Cuando actúa el deseo, no hay muro que lo detenga. La química, la física, el espíritu, se vuelven incontrolables. Y uno se da cuenta de que todo se confabula. Se tienen ganas de dejarse ir, de vivir otra vez un enamoramiento, de sentirse vivos y deseados. De amar, así de sencillo, aunque otros lo llamen sexo. Es lo que ocurrió a los protagonistas de las novelas Amores adúlteros y Amores adúlteros… el final, obras publicadas en 2007 y 2011 respectivamente, cuyo éxito sobrepasó a sus autores, Beatriz Rivas y Federico Trager, quienes han decidido insistir en el mensaje con el que, literalmente, golpearon a los lectores mexicanos. ¿La razón? La sociedad mexicana es hipócrita, dicen ellos, está llena de prejuicios y mitifica ciertos temas, como el del adulterio, al punto de que los tornamos casi inabordables, porque no los tratamos con naturalidad. Una verdad como un templo. La nueva edición, que reúne en un solo volumen ambas novelas, lleva ahora por título Amores adúlteros: La historia completa (Alfaguara), y no tiene cambios porque su vigencia es manifiesta. Sin embargo, hay dos cosas nuevas: un prólogo escrito por Federico Reyes Heroles, y un epílogo de los protagonistas de la ficción, quienes se reencuentran diez años después. Que viva el amor libre.
AYOTZINAPA, AÑO CERO
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