Dice Octavio Paz que la poesía es el vértigo de los cuerpos y el vértigo de la dicha y el vértigo de la muerte; el amor a lo nunca visto, a lo nunca oído y a lo nunca dicho; idea palpable entre lo que es y lo que no es; un género literario que siembra palabras en los ojos. Así es la poesía de Coral Bracho (1951), flamante y merecida ganadora del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, sin duda ya uno de los galardones más importantes a nivel mundial, que premia a autores de lenguas catalana, española, francesa, italiana, portuguesa, rumana y gallega. A lo largo de obras como Peces de piel fugaz, El ser que va a morir, Jardín del mar, Huellas de luz, Cuarto de hotel o Debe ser un malentendido, la poeta chilanga ha trazado caminos penetrando en problemas vitales que nos acercan a la realidad de una manera nueva, sorprendente, deslumbrante, intensa y vital. Para la propia Coral, la poesía es un medio de acercarnos a nuestra realidad emotiva, a la realidad del mundo. «Si la gente pudiera acercarse realmente a lo que es la poesía, tendría momentos de deslumbramiento y aprendería cosas que no se perciben desde otros ángulos», ha dicho. Definida como “una «destacada figura de una genealogía poética neobarroca”, la poesía de Bracho, asentó el jurado que acaba de premiarla, se pregunta por las maneras en que el mundo se descubre y nombra, provocando una inteligencia sensible por parte de la instancia lectora, lo que convierte el trabajo poético de esta autora en un archivo de experiencias vitales, donde se piensa el olvido, la enfermedad, el dolor y la muerte. «Bracho no mira, sino que se pone a la escucha de las fuerzas vitales que están alrededor de ella» y que interrumpen el vacío de la nada, respondiendo con pasión poética, con poesía, tanto al ser que va a morir como al propio tiempo, que en cada poema se dilata y hace que la vida sea vivible.
CÓDICES PREHISPÁNICOS
No debe haber más de 550 a 600 códices prehispánicos en todo el mundo, repartidos entre México, España, Francia, Italia, Austria y vaya usted a saber dónde más, pues hay una buena cantidad de cuyo paradero no se tiene noticia. Y resulta que hace unos días ha llegado a manos de Baltazar Brito, director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia de México (BNAH), un magnífico ejemplar del cual no se tenía noticia hasta el momento, y que proviene originalmente de la zona de Iztapalapa y abarca del año 1324 al 1611. Se trata de un biombo en papel amate que mide cerca de seis metros de longitud y que, a diferencia del Códice Boturini, de similares características, tiene color. La pieza permanece, por ahora, en la bóveda del Museo Nacional de Antropología, donde se le están practicando análisis biológicos, químicos y fotográficos para obtener mayor información y se explora su posible adquisición, que le convertiría en el tercer códice prehispánico de la BNAH, junto a los códices Colombino y Maya, a los que hay que sumar otros cien códices virreinales y 98 copias históricas. En este momento, hay todo un movimiento en torno a los códices prehispánicos que pretende que los que están fuera de México sean devueltos a la tierra que los vio nacer, e incluso algunos pueblos indígenas están solicitando al gobierno mexicano que les ayude a buscar la repatriación de algunas piezas, como ha ocurrido recientemente con la comunidad de Coixtlahuaca, que busca recuperar su códice, resguardado en Estados Unidos. ¿Tendrán suerte? En opinión del director de la BNAH —una biblioteca fundada 1888 que no sólo resguarda códices, sino más de 600 mil libros y 69 colecciones, una hemeroteca histórica y fototeca, un fondo conventual con 25 mil libros y ocho incunables y documentación del segundo Imperio de Maximiliano, de José María Morelos y Pavón, una copia del testamento de Alonso Bejarano (informante de Bernardino de Sahagún) y el documento La Obediencia, considerado la fe de bautizo de la evangelización en América, que próximamente buscará su nominación como Memoria del Mundo— todos los códices prehispánicos deberían estar en México. Yo creo que, sin ir tan lejos, al menos sería bueno tener constancia de dónde se encuentran para su estudio y apreciación.
MUJERES AL PODER
México va a tener una presidenta de la República. Sí o sí. Las dos candidatas con más fuelle, y las únicas con posibilidades, son ellas. Ni y@ ni él; ni elles ni todes ni tutú. Serán, o bien Claudia Sheinbaum, candidata oficial del lópezobradorismo, o Xóchitl Gálvez, su firme opositora. En cualquier caso, mujeres al máximo poder.
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