Este libro es una mirada atrás en ese preciso momento en el que la nieve salvaje se posa en los verdes árboles de otoño. Cada uno de los 60 poemas que componen Sol de salamandra (Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker, traducido del danés por Daniel Sancosmed), corresponde a un año de la vida de la autora, por lo que su lectura es un repaso al crecimiento personal y el recuerdo de grandes acontecimientos.
RECREO MACROCOLECTIVO
En una sociedad dentro de una sociedad,
ahí vivo. Con una cinta de cuero
trenzada y sin mucha ropa.
Me despierto hacia mediodía
con los tímpanos temblando
por las notas de rock que retumban
entre las tiendas de campaña del lugar
y los pájaros del terreno
deben abandonar sus marcas.
Igual que yo en las noches estrelladas
me tambaleo, me balanceo y caigo
dormida con las oleadas
de conciertos de alta frecuencia.
Uso la ducha portátil
común. Hago la compra
en la tienda provisional. Me como
un revoltijo planificado
de verduras biodinámicas
y arroz sin procesar. De agrio
y dulce equilibrado
con amargo y salado. Paso
pocas horas sobria a pleno día
en happenings espontáneos
en la arena. O escucho
discusiones de las reuniones conjuntas.
Sobre anarquía. Sobre utopía. La vida
fuera de las leyes existentes
se muestra caracterizada por otras
leyes. Me tumbo en la hierba y río
hacia el sol después de la borrachera. Una
risa infinita. O participo
descalza en una fiesta. Con costo,
priva y caricias colocadas. Las ideas
se propagan. Con desenfreno.
Un espíritu pionero ha levantado
un tiovivo con coloridas
cabañas y tiendas. Hecho
sitio para las hogueras. Construido
las calles de pueblo. Montado
los tenderetes cojos
de las calles del Colocón y de Nepal
junto con un cobertizo para astromasajes
no muy lejos de la calle del Solano.
Una carrera de conejos y niños
educados gnósticamente entre
las tiendas. Por perros, cabras,
personas pintadas. Con
y sin pantalones. En un continuo
y mutante alucine común.
Soplo a soplo me levanto
a mi propio ritmo tranquilo.
Las vibraciones se expanden. Solo
la pura fantasía puede transmitir
fuerza dinámica desde la fricción
del mar de vuelta a la luna.
Me levanto mareada del campamento
de Thy. Donde nada se detiene
cuando ha terminado. De vuelta
para el último año de colegio.
Equipada con necesarios
conocimientos de primera mano de
un recreo macrocolectivo
en un planeta extraño.
Donde apenas pude vivir
más de una semana de mi vida.
LA CAÍDA DEL MURO
Deseo en enero de 1989 con tanta fuerza
como puede desear una persona
ser algún día testigo
de la caída del muro de Berlín.
Estoy 200 años después de la Revolución Francesa
en el frío de un lugar elevado,
observando el cemento, el alambre de espino, las verjas electrificadas,
filas de barracas grises y lúgubres.
Hay conejos salvajes saltando alrededor de la zona
entre el este y el oeste.
Ese mismo año se abriría la frontera,
yo lo veo en diferido el 9 de noviembre
desde West End Avenue en la tele estadounidense.
Los guardias levantan las barreras,
permiten sin trabas
que los coches y peatones circulen libremente
del este al oeste
mientras la gente en algún lugar entre sueños diurnos y nocturnos escala el muro.
La noche socialista se diluye
en la capitalista, el júbilo
no tiene fin,
la fiesta en las calles dura toda la noche.
Oigo dos días después en The Kitchen
que Heiner Müller y Heiner Goebbels
aparecen haciendo un bis
acerca de la caída del muro,
la sala está hirviendo, una alegría aguda
hace estallar el momento.
Cae el muro, el cemento, las verjas
y el miedo cotidiano.
Oigo saludos desde Alemania
en Nueva York,
los anuncia Heiner Müller,
que es conocido como artista,
no agente.
El ojo ígneo del sol,
algo atraviesa el tiempo flotando,
el cielo se hace grande sobre Berlín.
CUENTOS DE INVIERNO
En el tren se me acerca un hombre
y me pregunta
por el libro que leo,
Cuentos de invierno, de Karen Blixen.
Soy vista
por una mirada luminosa,
no busco escondite en el paisaje
que pasa ante el cristal del vagón,
porque esta mirada no
va a caminar a otros lugares.
El libro está entre él y yo,
no se puede usar como escudo
porque de repente
nos está uniendo.
Mejor pedida de mano no la he conocido,
deja su impronta en el alma.
Es él, el que pocos días después
bajo una corona de libros verde pálida
me besará
una noche de agosto
cuando el sol caiga en picado.
Temblamos, y todas las hojas del árbol
se ponen en movimiento.
El germen de los sueños
planea
en el viento tibio.
Es él, con quien después
me casaré,
un cuento de invierno con el sol en lo alto y un frío insondable.
FILO INTERIOR
Sueño que un hombre en el hueco de una puerta
me observa.
Lo reconozco enseguida,
me atrae.
¿O me busca él? La mirada penetra.
Voluntad de tigre, sed de tigre,
el deseo del pulso tras una verja en llamas.
En el sueño, las paredes se inclinan sobre mí,
el papel pintado de la habitación está gastado,
no hay una sola ventana.
Un brillo matutino blanco como el cloro
desde la ventana real
desintegra el silencio
con una náusea repentina.
Estoy despierta y anhelo
que justo esa mirada
me vuelva a encontrar, su relámpago de fuego
brote
fuera del sueño.
Un viento luminoso vuela
a través de un árbol otoñal aún verde.
NIÑOS VIEJOS
Una cosa es ser madre de tus hijos,
y otra
ser madre de tu madre
y aun así sentir culpa
por no tener tiempo
de estar ahí cuando lo necesita,
pero se contenta
con dar buenos consejos que ella no
acepta
porque solo quiere que le den permiso
para ser ella.
Un día ser niña
y ser consolada —
el otro arreglárselas sola y ahora
preferir apoyarse en el viento
a usar bastón,
preferir ser atropellada
a hacerse con un andador,
preferir quedarse en casa
a llevar una alarma,
preferir caerse un día
por la escalera
y morir.
Preferir morir
a ser salvada
y volver a ver a su familia
y por tanto estar lista para vivir unos años más.
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Pia Tafdrup (Copenhague, 1952) es una figura fundamental en la poesía nórdica. Ha sido galardonada con el Premio de Literatura del Consejo Nórdico en 1999 por el poemario Dronningeporten, en 2005 obtuvo el Premio Søren-Gyldendal y en 2006 recibió el Premio Nórdico de la Academia Sueca; en 2001 fue nombrada Caballero de los Dannebrog. Desde su primera publicación, en 1981, ha editado más de 20 libros, 18 de ellos de poesía, dos novelas y dos obras de teatro. En 2006 se tradujo al castellano Tarkovskijs heste (Los caballos de Tarkovsky, ed. Bassarai). Salamandersol se publicó en el año 2012 en Dinamarca (ed. Gyldendal) y Suecia (ed. Ellerströms) y en 2015 en Reino Unido (ed. Bloodaxe). Cada poema de los 60 que componen Sol de salamandra corresponde a un año en la vida de la autora. Sus libros han sido traducidos a 17 idiomas y ha participado en antologías y revistas de todo el mundo. Desde 1989 es miembro de la Academia de las Letras en Dinamarca.
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Autor: Pia Tafdrup. Título: Sol de salamandra. Editorial: Ya lo dijo Casimiro Parker. Venta: Todostuslibros y Amazon
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