Alexis Grohmann, griego de nacimiento, con algo de sangre teutona, habitante en la Pérfida Albión desde hace décadas, exiliado de su Ítaca, de sus mares azules de delfines miríficos, de la tierra de Homero y Cavafis, es, sin lugar a dudas, pese a su juventud, uno de los hispanistas más prestigiosos e ilustres de todo el mundo. Desde su cátedra de Literatura Española de la vieja y célebre universidad escocesa de Edimburgo, propaga en el mundo anglosajón, y más allá, sus conocimientos de narrativa española de los siglos XX y XXI. A través de monografías, a través de decenas de artículos publicados en revistas de alto impacto, ha logrado hacer más visibles, si cabe, las obras de autores como Javier Marías y Arturo Pérez-Reverte, que, desde hace años, ya cuentan con honrosas traducciones y numerosos lectores en la lengua de Shakespeare.
Las reglas del juego es el fruto de décadas de constante e incansable trabajo. Grohmann se halla entre los primeros estudiosos del autor de El maestro de esgrima. El largo ensayo que ahora sale a la luz, publicado por la Universidad de Murcia, nos deja ver que su dedicación no sólo se ha limitado a ser el privilegiado lector con el que todo escritor sueña, sino, asimismo, un experto y hábil intérprete de los secretos más profundos de una obra literaria que requiere altas dosis de paciencia y un experimentado ojo clínico para no dejar pasar ni el más mínimo detalle.
En el capítulo preliminar de esta obra, titulado, no por casualidad, “La línea que mezcla los sueños con el horizonte”, Alexis Grohmann pone sobre el tapete algunas circunstancias sobre las que luego se extiende. En primer lugar, que la literatura de Arturo Pérez-Reverte, “es una de las más originales y fascinantes que ha surgido en España desde el reinicio del período democrático en los años 70”. Y deja claro, a renglón seguido, que el hecho de que este autor siga teniendo como una de sus principales premisas entretener al lector, es lo que provoca una cierta intolerancia en determinados círculos “que buscan impedir su entrada en el ámbito de la Literatura con mayúscula, un prejuicio todavía hondamente arraigado en España”.
Por otra parte, el título queda debidamente justificado no sólo a través de lo que aquí, en estas páginas, se nos ofrece, sino, asimismo, por lo que ha venido expresando a lo largo de los años el propio Pérez-Reverte, quien no ha dejado nunca de darnos pistas sobre su obra literaria, a modo de poética. Vida y literatura como juego. A lo que el escritor cartagenero, en las páginas de Los héroes cansados, obra de 1995, añade que las reglas obligan a mantener cierta compostura, “sean en una carga de caballería (El húsar), un combate de esgrima (El maestro de esgrima), una partida de ajedrez (La tabla de Flandes) o en la construcción agotadora de una novela”. En conclusión, “todo es más fácil cuando se hace según ciertas reglas. Y mucho más divertido”.
El tercer factor que aborda Alexis Grohmann en su bien documentada y excelentemente escrita obra, es todo lo referente a la intertextualidad. Es, pues, inevitable que, llegados a este punto, aparezca de inmediato el nombre de Umberto Eco (Ecos de Eco), y sus conocidas teorías expresadas en sus conocidos libros ensayísticos y, sobre todo, en ese auténtico catecismo de teoría de la literatura titulado Apostillas a ‘El nombre de la rosa’. Ya se sabe: “sólo se hacen libros sobre otros libros y en torno a otros libros”, deja escrito en el capítulo titulado “Construir al lector”. Y en este punto, Arturo Pérez-Reverte es, sin duda alguna, un reconocido maestro. Un escritor que, como asegura Grohmann, “se nutre de forma muy consciente de una larga tradición literaria”. La incorporación, velada o no, en forma de guiño o de modo más explícito, de otras obras, de ciertas películas, de algunos conocidos cuadros o de esa música que se convierte en la canción de la vida de unos personajes, son una buena prueba de ello. Con pocos, pero doctos libros juntos, que diría nuestro gran Quevedo desde su soledad de la Torre de Juan Abad, Pérez-Reverte conversa con los difuntos, ahora más vivos que nunca.
Alexis Grohmann ha tenido que poner coto a su trabajo. Hubiera sido imposible analizar, punto por punto, todas las obras publicadas hasta la fecha por Reverte. Limita el número de novelas, ocupándose de aquellas que van desde El húsar (1986) hasta El pintor de batallas (2006), dejando aparte, por motivos obvios, toda la serie del Capitán Alatriste. Y, también —quizá contagiado de lo que escribe—, se impone a sí mismo ciertas reglas, que consisten en no abarcar más allá de lo preciso y centrarse en lo prometido en el título.
Está claro que, con esta obra, a pesar de su innegable hondura, del trabajo paciente, serio y concienzudo llevado a cabo por su autor, no está dicha, ni mucho menos, la última palabra. La crítica tiene por delante una ingente tarea y una buena cantidad de asuntos por descifrar dentro de la narrativa de Arturo Pérez-Reverte. Pero se me antoja que el libro va a servir de mucho a los futuros investigadores. Alexis Grohmann, en su acopio de bibliografía, que recoge al final del volumen, no se olvida de los pioneros, de quienes emprendieron este mismo camino hace más de dos décadas: José Perona, José Manuel López de Abiada, Rafael Conte, Santos Sanz Villanueva, Pozuelo Yvancos, Anthony Percival y algunos otros.
—————————
Autor: Alexis Grohmann. Título: Las reglas del juego de Arturo Pérez-Reverte. Editorial: Editum. Venta: Amazon
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: