Umberto Eco ha sido un renovador. Cuando en 1980 publicó El nombre de la rosa, situó la literatura de género, la novela histórica en este caso, en una categoría literaria de la que los academicistas de moda la habían desterrado en aras de una novela formalista y experimentadora. Esa fecha marcó la aparición en varios países, también en España, de una narrativa histórica y de investigación criminal que han cultivado desde entonces escritores de calidad, cuyo gran mérito ha sido recuperar el placer por la lectura. Umberto Eco llevó a cabo esa renovación desde el prestigio y los conocimientos que le aportaban su trabajo de profesor de semiótica en la universidad de Bolonia. Desde esa cátedra universitaria impulsó su vertiente de investigador, con títulos como Apocalípticos e integrados, Tratado de semiótica general, Lector in fábula o Los límites de la interpretación, que son algunos de sus libros más reconocidos entre los más de cincuenta que llegó a publicar.
Pero junto a esa vertiente literaria y académica, Umberto Eco ha sido también un magnífico divulgador del conocimiento, de las ciencias humanísticas y del pensamiento crítico. Desde joven estuvo vinculado a los medios de comunicación, y escribió en la prensa con regularidad artículos que suponen un riguroso análisis de las contradicciones de nuestro tiempo. En esa línea se sitúa este libro titulado De la estupidez a la locura, que él mismo preparó para su publicación unos meses antes de que falleciera de cáncer el 19 de febrero del año pasado.
El libro está compuesto por una selección de artículos aparecidos previamente en la prensa, que están ordenados temáticamente en catorce apartados. Son textos breves, de un par de páginas cada uno, en los que aborda temas como Internet, los medios de comunicación, la cultura on line, el racismo, la filosofía, la política o la educación. Él mismo los califica como “Crónicas para el futuro que nos espera”. Un libro que se refiere así al futuro, con el título “De la estupidez a la locura”, podía hacer pensar que adopta un posicionamiento pesimista o apocalíptico, guiado por una actitud nostálgica del pasado. Pero nada está más lejos de la realidad. Umberto Eco sí se muestra crítico con comportamientos actuales que revelan la mediocridad y la estulticia. Por ejemplo, cita una encuesta realizada en Gran Bretaña según la cual una cuarta parte de los ingleses piensan que Churchill, Gandhi y Dickens son personajes de fantasía y, por el contrario, consideran que existieron realmente Sherlock Holmes y Robin Hood (pág. 56). El dato no le lleva a despotricar sin más contra la ignorancia, sino a analizar las causas, a explicar los componentes sociales de esa situación y a reivindicar a partir de ahí la necesidad del conocimiento del pasado para aprender del magisterio de la Historia. Porque ya se sabe que la Historia se repite dos veces, la primera en forma de tragedia y la segunda en forma de farsa.
Entre temas en apariencia dispares, este libro tiene una línea coherente de pensamiento. Su objetivo es desenmascarar las contradicciones del pensamiento líquido que caracteriza la sociedad actual, según la expresión inventada por Bauman. El paso de la modernidad al posmodernismo ha supuesto el fin del pensamiento que buscaba en el mundo orden y sentido. En su lugar se ha impuesto la reinterpretación lúdica de la vida, la visión irónica y un cierto nihilismo hacia el presente. Para entender algunas consecuencias de este cambio es bueno leer a Umberto Eco. Porque su pensamiento es crítico; no es condescendiente con la estupidez; sabe combinar la amenidad con el rigor; es ingenioso; y, sobre todo, hace pensar, que es el mejor camino para superar esos síntomas de fatuidad y de locura que detecta en nuestro tiempo.
Autor: Umberto Eco. Título: De la estupidez a la locura Editorial: Lumen. 2016. Páginas: 498 Venta: Amazon y Fnac
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