Si hay una editorial de poesía que merece el título de resistente esa es La Bella Varsovia. Contra viento y marea, papás de la vieja escuela y poetas sobre montañas de caspa, se ha ido alzando la editora Elena Medel como una hormiguita y ha construido el que para mí es el mejor catálogo de referencia de la última poesía española. Una editorial de poesía alzada a pulso y financiada con una economía de guerrilla durante los peores años de la crisis del libro. Se dice pronto. Pues de entre las joyas que le agradezco haber descubierto a La Bella Varsovia, ninguna como Berta García Faet. Hace un par de años cayó en mis manos por puro accidente La edad de merecer y tardé un par de horas en cerrar la boca. Sigo creyendo hoy que es un libro poderoso al que el paso de los años incluirá en el canon, un libro cargado de amor, energía y elocuencia en un tiempo de balbuceo y pose, y sobre todo un libro de una exposición brutal.
La verdadera poesía se mide por la precisión. Pero la precisión es a veces un arma de doble filo. Los poetas precisos son poetas-hueso, rijosos, y generalmente no muy simpáticos, aunque casi siempre sabios. Los poetas verbosos, más simpáticos, más vitalistas —pero más mentirosos también— tienen una diabólica peculiaridad: les cuesta mucho renunciar a un buen verso solo porque tenga el pequeño defecto de ser falso. García Faet es, en ese sentido, una especie de cuadratura del círculo: tiene una verbosidad natural, casi narrativa a ratos, pero es imposible no sentir que el impulso “poético” que la lleva a poner en negro sobre blanco su experiencia tiene más de compromiso con la verdad que con la “literatura”. Me parece también que ése es un rasgo bastante extraordinario, más difícil de ver que un lince ibérico apareándose, y que García Faet lo comparte con otras compañeras de armas y primeras filas mundiales como Sharon Olds o Anne Carson, por nombrar solo dos poetas que me recuerdan a ella en algún punto.
En este libro se recogen los cuatro primeros libros de la autora: Manojo de abominaciones (2008), Night club para alumnas aplicadas (2009), Introducción a todo (2011) y Fresa y herida (2011) de los cuales los dos segundos son de una calidad superior a los primeros. El primero sobre todo tiene un valor testimonial, como de “cachorro de león”, para determinar a qué se parecen los primeros versos de alguien que va a convertirse en una fantástica poeta, pero a partir del segundo libro se pueden encontrar poemas de plenitud de talento. Los lugares en los que resbala hacia espacios más obvios se corresponden —me parece— con espacios de construcción personal en los que la propia autora tal vez no sabía muy bien en qué tipo de mujer deseaba convertirse, o bailaba —como describe en su prólogo— en un “self-fashoneo alternativo y sistemático entre femme fatale y heroína romántica», pero se trata de algo ciertamente perdonable si se piensa la edad a la que se escribieron algunos de ellos. Sea como sea, este Corazón tradicionalista, como toda la poesía de García Faet, ha llegado para quedarse.
El gran tema de García Faet es el enamoramiento y todas sus periferias: desenamoramiento, conciencia en el show de la seducción, lógica y des-lógica del encuentro, sexo carnívoro, descubrimiento del yo a través de la nostalgia del amado… Pero lo que vuelve memorable su aproximación a este tema más antiguo que la letra A es no solo una gran variedad de recursos retóricos puestos al servicio de la naturalidad del tono (nada más artificial que ser sencillo) sino también —repito— su exposición personal, su “honestidad”, ay, esa palabra complicada. García Faet no es honesta (como tantos otros compañeros de letras) porque cuente cosas muy terribles de sí misma, que en absoluto, sino porque lo hace desde una perspectiva tremendamente perspicaz y sin embargo anti-irónica, de nuevo el lince ibérico. Me ha costado entender que esa era la cualidad más rara de la autora, pero ahora que lo he descubierto toda su poesía me parece iluminada, como el día que descubrimos de niños que nuestra madre era guapa y nuestro tío Federico un pesado olímpico. En España suelen confundirse inteligencia e ironía, un error que nos convierte culturalmente en un país paleto, introspectivo y propenso a la coz, donde se aplaude la bofetada y se toma por cobardía lo que en realidad constituye la mayor prueba de valor: el reconocimiento abierto de los defectos. Los poemas de García Faet son todo lo contrario de esa actitud: extrovertidos, incisivos, anti-irónicos, frontales, lo más parecido —perdón por la argentinada— a una terapia bien hecha. Que nos dure muchos años.
—————————————
Autor: Berta García Faet. Título: Corazon tradicionalista. Editorial: La Bella Varsovia. Venta: Amazon y Fnac
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: