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Un asesinato que se podía haber evitado, en La ley de la calle (XII)
/abril 28, 2025/Morir apuñalado a manos de un loco al que no conoces de nada es algo atroz y absurdo. Eso fue lo que ocurrió en el madrileño barrio de San Blas. En este episodio, emitido el 30 de septiembre de 1989, el equipo de La Ley de la Calle cuenta la historia de Raúl Yunta Juanino, un joven de 15 años que murió acuchillado por un perturbado, que unos días antes había apuñalado a otra persona.
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Cocido infernal
/abril 28, 2025/Caminamos por la caldera de Furnas, subimos hasta la laguna de Fuego y seguimos buscando los lagos más impresionantes de la isla. Trepamos por un bosque de cedros y eucaliptos, salimos al borde de un precipicio tapado por la niebla y de pronto el viento despeja el panorama. A nuestros pies se abre una caldera de seis kilómetros de largo por cinco de ancho, con una profundidad de quinientos metros, ocupada por un lago azul plomo y un lago verde esmeralda. Distinguimos colinas de basalto, cráteres y más lagunas en los pliegues de la hondonada. Las explosiones y el fuego…
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Llega el apocalipsis
/abril 28, 2025/En “Sopa de libros” vamos a hablar de tres novelas que cuentan algún tipo de apocalipsis y, cada uno de ellos, desde una perspectiva distinta. El apocalipsis provocado por algo de fuera, el apocalipsis provocado por nosotros y el apocalipsis que no se sabe de dónde ha venido.
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Sí, te vas a enamorar de esa persona (aunque tengas pareja)
/abril 28, 2025/Sí, asúmelo: en algún momento, o cada cierto tiempo, aunque tengas pareja, novio o hayas pasado por algún altar, por muchos años de relación o de matrimonio que disfrutes o arrastres, conocerás a alguien nuevo e inesperado que primero te provocará curiosidad, después te obsesionará y por quien te plantearás, quizá, dejar todo lo que tienes en la vida. Asusta, ¿verdad? Sin embargo, es un fenómeno completamente natural e inevitable en la vida de cualquier persona, que puede ser inofensivo o partir nuestra vida en dos. No podemos controlar todas nuestras emociones, fascinaciones o gustos, así que nadie está a…
Contrincario
En esta carrera que es la vida
hay solo un vencedor
entre verdades y mentiras
el futuro es un pasado desolador.
Invisible para el sabio,
intangible para el necio
Lo tememos porque lo perdemos:
tiempo.
Una disputa sin laureles
qué astutos los nonatos
y qué torpes los ancianos
que se aferran a aquellos días
recortando recuerdos
de su olvidado presente.
Serás menos lo que fuiste y ya no eres:
tiempo.
No es tu contrincante
tampoco un contrario
es la suma de los dos
y la resta de ambos.
Contrincario despiadado
que llena más tumbas que
los malditos curas y benditos los sicarios:
tiempo.
Aunque saques ventaja
más pronto que tarde
siempre te alcanza.
La meta es el final
no te mates por terminar
que no hay dos vidas distintas
y ninguna muerte es del todo igual:
Tiempo.
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Tantos
Había tantos que era singular.
Tantos que aburría.
Eran menos de los que había.
Había tantos.
Colgados por los pies
vigilados
hastiados
del derecho y del revés.
Había tantos.
Esposados al azar
observados
marcados
viendo la vida pasar.
Había tantos.
Atrapados sin querer,
deseados,
apenados,
¿buscando el placer?
Había tantos que era singular.
Tantos que aburría.
Eran más de los que había.
Y si este es el cuento de nunca acabar,
¿para qué empezar?
Maniquíes.
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Parroquia
De Faustino dicen que siempre quiso tener hijos, pero ella se cansó de esperar que se equivocara de pistilo y acertara el tino. Ahora traga lo que le echen en el vaso, vino, a poder ser, y habla con cualquiera que le haga un poco de caso. Y que le deje beber. Manuela la florista abre el negocio cuando puede, antes de que se le haga tarde. Menos a Luis que lo considera un poco traidor y algo cobarde, al resto nos regala sonrisas y ramos marchitos a cambio de escuchar sus verdades a gritos. Ginés, el de Manuela, fue profesor de piano hasta que una aciaga noche, sereno, se le fue la mano. Desde entonces duerme en casa de Pedro, un jardinero al que llama «hermano», aunque todos sabemos que es su amante, de esos que solo aman durante el durante. De Damián apenas sí conocemos su nombre, pero nadie se atreve a preguntarle de dónde viene, infunde respeto el hombre. Dice querer a dos hembras, Marihuana y Adormidera, a quienes atiende a diario para no tener rendir cuentas. Ni a la segunda ni mucho menos a la primera. Luis es raro como un jazmín negro. Es el único que paga a diario y casi nunca blasfema. A veces reparte tomates maduros que cultiva en su huerto, por eso a Ginés le gustaría verlo bien muerto. Angélica es, o era, nuestra gata nocturna, «la Claveles», insigne y respetable cabaretera. Algo arisca, como buen gato, cumple años cada dos y lo celebra cada cuatro. De ropa va siempre ligera y aunque nunca ha pisado un escenario, sueña con ser actriz, pero actriz de teatro.
Estos son mis tiestos, los que riego a diario desde la barra de mi bar: Altivos y Modestos. El resto van y vienen, vienen y van, y aunque su dinero vale lo mismo, no es lo mismo lo que me dan. Todos ellos conforman mi parroquia aconfesional, donde nadie es juzgado, ni bien ni mal, y nunca les falta su medicina como en el mejor hospital.
Aquí están todas, sobre mis taburetes sentadas.
Aquí están todas, adorables ovejas descarriadas.
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