El ya difunto Thomas Howing, que dirigió el Metropolitan en los años sesenta y setenta, y su rival J. Carter Brown, director de la National Gallery en Washington DC, creían que democratizar el arte significaba conseguir que a todo el mundo les gustaran las cosas que les gustaban a ellos. Significaba hacer saber a todo el mundo que allí, en sus museos, estaba lo bueno, lo importante, lo coronado por un aura mística.
David Byrne en Cómo funciona la música (Reservoir books, 2014)
Los directores de museos de los que habla el que fuera líder de Talking Heads no están solos, forman parte de un grupo selecto de seres humanos que se considera nacido para etiquetar la cultura y hacerla digerible al resto de congéneres. Como si los demás fuéramos de una raza inferior y necesitáramos que alguien nos explique qué es bueno y qué es malo.
Según el autor, la música que hasta entonces se consideraba popular pasó a convertirse en algo «clásico» a principios del siglo XX. Una elite decidió que el ambiente festivo de los grandes auditorios debía morir y dar paso al silencio, al ruido de la marabunta le sucedió el sonido de las joyas al agitarse, que diría Lennon. Ese cambio hizo que variara el modo de interpretar las obras de los autores anteriores para adaptarlas a su nuevo y selecto público. Así, las piezas compuestas por Mozart, Bach o Beethoven variaron su dinámica interpretativa para integrarse en los nuevos auditorios.
La música que no encajaba en ese esquema elitista pasó a formar parte de géneros considerados menores por los amigos de las etiquetas. La intención original de lo compuesto con anterioridad se pervirtió para que el 1% dominante hiciera piña y marcara diferencias con el populacho. De eso van las etiquetas.
Ese mito de la alta y la baja cultura se ha extendido tanto que hemos llegado a creérnoslo. Pensamos que para ser cultos tenemos que sincronizar nuestros gustos con el criterio de quienes prescriben música, literatura, cine, pintura, etc. Al borreguismo de opinar lo mismo que el crítico de moda le llamamos ser culto, cuando lo único que demuestra ese seguidismo es nuestra falta de criterio.
Byrne propone arreglar este problema a través de la educación. Cree el autor, y a mí me ha convencido, que llevar la creatividad a las aulas es el único modo de conseguir una sociedad realmente culta. Es obvio que todos no somos capaces de crear novelas de éxito, poesías inmortales o melodías memorables, pero si entendemos cómo funciona el proceso creativo tendremos un criterio propio que nos salvará del borreguismo y sus etiquetas.
-
Emma Cohen, una clásica de la heterodoxia española de su tiempo
Emma Cohen ya era una auténtica clásica de la heterodoxia española. Pero yo la admiraba desde que la vi incorporando a una hippie en El hombre que se quiso matar (Rafael Gil, 1970). Ése era su prototipo en los comienzos de su filmografía, el de la hippie de los repartos del cine comercial. Su actividad teatral, donde al parecer dio lo mejor de su actividad profesional, ya discurría por personajes de enjundia. Destacada columnista en El Mundo finisecular, yo la llamaba siempre que podía para los entrecomillados de mis artículos —preguntarle la opinión sobre los temas que fueran menester— y…
-
3 poemas de Antes de que Google nos alcance, de Julián Quirós
En este poemario la tiranía tecnológica surge como un apocalipsis aséptico y aparentemente mecánico, indoloro, contra la memoria compartida de varias generaciones que aceptan impasibles el borrado de sus experiencias a modo de derrota vivencial. Un poemario, pues, sobre el choque de dos cosmovisiones contrapuestas: la anterior y la posterior a la explosión digital. En Zenda reproducimos tres poemas de Antes de que Google nos alcance (Reino de Cordelia), de Julián Quirós. *** Ellos escribirán el inventario TODO lo que sabíamos lo vamos extrañando, aquello que éramos ya ni es lo que fuimos, han desmemoriado los lazos tejidos y sus restos…
-
Zenda recomienda: Amarilla, de R. F. Kuang
La editorial apunta, a propósito del libro: «Era de suponer que las autoras June Hayward y Athena Liu iban a alcanzar juntas el estrellato: ambas se graduaron a la vez en Yale y publicaron su primer libro el mismo año. Pero, pasado el tiempo, Athena ha triunfado en varios géneros literarios y June no ha conocido aún las mieles del éxito. Así que cuando June es testigo de la muerte de Athena en un horrible accidente, actúa de forma impulsiva: roba la obra maestra que Athena acababa de terminar, una novela sobre las contribuciones de los trabajadores chinos tanto en…
-
Ahora que lo pienso, de Gilbert K. Chesterton
Inédito hasta la fecha entre nosotros, este libro, publicado originalmente en 1930, contiene algunos ensayos breves y artículos que demuestran la curiosidad con la que Chesterton observó siempre el mundo. Los textos, originales, pelones y buenhumorados, son una muestra perfecta del trabajo del inglés. En Zenda ofrecemos una de las piezas de Ahora que lo pienso (Espuela de Plata), de G.K. Chesterton. *** Del ensayo Convendría tal vez aclarar que no todos los ensayistas me parecen malvados. Yo mismo he sido ensayista, o lo he intentado, o lo he fingido. Tampoco me disgustan en absoluto los ensayos. Tal vez mi…
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: