A pesar de que el primer poema de amor reconocido data del año 2000 a.C., La Canción de Amor para Shu-Sin, hallado en una tableta cuneiforme que actualmente se conserva en el Museo de Estambul, fue El cantar de los cantares (VI y III a.C.) el que consiguió hacerse viral y mantenerse en la literatura universal como precursor de la tradición amorosa escrita. La poesía, ese territorio acotado donde se vierten todos los males que martirizan y asombran al ser humano, sigue teniendo como trending topic el Amor o, mejor dicho, los signa amoris que provocan en el poeta un deseo irrefrenable de cantar al mundo sus pasiones, sean altas o bajas. Platón, que tenía mucho ojo, bien se dio cuenta de que había encontrado un filón temático en su famoso El Banquete, donde se ofrece un abanico de posibilidades en el arte del amor capaz de abanicar a toda la humanidad. Mucho ha diluviado desde entonces y el pathos —amor pasional— sigue dando de qué hablar y mucho que leer. Prácticamente se podría decir que es indestructible, inagotable; es el sexto elemento, junto con el fuego, la tierra, el metal, la madera y el vacío que gobiernan el universo.
El poeta argentino Jorge Boccanera, que tiene a sus espaldas una carrera de fondo de miles de millas en el mundo de la poesía como autor, lector y crítico literario, no se ha limitado a hacer una de tantas antologías de poemas de amor que circulan a lo ancho y largo del planeta, sino que ha dado un paso más en su deseo de averiguar y narrar la verdadera historia que dio lugar al poema de amor de un grupo selecto de poetas. Y como si se tratara de un investigador sentimental, ha ido recreando el modus operandi de una veintena de relaciones altamente pasionales entre los poetas iberoamericanos más destacados de principios del siglo XX. A través de documentos, fotografías y entrevistas con los protagonistas o sus familiares ha ido armando la cartografía del poema amoroso, historias que denotan el alto grado de limerencia de los amantes: relaciones tortuosas, asfixiantes, dependientes, peligrosas, eróticas, platónicas, todas ellas con un punto de catarsis psicoanalítica. Y, ¿qué es la poesía íntima amorosa sino el lugar donde desterrar a esos enredadores del corazón que sumen al poeta en un estado con una sintomatología pareja a la locura transitoria? Aristóteles estaría muy satisfecho al corroborar su teoría sobre los efectos secundarios perniciosos de enamorarse.
Si el Siglo de Oro fue el mejor periodo de desenfreno de la poesía amorosa, en el siglo XX volverán las oscuras golondrinas a posarse en los balcones poéticos. Y es que el cambio de número romano ya auguraba su porvenir con aspas de reactor bélico en una inauguración secular de guerras mundiales y civiles. Boccanera congrega a los Ariostos más icónicos, dolientes y beligerantes, de las principales ciudades culturales de Hispanoamérica en La pasión de los poetas no solo para elaborar una crónica sentimental, sino para dar testimonio cultural de una época marcada por la exaltación del espíritu poético. La poesía, nexo de unión entre escritores americanos y europeos, hermanó a los precursores de la nueva poesía latinoamericana —Neruda, Agustini, Mistral, Vallejo, Huidobro, Lugones, Gonzalo Rojas, Vilariño o Rokha— con los fundadores de la nueva Edad de Oro de la madre patria: la Generación del 27. Un mapa de los afectos sin fronteras con un propósito común; la recuperación de «lo barroco» gongorino como una cualidad innata del espíritu humano y el regreso a las tendencias posmodernistas. Boccanera, aparte de indagar en la pulsión del deseo de los poetas, reconstruye la escena del poema, nos adentra en la atmosfera cosmopolita, elegante e inquieta de tertulias literarias en cafés, viajes en transatlánticos y traza el itinerario frenético vital que caracterizó a los años veinte mientras al otro lado del mundo improvisaban el inútil oficio de matar. El amor, por otro lado, desencadena su propia guerra, se atrinchera en su devoción interna como un relicario alejado del devenir político del mundo, avivando el fuego remanente sobre los campos arrasados de los afectos, intentando recomponer lo que dio lugar a la batalla, relamiéndose, al fin y al cabo, en la herida y sus medallas.
De nada sirvió el Ars amatoria de Ovidio y su instrucción en las prácticas del amor a través de los siglos. En esto el hombre no tiene remedio, menos aún los poetas.
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Autor: Jorge Boccanera. Título: La pasión de los poetas. La historia tras el poema de amor. Editorial: JUS. Venta: Todostuslibros
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