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Cuatro nouvelles para una metafísica

Cuatro nouvelles para una metafísica

Pienso en una célebre foto de William H. Gass, vuelto de espaldas en su biblioteca, a punto de subirse sobre las puntillas, alargando su mano para poner o sacar un libro del estante. Se dejan leer algunos nombres: Robert Frost, William Gaddis o Dashiell Hammett. Todos ellos conocidos y divulgados en nuestro país. Sin embargo, la fortuna editorial de Gass se ha hecho esperar, y no ha sido hasta fechas muy recientes que por fin nos visita. Este acontecimiento debe agradecerse a la editorial La Navaja Suiza y a su —maravilloso— traductor, Ce Santiago. Por señalar únicamente la narrativa, el lector ya puede acercarse a La suerte de Omensetter, En el Corazón del Corazón del País o a los cuatro cuentos que componen Sonata cartesiana y otros relatos. Además, La Navaja Suiza ha anunciado que el próximo curso tendremos en librerías El túnel, su magnum opus que condensa 26 años de trabajo.

"Finaliza este libro con dos capítulos diseñados para poner en valor la evaluación y la retroalimentación"

Pero, ¿qué nos encontramos en esta Sonata cartesiana y otros relatos? Con algo más de 350 páginas y cuatro textos, creo que podemos hablar acertadamente de nouvelles. La lectura como irradiadora de sentido, lo grotesco, la ficcionalización explícita, el origen en núcleos simbólicos o, en especial, un realismo antirrealista son características que comparten las cuatro. En la pieza inaugural, «Emma entra en una frase de Elizabeth Bishop», enfrentamos a la malhadada y solterona Emma Bishop, quien construye con su narración unas vidas paralelas, al más puro estilo Plutarco, entre ella y sus dos poetas favoritas, Marianne Moore y Elizabeth Bishop. La ambientación gótica resulta constante —hasta el asesinato—, acompañada de una decrepitud material y humana. «Tan solo yo sé cuán gloriosa la mugre es», afirma Emma, que se halla de continuo bajo una escrutadora male gaze (en feliz expresión de Laura Mulvey) que la objetiva como mujer castrada y, a causa de sus padres, cada vez más empequeñecida física y psicológicamente: ¿cómo si no tomar acomodo en esa frase de Elizabeth Bishop, como salvación poética?

"Indagar en una vida, escarbar en los resquicios de su interioridad, supone, al mismo tiempo, preguntar por su lenguaje. Gass riega los conceptos y aguarda su floración, la escribe"

«El maestro de las venganzas secretas» se titula la segunda historia. En ella, descubrimos a Luther Penner, cuya capacidad para ver el alma de los demás se muestra desde joven. Pese a su talante difícil de digerir, logra formar un grupo de seguidores, «levantando una teología basada en la idea de venganza». Este mesianismo del daño parte de la creencia de que la redención se consigue a través de la imposición precisa del dolor; el laboratorio moral de Luther (nomen est omen), con sus cuentas, sus sumas y restas, no sopesa los efectos de venganza, el posible bumerán del daño. El tercer relato, «Bed & Breakfast», gira alrededor del contable Walter Riff. En uno de sus viajes, se mete de lleno en un teatro de objetos al pasar la noche en el tipo de posada que recoge el título. Como ídolos, las cosas que allí se encuentran demandan amor, no pudiendo ser aprehendidas por entero, impermeables. Gass nos enclaustra en un pequeño cosmos de materiales libidinales. ¿Cómo abandonar ese lugar y despedirse de la vitalidad de sus objetos? En el bed and breakfast, los ojos de Walter Riff, como los del escritor, degluten con la mirada. En el último texto, «Sonata cartesiana», conocemos a Ella Bend Hess, marcada por el don de la clarividencia. No obstante, en esta pieza cada sujeto (el escritor —o demiurgo—, la mente —o Ella— y la materia —su marido—) es una simbolización que debe leerse a la luz de la tríada esbozada por Descartes en las Meditaciones: Dios, la res cogitans y la res extensa (estos tres polos, en realidad, también iluminan las historias anteriores). ¿Hay alguna oportunidad para la reconciliación? ¿Cómo salvar el matrimonio si el cuerpo para el alma es una cárcel? Tal vez, al fin y al cabo, el mundo no esté bien calibrado.

Las cuatro nouvelles, con su estructura de epopeya, se abren presentando directamente al personaje principal por su nombre, y así lo hemos anotado, pero quizá haya un despiste en este movimiento; al entregar un señuelo, se difumina el verdadero protagonista: un lenguaje intrincado, multicapa, un material más valioso que la propia construcción, un protagonista que, como en «La carta robada» de Poe, se oculta poniéndose a la vista. Trata de darnos gato por liebre. Indagar en una vida, escarbar en los resquicios de su interioridad, supone, al mismo tiempo, preguntar por su lenguaje. Gass riega los conceptos y aguarda su floración, la escribe. Así, está haciendo metafísica.

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Autor: William H. Gass. Título: Sonata cartesiana y otros relatos. Traductor: Ce Santiago. Editorial: La Navaja Suiza. Venta: Todos tus libros.

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