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De bulas, poder, dineros y pecados

De bulas, poder, dineros y pecados

Existen personajes que, al desempeñar un papel destacado en la historia, son juzgados de manera implacable en comparación con otros protagonistas de la historia que ocuparon, en épocas similares y con comportamientos idénticos, pero que no son percibidos de la misma manera. Quizás uno de esos personajes “malditos”, que adquirieron una mala fama debido a sus acciones y a la multitud de maledicencias, difamaciones y calumnias que circularon sobre su vida, podría ser el valenciano Roderic de Borja i Borja. Al establecerse en Roma, italianizó su nombre y pasó a ser conocido como Rodrigo de Borgia (1431-1503). Ocupó diversos cargos, incluyendo los de obispo y arzobispo de Valencia, cardenal, vicecanciller de la Iglesia y papa, desde 1492 hasta 1503, bajo el nombre de Alejandro VI. Rodrigo de Borgia fue el segundo de los tres papas que dio la familia Borgia. Sin embargo, a todos los efectos, se le considera el fundador de una saga familiar donde prevalecieron, sobre todas las cosas, sus intereses personales, lo que le llevó a vivir una existencia disoluta, depravada y delictiva.

"Corella, conocido y temido por el nombre de don Micheletto, fue capitán de la guardia albanesa al servicio del papa Alejandro VI"

El periodista y autor Juanjo Braulio (Valencia, 1972) emprende una labor compleja al escribir su libro titulado En el nombre del poder. Novela de los Borgia (I), donde describe y analiza de manera pormenorizada la vida de la familia Borja entre los años de 1467 y 1498. Para lograrlo, utiliza como narrador en primera persona al hombre de confianza encargado de asuntos “viles, inmorales e ilegales”, primero del papa Alejando VI y después de su hijo César Borgia. Miguel de Corella, que así se llama el narrador, se autodefine como “poeta y asesino; desde el mismo momento de su nacimiento se convirtió en verdugo, puesto que su madre perdió la vida por alumbrar la suya. Corella, conocido y temido por el nombre de don Micheletto, fue capitán de la guardia albanesa al servicio del papa Alejandro VI. Lo que pocos conocían era que el famoso veneno asesino que elaboraban los Borgia, utilizado para eliminar a sus rivales y enemigos, era un valenciano de corta estatura y largo intelecto, que manejaba eficientemente el “capio valentino” (instrumento para estrangular a sus víctimas) y que siempre cumplía las órdenes y los deseos de los Borgia”. Don Micheletto fue un fiel compañero de la muerte, que disfrutaba entregando a sus semejantes a su compañera, sin necesidad de que fueran sus enemigos.

Juanjo Braulio decide que no hay mejor persona que aquella que conoce todos los oscuros secretos de los Borgia para ser el narrador de su libro. El autor también elige que don Micheletto, mientras narra, escriba su propia biografía, en la que convierte en personajes de novela al papa Alejandro; a sus hijos Joan, César, Lucrecia y Jofre; a los reyes de Aragón, Castilla, Nápoles y Francia; y a los cardenales y príncipes con los que tuvo trato e incluso con los que no tuvo”.

"A lo largo del libro, Juanjo Braulio describe cómo era la vida de los poderosos de la Península Itálica, demostrando que el poder de la Cruz era omnipresente en todas las facetas de la vida de los italianos"

Don Micheletto realiza una pormenorizada, cruda y exhaustiva descripción de los protagonistas, la institución vaticana y de la ciudad de Roma. Deja muy claro que no había grandes diferencias en los comportamientos que tenían los clanes que dominaban la Iglesia de Roma. Tanto los Borgia como los Della Rovere, Sforza, Orsini, Colonna, etc., se movían por los mismos intereses: sin embargo, el “primus inter pares”, Rodrigo Borgia, y por afinidad a los miembros de su familia cercana, fue a quien se le atribuyeron las mayores mentiras, los mayores crímenes, los comportamientos y acciones más corruptas y abyectas.

A lo largo del libro, Juanjo Braulio describe cómo era la vida de los poderosos de la Península Itálica, demostrando que el poder de la Cruz era omnipresente en todas las facetas de la vida de los italianos. Los papas y los príncipes de la Iglesia tenían el poder eclesiástico, civil, financiero y militar; ejerciéndolos sin piedad en su beneficio personal y en el de sus familias y aliados.

A pesar de que la doctrina que predicaba la Iglesia invitaba a vivir una vida de renuncia y penitencia, en donde las virtudes teologales debían guiar los actos de su vida, toda la clase gobernante de la Iglesia llevaba a gala el pecar, sobre manera, contra los siete pecados capitales. El objetivo de la mayoría de los cargos eclesiásticos era conseguir, como buenos padres que eran en el sentido bíblico, la mejor posición y riquezas para sus hijos mortales, olvidándose de las necesidades de sus hijos espirituales.

"Juanjo Braulio consigue, con la narración en forma de thriller de esta ficción histórica, que se vea a una familia, los Borgia, inmoral y depravada"

Juanjo Braulio describe una Roma hipócrita, farisea, sin ley ni orden en donde los palacios episcopales pierden su función al convertirse en cuarteles milicianos. En las residencias de la curia romana hay más ratas de dos patas que de cuatro, en donde sus habitantes solo se preocupan por la máquina de hacer dinero del Vaticano. Una y otra vez, a lo largo de las memorias que cuenta don Micheletto, queda claro que la primera preocupación de los príncipes de la Iglesias es conspirar política y militarmente con el fin de hacerse más ricos. No importa utilizar las sagradas bulas papales, aunque sean falsificadas, con tal de generar dinero o utilizarlas como arma para amenazar y chantajear. Los príncipes de la Iglesia saben que “el poder va y viene y no se mantiene”, por eso es preciso aprovechar cada oportunidad presente. Llega un momento en que el nepotismo y la depravación imperante entre todos los clanes de la Iglesia es tan descomunal que el propio papa Alejandro VI propone una reforma de la Iglesia, transformación que ya se pretendió en otras ocasiones y que nunca llegó a prosperar. Merece especial mención la recreación realizada por el autor de los cónclaves celebrados, en esa época del Renacimiento, para elegir al sucesor de San Pedro. En ellos priman los intereses político-familiares, lo convierte a los votos para elegir papa en un mercadeo que sustituye a la inspiración divina del Espíritu Santo, para elegir al mejor candidato.

Juanjo Braulio consigue, con la narración en forma de thriller de esta ficción histórica, que se vea a una familia, los Borgia, inmoral y depravada, pero que no se diferencia en nada de los demás poderosos clanes protagonistas de ese periodo de la Historia de la Península Itálica. Novela de ficción histórica muy recomendable, que despierta en el lector la necesidad de seguir leyendo la futura segunda parte, para que don Micheletto continúe desvelando más secretos de la vida de los Borja en el final del siglo XV, principios del XVI.

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Autor: Juanjo Braulio. Título: En el nombre del poder. Novela de los Borgia (I). Editorial: Ediciones B. Venta: Todos tus libros, Amazon y Casa del Libro.

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