En esta nueva novela del escritor griego Theodor Kallifatides conoceremos a Timandra, una de las figuras femeninas más fascinantes de la antigüedad griega. Mujer de una belleza excepcional «cuyo nombre significa «la que honra al hombre», y eso es lo que he estado haciendo toda mi vida», añade ella con total naturalidad. «Podría decir que es mi oficio, del que se afirma erróneamente que es el más antiguo del mundo. Soy hetera. Hetera, prostituta, meretriz, vendedora del placer…». Así se presenta ella misma, voz narradora de esta historia. Timandra es una mujer viajada, hija de Teodoti, también hetera, y amiga íntima de Sócrates y de un joven Jenofonte; la hetera más importante del momento, a la que Sócrates le daba consejos sobre cómo conservar a sus admiradores y cómo hacer que otros cayeran en sus redes, la que le enseña a Timandra cómo comportarse ante los hombres.
Estaba Pericles pronunciando un discurso fúnebre junto a su alumno y pariente, el joven y bello Alcibíades, hijo de Clínias y de Deinómaca, cuando para Timandra, presente en ese momento junto a su madre, surge el amor en cuanto le ve. Así empieza esta historia de amor, aceptado como regalo y como condena, vivido entre risas y lágrimas.
Kallifatides no ha escrito solo una novela histórica sobre la guerra del Peloponeso, sino que una vez más ha logrado que su libro vaya más allá y nos hable con profundidad —como hace en todos sus libros— sobre la vida y la muerte, la filosofía, el amor y la amistad. El mismo autor considera esta su mejor novela y seguramente lo sea, pero sobre lo que no hay duda es sobre el hecho de que es una novela que resume la vida misma y habla sobre el amor con una inteligencia y claridad que no se suele encontrar fácilmente. “Él quería olvidar junto a mí, y yo recordar a su lado”, dice una joven Timandra, tan sabia como bella. “Vivíamos una felicidad absoluta, casi cíclica. Yo no quería nada más, sin embargo, él sí”.
La guerra es una presencia constante, y cuando Timandra pregunta a Alcibíades cómo podía ser capaz de matar, este le contesta: “Se mata para no perder aquello que se posee y para adquirir algo más. Degüellas para que no te degüellen”. Timandra creía en esa respuesta con ciertas reservas. Ella conseguía ver lo absurdo, vergonzoso e inhumano de todo ello.
Cuando Timandra pregunta a su madre por la identidad de su padre, su respuesta es:
Hay dos formas de no olvidar a alguien. Una es hablar constantemente de esa persona. La otra es no hablar jamás. Yo prefiero la segunda, dijo. ¿De modo que no quieres olvidarlo? No dijo nada. Mi madre nunca respondía a dos preguntas seguidas. No me gustan los interrogatorios, decía. Aquella conversación me enseñó a hacer las preguntas precisas, aunque el problema es que las preguntas precisas acostumbran a quedarse sin respuesta.
No desvelaré el final de esta historia, pero sí diré que hace justicia al personaje tan maravilloso de Timandra y que a lo largo de toda la novela vamos encontrando lecciones de vida y pensamientos filosóficos que hacen que se disfrute de cada página de este libro. Una vez más, Kallifatides ha sabido contar una historia desde lo más humano, las relaciones personales. Es un maestro. Pena que en su última charla en la embajada de Suecia en Madrid dijese que ahora quiere vivir y disfrutar de la vida, aunque intuyo que no va a abandonar sus artículos y los cuentos. Gracias a la editorial Galaxia Gutenberg, que está publicando todos sus libros, y a sus distintos traductores, dependiendo de si el autor lo escribe en sueco o en griego, por la magnífica labor.
Y como decía Alcibíades, «la vida es, sin más», pero con libros y autores como Kallifatides, la vida es mucho mejor.
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Autor: Theodor Kallifatides. Traductora: Carmen Vilela Gallego. Título: Timandra. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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