Se define a sí mismo como un experto en el arte de la fuga. «Me gusta salir por donde no se me espera», dice David Trueba para explicar su debut en la novela juvenil, El río baja sucio, una historia de iniciación que habla de amistad y de la naturaleza pero también de frustración y de falta de oportunidades.
«El gran peligro de esta sociedad y que los gobernantes no quieren ver es la frustración, porque si frustras las expectativas de los ciudadanos estás generando violencia», ha asegurado hoy miércoles el escritor y cineasta en un encuentro con periodistas.
Después de cerrar un ciclo con la novela Tierra de campos, Trueba sintió la curiosidad de asomarse al modo de ver la vida con 14 años, una etapa trascendente en la que se forjan los ideales y el carácter. «Nosotros lo tuvimos más fácil», sostiene, «con menos elementos de distracción y valores más claros. Ahora los jóvenes se enfrentan a una confusión absoluta».
La novela, que edita Siruela en su colección Las Tres Edades —para lectores de 8 a 88 años— presenta a dos amigos adolescentes, Tom y Martín, que pasan sus días de vacaciones en la sierra madrileña, como han hecho siempre desde niños, solo que esta vez será diferente porque quizás sean sus últimas vacaciones juntos y por la aparición de Ros, un expresidiario a quien visitan a escondidas.
El río sucio al que se refiere el título puede entenderse como una metáfora de la sociedad de consumo e hipertecnologizada. «No puedes vivir ajena a ella pero al mismo tiempo buscas sentirte limpio», reflexiona. En esa búsqueda emerge el redescubrimiento de la naturaleza de la que ahora muchos jóvenes comienzan a hacer bandera. «Los chicos necesitan reconciliarse con la naturaleza y sus ciclos porque ahí están las respuestas. El resto es angustia existencial», dice el autor de Saber perder (2008).
El escritor considera que, llevada a un extremo, la frustración puede conducir a la autolesión y pone como ejemplos el Brexit o la elección de un presidente como Donald Trump, reacciones colectivas que equipara a lo que denomina «el síndrome del escorpión», una leyenda urbana según la cual este arácnido se clava el aguijón a sí mismo cuando se ve rodeado por el fuego.
El escritor y ganador de tres Goya por Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013) cree que las novelas tienen que empaparse del momento en el que surgen. Por eso en El río baja sucio también hay alcaldes corruptos, influencers y periodistas que lanzan preguntas y no escuchan las respuestas. «Para mí el reto de una novela es sobre todo el esfuerzo de enfrentarme a mis propios prejuicios», afirma. «Escribir es volver una y otra vez a la página en blanco, y conviene hacerlo si no quieres que vivir se convierta en una inercia».
Además del lanzamiento de esta sexta novela, David Trueba está inmerso en el montaje de su octavo largometraje de ficción, una comedia titulada Al otro lado del mundo, protagonizada por Vito Sanz y que previsiblemente verá la luz el año que viene.
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