He visto algunas de las películas clásicas de Star Trek, y me han encantado las nuevas aventuras en cine de los trekkies. Es normal. No va a extrañar a nadie si digo que soy un aficionado a la ciencia ficción. Supongo que esto me viene de cuando siendo pequeño entró en casa una colección de libros de Julio Verne que acompañaba a la enciclopedia familiar que tuvo que hacer de Wikipedia en papel cuando yo tenía aún diez años. Aprovechando los muchos momentos de tiempo libre que te deja la niñez iba leyendo las aventuras del gran Jules. El amo del mundo. Viaje alrededor de la Luna. 20.000 leguas de viaje submarino. Viaje al centro de la Tierra. Uno tras otro. No tenía muchos libros en casa, así que cuando se me acababan, uno nuevo de Julio Verne era una buena opción.
Pero no. A pesar del título, no soy trekkie. Soy más de Star Wars. Vale. No, os estoy engañando. No soy más de Star Wars, soy mucho de Star Wars. Películas, series, libros, cómics, disfraces, juegos de ordenador. La vida de un Jedi no es fácil, pero si hay que saber hablar el idioma de un Wookie para hacerse la ruta de Las Fauces en menos parsecs que Han Solo, yo me apunto. ¿Qué le vamos a hacer? No todo el mundo puede presumir de haber dado una conferencia vestido de Darth Vader, otra como el Emperador y en otra tener a Yoda en el escenario con realidad aumentada.
Sin embargo, el idioma que acompaña a los terminales iPhone no es el Wookie. Es el Klingon. Ese idioma que se puso tan de moda durante muchos años, ya que esa raza de alienígenas fue el enemigo en la serie original. Luego, más tarde, ya entraron a formar parte de la Federación, pero al principio su aspecto, sus armas, su forma de luchar y su idioma eran la representación del malo en la serie. Aunque yo, confieso, me hice más amigo de los Klingon gracias a las mil y una referencias de Sheldon Cooper en The Big Bang Theory a su lengua o al famoso juego “Piedra, Papel, Tijera, Lagarto, Spock”.
Sin embargo, el número de trekkies en el mundo es muy grande. Y si miramos dentro de todos los que trabajan en algo con la tecnología, el resultado debe de ser de muchas cifras, así que no es para nada extraño que algunos de los ingenieros de Apple pudieran pensar que sería gracioso, divertido o útil tener soporte para el idioma Klingon en el sistema operativo iOS que se utiliza en iPhone y en iPad.
Y ahí está, lo puedes instalar en tu iPhone y usarlo. Tal vez Apple se estaba preparando para llevar sus tecnologías a la Federación, o a mundos más allá del nuestro. Puedes ir a las opciones de configuración de idioma de tu iPhone, seleccionar “otros idiomas”, buscar el “Klingon” y ahí lo tienes.
No. Si has pensado en poder configurar todo tu teléfono en Klingon no vas a poder hacerlo. Y si lo has pensado porque te parecía una bonita broma que gastar a alguien, pues mala suerte. Pero aun así, lo puedes instalar para que sea utilizado por aplicaciones.
Y vaya si que hay aplicaciones en que lo pueden utilizar. Si vas al AppStore puedes encontrar de todo en Klingon y para el Klingon. Desde cursos que te enseñan cómo aprender a hablar esta lengua hasta herramientas para poder manejarte con los caracteres del alfabeto Klingon. Todo un reto para comenzar desde cero si nos llega otro confinamiento en casa y queremos aprender alguna nueva destreza.
Yo sabía que se podía utilizar el Klingon en el iPhone, pero pensé más o menos lo que estáis pensando muchos de los que estáis leyendo ahora este artículo. “¿Para qué va querer alguien usar el Klingon, aparte de para parecerse un poco a Sheldon Cooper?”. No es que parezca una de las grandes necesidades de los caros terminales de Apple. Pero ahí estaba para mí. Y yo lo sabía. Y miraba ese Klingon de reojo pensando en qué podría ser divertido hacer en Klingon. Hasta que este verano pasado apareció la oportunidad.
Mi hija mayor, a la que cariñosamente he bautizado como “Mi Hacker”, vino a enseñarme un truco que había aprendido en TikTok —prometo hablaros de TikTok en otro artículo, que seguro que lo estáis deseando, porque pensáis que es una red social para hacer bailes y esas cosas… pero no—. El truco en cuestión era sencillo. Se trataba de cómo poder desbloquear el terminal con un comando de voz. Es decir, cómo configurar iPhone para que cuando dijeras una palabra en voz alta, lo que se llama un “comando de voz”, automáticamente se pulsaran los números del PIN para desbloquear el terminal.
