Uno de los principales enemigos de la industria editorial es la propia industria editorial. Con su obsesión por obtener más beneficios en esta época de crisis económica y lectora, muchos han optado por reducir costes al precio que sea. Ya no es raro abrir un cómic y encontrar que se ha impreso en China, o que las novelas en cartoné tengan un papel tan fino como algunos libros de bolsillo, o que el encolado se haya impuesto a los cuadernillos cosidos, dando como resultado que algunas obras se deshojen como los árboles en otoño. Aún recuerdo cuando quise releer una novela que acababa de comprar y comprobé asombrado que se habían borrado las letras. El libro quedó inservible.
Por suerte, no todo es dinero en este oficio: también importa la vocación. Nadie se mete a editor si no ama los libros. De ahí que aún queden héroes románticos que lo dan todo por la obra, los últimos mohicanos que deciden dar guerra porque ni siquiera se plantean la rendición. En esos reductos de resistencia casi suicida encontramos a las pequeñas editoriales, una suerte de oasis en un desierto cada vez más estandarizado que solo busca copiar el éxito en lugar de arriesgarse.
Uno de esas editoriales de gusto exquisito es la granadina Cuadernos del Vigía. No solo cuenta con un catálogo excelente en el que destaca la reedición de Max Aub, sino que sus libros son pequeñas piezas de coleccionista. Uno de los más sorprendentes es la baraja de cartas del ya citado Max Aub, todo un prodigio de la imaginación, que la editorial comandada por Miguel Ángel Arcas ha sabido elevar a lo más alto, convirtiéndola en una pequeña obra de arte. Una gozada para el tacto, la vista y la mente. Como escritor, uno solo puede sentir envidia sana y soñar con que algún día el estándar de la edición sea algo parecido.
Aparte de su amor por los clásicos, y de Max Aub en particular, a Cuadernos del Vigía no le tiembla el pulso para publicar a autores con mucho que contar. Entre sus últimos lanzamientos destaca el libro de relatos Contradiós, de Salvador Perpiñá.
Perpiñá no es nuevo a la hora de contar historias. Seguro que el lector de estas líneas, quizá sin ser consiciente de ello, ha visto alguno de sus trabajos previos. Y es que se trata de uno de los guionistas más prolíficos del panorama actual. Series tan dispares como Periodistas, Arrayán, Isabel o Los Serrano forman parte de la memoria colectiva de los españoles y Salvador Perpiñá participó en ellas de forma activa. Ese bagaje de géneros y situaciones tienen su cúspide en los relatos de Contradiós, breves narraciones cotidianas donde destacan unos personajes muy bien trazados en sus virtudes y miserias, con momentos para el humor sazonado de una finísima ironía. Estamos ante un volumen vivo, con situaciones tan normales como imposibles, narradas con pulso firme y con un gusto delicado por los pequeños detalles. Una escritura sólida que da cuenta de un autor que sabe lo que se trae entre manos. Desde ya, Perpiñá pasa a formar parte de los nuevos autores granadinos tan destacados como Alejandro Pedregosa, Daniel Rodríguez Moya o Ángel Fábregas.
Existe el cine más allá de las películas de superhéroes. Del mismo modo, la literatura logrará sobreponerse a determinadas prácticas que nadie comprende. Quién sabe, tal vez editoriales como Cuaderno del Vigía nos estén marcando el camino a seguir.
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Autor: Salvador Perpiñá. Título: Contradiós. Editorial: Cuadernos del Vigía. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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