Franco, haciéndose el tonto y alejado de los focos mediáticos, marcó con mano de hierro la vida de varias generaciones en España; desde los nacidos a finales del siglo XIX a quienes la guerra pilló un poco mayores, los combatientes que fueron los nacidos a principios del siglo XX y posteriormente todas las generaciones que vivieron en dictadura y a pesar de haber teñido de crueldad casi un siglo de historia en España se conocen poco sus atrocidades y en las familias, incluso en la Transición, por desgracia, se habló menos.
Franco para jóvenes es un libro para recordar, hablar, discutir, opinar, empollar, conocer y vivir, porque silenciando la memoria histórica solo se pueden repetir las barbaries del pasado.
Como dicen los autores, padre e hijo: “Las historias de las guerras y dictaduras las escriben los vencedores. Pero que hayan ganado no significa que tuvieran razón”. Sin embargo, el miedo fue la esencia de la larga dictadura, miedo a ser delatado, torturado, encarcelado, fusilado. El miedo se alió con el silencio y con ellos el olvido. Miles de palmeros y aduladores hicieron creer al Caudillo que su designio era divino.
Da igual que Franco fuera un niño maltratado, un ignorante, un militar mediocre y un asesino sanguinario; Franco impuso la política del miedo y el silencio. Tejero, el 23F de 1981, quiso rememorar la dictadura y da un golpe de estado: “quieto todo el mundo”, dijo empuñando su arma, pero por falta de apoyo no le salió bien.
Quien sí permaneció quieto fue el pueblo español, que tras el yugo del miedo instaura el silencio para reconstruir un país calcinado.
Con un lenguaje claro y sin demasiados datos históricos, en Franco para jóvenes se exponen los acontecimientos esenciales para comprender y recordar los años de la dictadura franquista.
En tiempos de guerra, la verdad es la primera víctima, pero todos sabemos que fueron el ejército y la iglesia los dos pilares esenciales del sostenimiento del régimen dictatorial, una para mantener la represión y la otra la bendición.
Masones perseguidos tras haber rechazado a Franco hasta en dos ocasiones para ingresar en alguna de sus órdenes, gitanos y judíos perseguidos por racismo, homosexuales, comunistas, maestros díscolos, mujeres retrocediendo en sus derechos día tras día, además de todos aquellos que estuvieran en contra del caudillo. Todos sirvieron para que Franco “trabajara” como fiel servidor en pro de la pureza del régimen y del movimiento. Un término curioso “el movimiento” en una España inmovilizada durante 40 años.
Ya en los años 60 la corrupción da paso a la construcción de vivienda, el turismo, la emigración. Esta inyección de capital trae prosperidad y más silencio. En el capítulo 15, los autores nos dejan una interesante reflexión sobre la relación del dictador con el medio ambiente.
En 1974 se crea la Unión Militar Democrática (UME) con apenas 200 miembros abogando por devolver al pueblo sus libertades; paralelamente el Cardenal Tarancón toma las riendas de la Iglesia española y se enfrenta al Régimen. Los dos pilares del franquismo se resquebrajan, ejército e iglesia.
La herencia de Franco para su familia fueron muchos millones de pesetas, además de palacios y fincas. Para los españoles fueron la rebelión militar contra la Segunda República, los crímenes de guerra, asesinatos en masa, violencia sexual, esclavitud, hambruna y desnutrición durante 30 años, secuestro de 30.000 bebés, dividir a los españoles, promover la corrupción y eliminar todos los derechos a la información y libre expresión. La herencia continuó con el miedo que quedó dentro de las personas.
Como escribió Ángel González en su poema “Interpretación pesimista”: “Nada es lo mismo, nada permanece./ Menos la Historia y la morcilla de mi tierra:/se hacen las dos con sangre, se repiten”.
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Autores: José A. Martínez Soler y Erik Martínez Westley. Título: Franco para jóvenes. Editorial: Catarata. Venta: Todostuslibros.
Buena reflexión.
¡Cojonuda!
Ahí va otra:
“La mentira es un arma revolucionaria”