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Conquistaron un lugar lejano

Conquistaron un lugar lejano

En los inicios del siglo XVI, Vasco Núñez de Balboa, hombre excepcional, conocedor mejor que nadie de los indios y de cómo tratar con ellos, sabía que quienes mandaban en América no confiaban en los aventureros indomables como él. Antes de que se lo quitaran de encima, Balboa tomó una decisión: conseguiría algo tan grande que ni siquiera el rey de España podría cuestionar sus métodos. Así, junto a un puñado de incondicionales, es como se embarcará en un viaje impresionante en el que deberá enfrentarse a indios hostiles, a una  jungla infestada de animales desconocidos y, lo más peligroso de todo, tendrá que demostrar que él es el único rey de la Tierra Firme”.

Álber Vázquez, al inicio del relato de esta epopeya, dice:

“Todo lo que allí sucedió es inmenso y descomunal, pero también sórdido e insólito. Merece no una sino veinte novelas. Y merece, sobre todo, comprender qué sucedió. Qué hicimos”.

Cuando el autor repasa sus fuentes bibliográficas y documentales, dice:

Los cronistas de la época de la conquista de Darién son cuatro y solo cuatro:

Pedro Martínez de Anglería, que jamás estuvo en América.

"Bartolomé de las Casas no estuvo en Darién, aunque si en las Indias. Se le considera un fanático que no duda en reescribir la historia para que el relato responda a sus fines"

Gonzalo Fernández de Oviedo, que sí estuvo en el Darién, trató durante diez meses a Balboa y leyó el diario de la expedición al Pacífico escrito por Andrés de Valderrábano. Sin embargo, redacta su crónica más de  treinta años después y es totalmente parcial. No participó en la expedición: no era soldado.

Bartolomé de las Casas no estuvo en Darién, aunque sí en las Indias. Se le considera un fanático que no duda en reescribir la historia para que el relato responda a sus fines. Escribió su crónica con una posterioridad de más de cuarenta años, aunque conoció personalmente a Balboa y lo trató. Es la única persona que describe físicamente a Balboa y le calcula la edad.

Pascual de Andagoya fue un señor que pasaba por allí. Estuvo en Darién, fue soldado y participó en muchas expediciones, que decide, en un momento dado, poner por escrito. No participó en la expedición al Pacífico.

Vasco Núñez de Balboa, obsesionado como estaba con dejar todo por escrito, llevaba en la expedición al escribano Andrés de Valderrábano, rebajado de todo servicio, con el único objeto de documentar todo lo que aconteciera. Así que cuando mueren ajusticiados Balboa y varios de sus fieles, entre ellos Valderrábano, sus enemigos se ocupan de hacer desaparecer todos sus papeles y solo se terminan conservando dos cartas.

"Balboa se caracterizó por entender —como nadie lo supo hacer— a las tribus que habitaban la zona"

Con estos mimbres el autor debe narrar el viaje por el Darién hacia el Mar del Sur, asunto harto complicado que requiere por parte de Álber una dosis de imaginación y un ejercicio de reconstrucción extraordinario, con el objetivo de que resulten creíbles los avatares ocurridos en el viaje. El autor decide contar ese viaje detallando día a día el avance, las dificultades, las estrategias y la lucha para llegar al mar, y de paso buscar el ansiado y mitificado lugar conocido por El Dorado.

Balboa se caracterizó por entender —como nadie lo supo hacer— a las tribus que habitaban la zona. En los años anteriores a la expedición se dedicó a pacificar, tejiendo las alianzas necesarias con dos de los caciques que gobernaban parte de la zona, de paso. Así, de esta manera, lograba tener campamentos base para ir avanzando y conseguir que los caciques le facilitasen guías, porteadores y suministros, además de un imprescindible conocimiento de la zona.

El autor narra la epopeya como diario de viaje, empezando el 31 de agosto de 1513 y llegando a su destino el 29 de septiembre de 1513.

"Jamás se sintieron que eran dioses pero se creían que eran algo más que hombres"

El autor emplea, inesperadamente, un lenguaje actual. Los protagonistas hablan tal y como se hace hoy en día, con expresiones muy apartadas del lenguaje del siglo XVI. Así, a medida que se avanza en la historia, el lector va descubriendo, capítulo a capítulo, un lenguaje socarrón, cargado de ironía, que le hace disfrutar de la lectura de una manera distinta a la del comienzo.

Son muchas las dificultades y las aventuras con que se encuentran a lo largo del viaje, pero destaca en extremo la lógica abrumadora que emplea Balboa. Dice el autor:

“Balboa era el mejor de los capitanes. Se discutió mucho acerca de cómo fue posible que solo sesenta y siete hombres, Balboa y el cura incluidos, conquistaran el Darién, pero lo cierto es que así sucedió. Les guiaba un tesón a prueba de cualquier contingencia. Los habitantes de la zona los veían como diablos provenientes del inframundo. Lo que no sabían los nativos es que esos hombres sentían que la invulnerabilidad de sus cuerpos y sus almas se imponía sobre todo lo circundante. Jamás se sintieron que eran dioses pero se creían que eran algo más que hombres. No eran iguales a nadie más. Por eso el Darién pertenecía a España y lo formaban sesenta y siete tíos”.   

Para conquistar un lugar tan lejano era primordial ocupar el Mar del Sur y hacerlo suyo. Ellos eran españoles, soldados, hombres y cristianos. Por ese orden. Para esto, Vasco Núñez de Balboa debía entrar en el mar con toda la solemnidad que le daban sus ropas y la armadura completa, y tomar posesión del mar en nombre del Rey, según la fórmula:

“Yo, Vasco Núñez de Balboa, tomo posesión del Mar del Sur y de todos sus territorios adyacentes en nombre del rey Fernando. Quien venga detrás de nosotros queda advertido de que fuimos los primeros”. 

Sus hombres le preguntaron inmediatamente:

—¿Y ahora qué?

A lo que respondió:

—Esto no ha hecho más que empezar, tíos. Ahora nos reuniremos con los hombres que dejamos en retaguardia y continuaremos con nuestra ruta.

—¿Regresamos a casa? —se interesó Baracaldo.

Balboa bajó los brazos y caminó en dirección a la orilla. Tenían la fama y la gloria aseguradas, pero no el botín.

—¿Sin hallar antes El Dorado?… —devolvió la pregunta mientras salía del agua.

Refulgía.

—————————

Autor: Álber Vázquez. Título: Vasco Núñez de Balboa. Editorial: La Esfera de los Libros. Venta: Todostuslibros y Amazon

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