Enciendo la televisión y ahí están. Es la típica urbanización estadounidense y tres chicas jóvenes, muy blancas, vuelven a casa. Una de ellas es una rubísima Jamie Lee Curtis (1958). Sostienen carpetas en los brazos, bromean y se meten con Jamie por no salir de noche. Pero el caso es que el personaje de la galardonada actriz tiene una buena razón para no hacerlo: ha visto algo detrás de un seto. O a alguien, mejor dicho. Es la inexpresiva máscara de Michael Myers, el escalofriante asesino que… un momento, esta película ya me la sé, ¿no? Porque lo cierto es que el esquema de Halloween (1978) no es muy distinto del de Viernes 13 (1980), Pesadilla en Elm Street (1984), la más actual Scream (2006) o tantos y tantos otros slashers. Pero ¿se puede reinventar un género caracterizado por la carnicería, la hipersexualización y la venganza? ¿Es posible darle empaque a lo exploitation?
Porque Jade Daniels no es una adolescente común: nuestro personaje principal es una india mestiza que vive en un pueblecito de Idaho y que siempre se ha sentido rechazada y distinta a los demás, con un padre alcohólico y desastroso, una madre ausente y un entorno social que parece haberla dado por perdida. Su refugio serán Chucky, Freddy Krueger, Ghostface y compañía… y a ellos —y a sus machetes, cuchillos de cocina y guanteletes— se encomendará con devoción, reproduciendo de memoria los diálogos de cada película, estableciendo paralelismos con la realidad e incluso dedicándole sesudas redacciones al respecto a su profesor de historia. Jones construye con gran acierto a un personaje rabiosamente humano a partir de sus gustos, su estética, su actitud contestataria y su visión de la realidad, a menudo más idealista e inocente de lo que la propia Jade estaría dispuesta a admitir.
Con Mi corazón es una motosierra, Jones —profesor universitario, escritor múltiples veces galardonado y nativo de la tribu Pie Negro él mismo— no solo rinde tributo personal a un género que se nota domina y le apasiona, sino que enhebra un relato que combate los prejuicios sociales más rancios relacionados con el slasher: la venganza como único camino, el castigo de los adolescentes fiesteros y salidos, o la pavisosa pureza de lo que se conoce como «chica final» en el cine slasher —sí, esa que se pasa media película huyendo de las perrerías del serial killer de turno y que, gracias a su mezcla de… ¿suerte? y puede que determinación, es la única que sobrevive.
La verdadera fuerza del libro reside en Jade —que no tiene pelos en la lengua y vive esperando que, además de en su siniestro padre, su «herencia india» se manifieste también en ella— y en su carácter antitético respecto del concepto de chica final. Porque cuando los cuerpos empiecen a apilarse en la morgue, nuestra protagonista se verá obligada a enfrentar sus traumas y deconstruir las pocas certezas que le quedaban. Y es que no es arriesgado sostener que la novela capta con tino la angustia, el miedo y las sensaciones encontradas que caracterizan a la adolescencia. Pero no solo eso: también sirve como denuncia contra la gentrificación y el turismo de lujo, ajusta cuentas con la sangrienta historia de Estados Unidos, en mayúsculas, y con el tratamiento que ha venido dando a minorías como la de los nativos norteamericanos.
El estilo de Jones es intenso, rico en matices ingeniosos y descripciones envolventes; un vendaval narrativo que absorberá al lector hasta que haya pasado los más de cuatro centenares de páginas que tiene por delante. De este delicioso crimen es cooperador necesario Manuel de los Reyes, cuya brillante —e imagino que nada sencilla— traducción al castellano refleja fielmente la naturalidad de cada diálogo y cada escena entre Jade, la perfecta Letha Mondragon, el profesor Holmes o el sheriff Hardy.
Sumémosle otra gloriosa ilustración de cubierta de Rafael Martín Coronel, la promesa de nuevo maná futuro —puesto que estamos ante la primera parte de una trilogía cuyo segundo y tercer título están aún por publicar en nuestro idioma— y un anexo con un completísimo listado de títulos para adeptos a la sección de culto del videoclub, y tendremos uno de los títulos más relevantes para la literatura de género que se han publicado en España en 2023: Mi corazón es una motosierra, de Stephen Graham Jones. Porque todo el mundo sabe que encender una motosierra es sinónimo de cosas divertidas. Palabrita de Leatherface —y de sus masacrados amigos texanos.
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Autor: Stephen Graham Jones. Título: Mi corazón es una motosierra. Traductor: Manuel de los Reyes. Editorial: La biblioteca de Cárfax. Venta: Todostuslibros.
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