Dijo una vez lord Cameron de Dillington que nuestra sociedad está a sólo nueve comidas de la anarquía. Nueve anormalidades en nuestra rutina diaria nos despojarían de todo rastro de benevolencia social y nos abocarían al caos más absoluto, perdiendo cualquier vestigio de humanidad.
El argumento no da un respiro: se cuenta la historia de los extraños hechos acaecidos hace dos años en un ignoto pueblo del Teruel vaciado, Torreón del Risco. En esa pequeña localidad de apenas ciento cincuenta habitantes algo despertó en las entrañas de la tierra y devastó el pueblo, haciendo desaparecer a todas sus gentes. El autor usa varias líneas de tiempo, mezclando la historia de lo sucedido entonces con sus consecuencias en el presente, al igual que utiliza el punto de vista de muchos personajes para tejer una trama desde diversas miradas que desgajan el misterio página a página y adentran al lector en un mundo de horror de donde difícilmente se sale con vida.
Sin necesidad de desvelar los entresijos del terrorífico misterio, sí que se puede hablar de lo que subyace bajo lo evidente. En primer lugar, y como siempre se ha dicho, el peor monstruo para el hombre es el hombre. La delicada capa que nos envuelve de una pátina de honestidad y bondad es frágil y engañosa, muy fácil de romper para dejar escapar a la bestia. Después vienen las reflexiones religiosas: se cometen actos horribles en nombre de dioses, esos dioses indiferentes del título, que miran hacia otro lado. O que prefieren mirar hacia otro lado para no ver lo que hacen sus devotos. Incluso el tema del control de los medios por parte de las altas esferas para mantener a la población en la oscuridad más absoluta es tratado como un hecho totalmente creíble, más aterrador incluso que las criaturas del averno.
Igual que otros autores patrios, como Guillem López o Emilio Bueso en sus últimas novelas, cada vez es más habitual situar el terror muy cerca, a la vuelta de la esquina (con una curiosa querencia por Valencia y alrededores por parte de los tres), con el fin de que el pobre lector mantenga encendida la luz del pasillo en caso de sonidos sospechosos, porque reconoce las poblaciones y se puede imaginar con facilidad en medio del horror.
A destacar que el autor utilice a personajes habituales de otras de sus obras, cosa que hará que sus fieles seguidores se levanten de la silla entusiasmados al ver entrar en escena a sus antihéroes favoritos. Los lectores que empiecen en el universo del autor con esta novela pueden percibir que algunas situaciones son un poco desconcertantes a falta de esas referencias, pero ni les resta interés ni les hará perder detalle.
En definitiva, un gran libro que nos envuelve con la atmósfera del gran Stephen King en su Maine particular, nos somete a las tormentas de nieve de Philip Fracassi o enfrenta a criaturas con la descripción preciosista de Clive Barker. Todo ello obliga al lector a no poder soltarlo, preso de los giros de trama o las sorpresas finales.
Una magnífica demostración de que el terror puro existe. Igual que Teruel.
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Autor: Iván Ledesma. Título: Ante dioses indiferentes. Editorial: Dolmen. Venta: Todos tus libros.
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