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Crudeza, aforismos de Mario Pérez Antolín

Crudeza, aforismos de Mario Pérez Antolín

Mario Pérez Antolín ha actualizado la vejez en la frase corta de nuestras redes sociales y ha modernizado la lectura en el modelo de la concisión publicitaria. No hacen falta ya muchas páginas para decir lo importante. Más bien, lo importante, como se comprueba en la historia de las religiones, se concentra en una sentencia demoledora o incalculable.

«Por su escritura certera y por su amor al rigor de la escritura, […] en muchas ocasiones es muy sabio Pérez Antolín». (Vicente Verdú)

Zenda publica una selección de aforismos del libro Crudeza (ediciones Trea).

 

Quítale a un árbol las ramas, a un pájaro las alas, a una mano los dedos, a una estrella fugaz la estela, y tendrás un trozo de materia, compacto y uniforme, incapaz de entrelazarse con el aire.

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¿Desde qué piso te matas si te tiras para suicidarte? Debe de ser el sexto. De estas cosas hay que asegurarse: por debajo, quizá solo consigas heridas y magulladuras, y por encima, singularmente cuando eliges las azoteas, nadie te garantiza que no salgas volando en dirección al vacío que nos aplasta desde arriba.

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Hemos dejado de implicarnos en lo público por mostrarnos públicamente. De la lucha hombro con hombro a la exhibición pantalla con pantalla.

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Esta especie de poema sin rima ni versos ni poesía se lo dedico a todos aquellos que han visto al amor de su vida entre la multitud que sale del vagón del metro y, antes de perderlo de vista, consiguieron en tres largos segundos imaginar una vida juntos con sus viajes y sus fiestas y sus caricias y sus decepciones y sus crisis de pareja y sus reconciliaciones y hasta sus adioses más o menos definitivos. Para ellos, porque no necesitaron poner en práctica durante años lo que en un suspiro cabe.

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Mis días son cristales de sal común sobre una capa de hielo cada vez más fina.

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La lengua pegajosa y áspera de la vaca vieja lamiendo a un ternero que no es el suyo y que se resiste a mugir como un adulto. La lengua pequeña y tierna de un gatito recién nacido que busca los pezones de su madre porque no sabe que en media hora lo ahogarán con sus hermanos en el agua fría de un río sucio. Tu lengua, con textura de anguila y movilidad de reptil, dentro de mi boca. Ese trozo de carne fonética o erótica.

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Un pato de goma, un oso de peluche, una muñeca de trapo y un caballo de madera: presencias imperturbables que quieren ser alguien sin dejar de ser algo.

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Hojas lobuladas, que parecen de cuero, sobre briznas de hierba, que parecen, por el rocío, los filamentos de una pradera submarina, frente a cantos de granito, que parecen huevos de dinosaurio, en un valle, que parece una bañera inmensa, a los pies de una montaña, esta sí, incomparable a nada.

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Autor: Mario Pérez Antolín. Título: Crudeza. Editorial: Trea. Venta: Amazon 

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