Muy chulo, pero muy peligroso. Y me lo cuenta a mí, que tengo publicado el libro de Hacking iOS (iPhone & iPad) y estoy siempre buscándole las esquinas a los iPhone. Esto es peligroso, ya que cuando activas el Control por Voz y los comandos de voz, no hay ninguna verificación de quién está hablando. Si ella podía desbloquear su terminal con un comando de voz que yo ya había oído, entonces yo también podía hacerlo con mi voz. Solo debía decir lo mismo que ella. Y así fue. Pero… ¿y si podía hacer muchas más cosas con un terminal iPhone que tenía activado el control de voz? ¿No sería un momento genial probar si se podía hacer algo con el Klingon?
Dicho y hecho.
Junté a mis compañeros del Equipo de Ideas Locas de Telefónica —no, no es una forma de llamarnos, es el nombre de verdad de este equipo en mi unidad— y les conté mi idea. ¿Y si creábamos un montón de comandos voz en un terminal iPhone nuevo que fuéramos a regalar a alguien y que nos permitieran controlar con la voz las cosas importantes del teléfono? Es decir, ¿podríamos darle un iPhone con un montón de comandos de voz creados a una persona y cuando los invocáramos sacar sus conversaciones de WhatsApp, las fotos, los mensajes SMS, y llevarnos todo con solo decir algo? ¿Podríamos regalar ese iPhone totalmente “troyanizado” para controlar la vida de una persona?
Pero claro, si poníamos comandos de voz en español o en inglés la cosa no iba a tener gracia. ¿Funcionaría si lo hacíamos en Klingon? No me digáis que no iba a ser chulo ni nada si pudiéramos decirle un comando en Klingon al iPhone de esa persona y que nos llegara a nuestro correo su última fotografía del carrete, su último correo electrónico de su bandeja de entrada o la conversación de WhatsApp que estaba teniendo con algún contacto suyo. Solo con decir un pequeño comando en Klingon.
No, por supuesto que nosotros no hacemos estas cosas para hacer el mal, sino para comprobar si esto es posible. Para llevar los límites de la tecnología un poco más allá de lo que los demás conocen. Para hacer algo nuevo. Para poder explicarlo luego. Y que las personas sean conscientes del riesgo de no preocuparse de cuidar su privacidad o su seguridad. En este caso, de tener el control de voz activado por haber visto un truco en TikTok, que era lo que yo quería hacer con Mi Hacker: educarla sobre los riesgos de seguir a ciegas los trucos y consejos vistos en Internet. Vale, y también jugar con ella, que le encanta competir conmigo a ver si me enseña trucos nuevos.
Y así hicimos.
No, no le regalamos el iPhone a nadie. Solo era una prueba de concepto, que decimos nosotros. Configuramos un montón de comandos de voz en un terminal iPhone, y todos ellos estaban asociados a frases en lenguaje Klingon. Hicimos comandos que permitían robar la última fotografía, la última conversación de WhatsApp y mil y una cosas más. La imaginación era el límite. Aquí tenéis un ejemplo de cómo llevarte la conversación de WhatsApp con comandos Klingon. Todo lo que veis que se toca en el iPhone se hace automáticamente tras lanzarse el comando de voz.
Vídeo 1: Comando en de voz para robar conversación de WhatsApp
Como buenos hackers que somos, todo el trabajo de investigación lo contamos en una conferencia —“con”, que decimos nosotros— de las más famosas de nuestro circuito, l a Ekoparty en Argentina, aunque esta vez fue por videoconferencia, y el vídeo de la charla lo podéis ver aquí, por si tenéis mucha curiosidad. Pero como es largo, os dejo solo un ejemplo más cortito de un comando en Klingon para llevarnos la última fotografía.
Vídeo 2: Llevarnos la última foto con comando de voz en Klingon
Por supuesto, después de ver estas cosas, Mi Hacker desactivó el Control de Voz, y cuando la publicamos se nos abrieron varios debates. El primero, que es el que he traído yo aquí, la posibilidad de entregar un terminal iPhone con un montón de comandos de control remoto por voz que pueden usarse para mil cosas malas. Por otro lado, hay gente que necesita utilizar el Control de Voz, y la posibilidad de usar el Klingon haría que fuera más difícil para otros saber qué le está diciendo a su iPhone, siempre que no sea un auténtico bilingüe en Klingon el oyente.
Pero nosotros no sabíamos Klingon, que como ya os he dicho somos más de Star Wars, así que los comandos que íbamos creando los teníamos grabados en otro teléfono, para poder darle a reproducir y que un iPhone controlara al otro usando un iPhone. No me digáis que no es una bonita metáfora de lo que se puede hacer con la tecnología.
Saludos Malignos,
Chema Alonso
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