoce mal el español:

«Pronto subiremos de nuevo los dos al autobús.
Aquí es una ciudad nocturna en la cual no hemos estado…»

¿Quién que sepa español dice, estando en una ciudad desconocida, «aquí es una ciudad…»?

Comienzo de un poema titulado: «FRENTE A LA TIENDECITA DEL BARRIO»:

«Al anochecer frente a la tiendecita del barrio
con una cerveza en la mano, dos de ellos llevan conjuntos deportivos,
uno trae puesto un pantalón corto y dos más
visten de traje,

¿Dos de ellos? ¿Dos más? ¿De quién se habla? ¿Faltan versos en el comienzo del poema?

Virginia
Virginia
2 meses hace
Responder a  Pablo75

Es arte, no necesita explicación

Pablo75
Pablo75
2 meses hace
Responder a  Virginia

Excelente, la broma. Cualquier cosa es arte para ti, imagino. Todo es arte y todo el mundo puede hacer arte. Y basta autotitularse poeta para que todo lo que escribamos sea poesía, incluidos los errores gramaticales, las faltas de ortografía, los errores de traducción y las erratas.

Pequeño problema: la Posteridad piensa lo contrario que tú.

Jose otero
Jose otero
2 meses hace
Responder a  Pablo75

Además utilizar tiendecita en lugar de tiendita y repetirla varias veces… En fin, habrá conseguido el puto chicle en la tiendecita? Me preocupa por su hija

Pablo75
Pablo75
2 meses hace
Responder a  Jose otero

Cuidado, que en la poesía “dimitrovista” el chicle podría ser el símbolo del Santo Grial o algo por el estilo…

SABRINA ANALIA CABRERA
SABRINA ANALIA CABRERA
2 meses hace

“LE ADVERTÍ QUE NO PODÍA /
ESTAR SIEMPRE A LA ESPERA DE
ALGO. //
ELLA ME CORRIGIÓ:
‘DE ALGO NO, DE UN CHICLE’ “.
Dimitrova

ENSEÑANZAS:
1- NO PODEMOS ESPERAR QUE
SUCEDAN COSAS BUENAS
SIEMPRE.
2 – LA CLARIDAD EN LAS
IDEAS / GUSTOS /
PRINCIPIOS . ELECCIÓN
DEFINIDA: UN CHICLE ES UN
CHICLE.

3 – ¿A QUÉ LE DAMOS
ENTIDAD EN LA DIARIA?

A VECES PERDEMOS DE VISTA LO
IMPORTANTE AL
DEJARNOS ATRAPAR POR
EL EGOÍSMO Y / O “EL
MOMENTISMO”.
A VECES , PARECE , QUE LO
“TENEMOS TODO”: CENTENARES
DE CHICLES A NUESTRA
DISPOSICIÓN( EN
CORRESPONDENCIA CON
EL POEMA).
ESTAMOS VACÍOS POR DENTRO; ‘UN
CHICLE’ NO NOS NUTRE,
NOS DA PLACER
EFÍMERO.

EL TIEMPO PASA RAPIDÍSIMO.
LOS EXTREMOS NO SON
SALUDABLES.

UN DÍA , LA VIDA, FRENA SU
CURSO.
LA PANDEMIA POR COVID19 NOS
ENFRENTÓ , A MUCHOS, CON
NUESTRA REALIDAD. ESA QUE
QUISIMOS OCULTAR.
LOS CHICLES NO SON
IMPRESCINDIBLES.

SACAMOS LA VISTA DE ESE
PUNTO Y
ENTENDEMOS / PERCIBIMOS QUE EL
AMOR ES MUCHO MÁS
GRANDE DE LO QUE CUENTAN
LAS PELIS.

LOS CHICLES SON RICOS MIENTRAS
SU GUSTO PERMANECE
EN NUESTRAS PAPILAS.

SOMOS LOS
PROTAGONISTAS DE
NUESTRA HISTORIA.
TENEMOS VERSIÓN
PROPIA.
LAS VOCES DEBEN
ESCUCHARSE.

UN VIRUS NOS
ARRASÓ. NO SE DISCUTE.

YO, AQUEL 30 DE JULIO DEL
2020 EN LA CIUDAD
DE BURZACO (ALSINA 798 ENTRE
MITRE & ROCA) PROVINCIA
DE BUENOS AIRES , ARGENTINA ;
FUI MUY FELIZ.
NO TUVE “CHICLES”.
SÍ TUVE EMANCIPACIÓN .

“EL LÍMITE” DE
KRISTÍN NOS HABILITA
A REPENSARNOS A
TRAVÉS DE UN NO
INSIGNIFICANTE CHICLE.
ESA GOLOSINA ES SÓLO UNA
DULCE EXCUSA.

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