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Darle notas a la vida

Darle notas a la vida

“No soporto a los actores, son infantiles, egocéntricos y muy pesados. Ahora entiendo por qué los directores odian a los actores”. Esto me confesaba una actriz mientras vaciaba, una tras otra, copas de vino. Su experiencia dirigiendo una obra de teatro le había revelado la agotadora realidad de dirigir

La primera vez que diriges una obra de teatro crees que eres libre para ordenarle al universo, a los actores, y al equipo técnico y de producción lo que tú desees. Ellos cumplirán tus órdenes y convertirán tu sueño en realidad. Pero cuando las cosas se empiezan a materializar nada es exactamente como tú pensabas. Las escenas no te producen la sensación que tú esperabas, el vestuario hace tropezar a las actrices y el cartón del decorado es visible desde la fila siete. ¿Qué ha pasado con mi sueño? ¿Por qué la realidad no obedece mis órdenes? ¿Quién ha dejado una lata de Coca-Cola en medio del palacio de Edipo?

Poco a poco vas comprendiendo que dirigir es pactar con la vida. Las cosas no van a ser exactamente como tú las imaginaste, pero el resultado puede ser mejor de lo que todos esperaban, incluido tú mismo.

"Cualquiera que haya estado en el ensayo general el día antes del estreno sabe que hay un momento en el que todo parece imposible"

Los malos directores creen que el problema está fuera, en el elenco, las productoras, el equipo técnico, el público. Los buenos directores saben que para que cambie lo de fuera hay que cambiar lo de dentro. Para que tus obras crezcan, tienes que crecer somo director.

Este libro está compuesto de 130 lecciones breves y directas para evolucionar como director. Una estructura perfecta para usarlo cuando llegas a casa después de un ensayo, con ganas de matar a los actores, disparar al productor y pegarle fuego al teatro. En lugar de dar rienda suelta a tu violencia puedes abrir el libro y buscar algo de sabiduría para el siguiente ensayo.

Da por hecho que todo el mundo se halla en un estado permanente de terror catatónico. Esto te ayudará a alcanzar ese estado imposible de infinita paciencia y benevolencia que los actores y los demás esperan de ti

Cualquiera que haya estado en el ensayo general el día antes del estreno sabe que hay un momento en el que todo parece imposible: la escenografía no cabe en el escenario, han retrasado el avión en el que llegaba la protagonista y han programado un infantil media hora antes de tu estreno. Todo el mundo da vueltas por el teatro intentando encontrar su vestuario o su sentido común. En ese momento hay que respirar hondo y aplicar el consejo 24: “No te agobies. No se va a morir nadie si las cosas salen mal”.

No cambies el texto del autor. Si te das cuenta de que continuamente tienes ganas de hacer cambios en el libreto, tal vez deberías considerar la posibilidad de dejar la dirección y dedicarte a escribir”

A este se une el consejo 1, que dice “lee la obra”, y el consejo 2, que dice “léela otra vez”. De mi cosecha añado: lee las acotaciones, atentamente, sobre todo las acotaciones que no entiendes. El significado, el sentido, el ritmo te lo dan las acotaciones, especialmente en las obras que juegan con el subtexto.

“Toma decisiones”

"Recordemos que la sinceridad no es un valor absoluto, es algo subjetivo y delicado"

Dirigir es decidir, tomar un camino aunque no tienes todas las respuestas, y seguir adelante a pesar de las sensaciones desagradables en el estómago y el insomnio a las cinco de la mañana. Si tomando esas decisiones lo estás pasando muy mal, aplica el consejo 27:

“No eres el centro. Hazte estas preguntas: ¿qué puedo aportar yo a esta obra? ¿Qué derecho tengo a quedarme con el tiempo y el dinero del público? ¿Qué le estoy dando a este público para que lo que han invertido en esta función les salga a cuenta?”

¡Qué maravilla de preguntas! ¿Os imagináis a la gente que se dedica a las “artes vivas” haciéndose estas preguntas?

“No creas que nadie está dispuesto a aceptar la cruda realidad, aunque te pida que se la digas. Contrarresta las malas noticias con el triple de buenas noticias, pero déjales siempre con buen sabor de boca”

Recordemos que la sinceridad no es un valor absoluto, es algo subjetivo y delicado. La “verdad” no es más que “tu verdad”, y muchas veces toma la forma de un puñetazo que quizá quien tienes enfrente no está preparado para recibir.

Si eres capaz de aplicar estos ciento treinta consejos vas a hacer una gran dirección. Si no lo consigues no pasa nada.

“No se puede tener todo. Si consigues llevar al escenario un sesenta por siento de lo que habías visto en tu cabeza, puedes estar contento”

Una joya de libro que despierta las ganas de volver a entrar en el siempre cambiante laberinto de la dirección.

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Autor: Frank Hauser y Russell Reich. Título: Notas de dirección: 130 lecciones desde la silla del director. Editorial: Alba. Venta: Todostuslibros.

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