Inicio > Libros > Adelantos editoriales > De los libros, de Michel de Montaigne

De los libros, de Michel de Montaigne

De los libros, de Michel de Montaigne

«Solo busco en los libros el gusto que me proporcione un honrado entretenimiento; o, si estudio, solo busco la ciencia que trate del conocimiento de mí mismo y que me instruya en un bien morir y un bien vivir”, escribe Montaigne. Con nueva traducción de María Teresa Gallego, el pensador francés camina de la mano de Max en esta bella edición de Nórdica Libros para amantes de la buena vida que producen la reflexión, el arte y los libros.

Zenda publica las primeras páginas.

No me cabe duda de que doy con frecuencia en hablar de asuntos que tratan mejor los entendidos y con mayor tino. Aquí, sin más, ejercito mis facultades naturales, que no adquiridas, y quien me deje por ignorante en nada me estará ofendiendo, pues mal puedo responder ante el prójimo de lo que digo si no respondo de ello ante mí ni me ufano. Quien busque ciencia, que vaya a sacarla de donde mora; de nada hago yo menos profesión. Son estas de aquí obras de mi pensamiento con las que no intento dar a conocer las cosas, sino a mí mismo. Las cosas las sabré quizá un día, o las supe, si la fortuna me condujo a los lugares donde las explicaban; pero las he olvidado ya; y aunque sea hombre de algunas lecturas, no soy hombre de memoria; no puedo, pues, comprometerme a nada que no sea informar de con qué rasero se miden ahora mismo los conocimientos que yo tenga. No se fije nadie en los temas de los que trato, sino en la forma en que los trato; véase, en lo que tomo prestado, si he sabido escoger con qué realzar o completar con tino lo añadido, que siempre procede de mí, pues hago que digan los demás, no antes que yo, sino a continuación, lo que no puedo yo decir tan bien, porque no me llega para ello el lenguaje, o porque no me llega el conocimiento. No cuento los préstamos que tomo, los sopeso. Y si hubiera querido alardear de su cantidad, habría puesto el doble. Son todos, o poco falta, de nombres tan famosos y antiguos que paréceme que se nombran solos y no me necesitan. En los razonamientos, comparaciones y argumentos, si alguno a sabiendas trasplanto a mi terruño y mezclo con los míos, oculto al autor a sabiendas, para refrenar la temeridad de esas sentencias precipitadas que se dictan acerca de toda clase de escritos, y sobre todo en obras recientes de hombres que todavía viven y en la lengua del vulgo que anima a todo el mundo a hablar de esos escritos y parece imponer un concepto y una intención no menos vulgares; quiero que usen mis narices para darle en las suyas a Plutarco y que caigan en el ridículo de insultar a Séneca al insultarme a mí. Me es menester ocultar mi debilidad tras tan magnas autoridades. Me gustaría que alguien supiera quitarme las plumas con su claridad de criterio y solo con percatarse de la fuerza y la belleza de lo dicho; pues yo, que por falta de memoria siempre paso apuros para separarlo por su origen, sé muy bien, pues calibro mis alcances, que no es mi suelo ni poco ni mucho capaz de dar ciertas flores de gran esplendor que veo crecer en él y que, de todas las frutas de mi propia cosecha, ninguna puede compararse a esas. Y me veo, pues, en la obligación de aceptar las consecuencias si me trabo y si hay vanidad y vicios en mis palabras y no me percato de ello o no soy capaz de notarlo si me lo indican, pues con frecuencia se nos escapan faltas que no vemos, mas es propio de un juicio defectuoso no ser capaz de caer en la cuenta si otro nos las señala. La ciencia y la verdad pueden residir en nosotros sin criterio; y también puede haber criterio sin ellas: reconocer la ignorancia es uno de los más hermosos y rotundos testimonios de criterio que se me ocurren. No cuento con más sargento de línea que el azar para situar mis piezas: a medida que acuden mis cavilaciones, las voy apilando, ora se agolpan y ora van despacio y en fila. Quiero que se note mi paso natural y ordinario por muy irregular que sea; voy como se me antoja, no trato aquí, por lo demás, cuestiones que no debieran ignorarse y que no puedan tratarse de forma casual e incluso un tanto a la ligera. Desearía entender mejor las cosas; pero no quiero comprar esa inteligencia al precio que cuesta. Es mi intención pasar remansadamente, y no trabajosamente, lo que me quede de vida: no hay nada por lo que quiera quebrarme la cabeza, ni siquiera el conocimiento, por muy valioso que sea.

Solo busco en los libros el gusto que me proporcione un honrado entretenimiento; o, si estudio, solo busco la ciencia que trate del conocimiento de mí mismo y que me instruya en un bien morir y un bien vivir.

Has meus ad metas sudet oportet equus.

—————————————

Autor: Michel de Montaigne. Ilustrador: Max. Traductora: María Teresa Gallego. TítuloDe los librosEditorial: Nórdica Libros. VentaAmazonFnac y Casa del Libro.

0/5 (0 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
reCaptcha Error: grecaptcha is not defined
  • Una confesión en carne viva

    /
    abril 18, 2025
    /

    El escritor Julio Valdeón cuenta en Autorruta del sur un viaje por varios de los lugares sagrados de la música, la literatura y la historia del sur de Estados Unidos. Una crónica novelada desde Nashville, capital del country, hasta Memphis, cuna del rock and roll, de Muscle Shoals, hogar de estudios míticos de soul, a Tupelo, donde nació Elvis Presley, y de Clarksdale, puerta del Mississippi, hasta alcanzar Nueva Orleans. En este making of Julio Valdeón explica cómo nació y de qué trata Autorruta del sur (Efe Eme). ***** Supongo que hay viajes malditos y otros esperanzados, como los de…

    Leer más

  • Jay Kristoff, con la saga El Imperio del Vampiro, revive el mito en su forma más oscura y sanguinaria

    /
    abril 18, 2025
    /

    Desde su publicación en 1897, Drácula ha marcado el género y ha dado forma a la imagen del vampiro moderno. Su influencia se extiende más allá de la literatura, dejando una huella imborrable en el cine, la televisión y los cómics. Sin embargo, no fue el único en explorar la figura del vampiro con profundidad. Décadas después, Anne Rice lo reinventó con Entrevista con el vampiro, humanizando a estas criaturas y dándoles conflictos existenciales que los hicieron aún más fascinantes. También George R. R. Martin, conocido por Juego de tronos, escribió una novela de vampiros poco conocida pero excelente, Sueño…

    Leer más

  • Velázquez, ilusión y realidad

    Las razones de esta popularidad, sin embargo, distan de ser históricas, pocas personas identificarían Breda ni sabrían dar fecha o sentido concreto de su asedio. Y sin embargo Las lanzas ahí están, concentrando las miradas y asentando sus dominios en la imaginación. ¿Qué sucede con este cuadro para haberse distanciado de sus hermanos, los pintados por Zurbarán, Maíno o Jusepe Leonardo para el Salón del Reino del Palacio del Buen Retiro, retratos emblemáticos, conmemorativos de los grandes episodios militares de la monarquía española? Suele aducirse una razón ética: la representación, en la escena central del cuadro, de la magnánima recepción…

    Leer más

  • Confidencial (Black Bag): El cine comercial y adulto todavía existe

    /
    abril 18, 2025
    /

    Claro que ese espíritu sixties que mencionamos, y que tampoco le es ajeno a Soderbergh, se podría asimilar el personaje de Fassbender, frío pero polifacético como cualquiera de las incursiones de Michael Caine en el género allá por aquella década. Black Bag, sin embargo, no es un monumento a la nostalgia sino un thriller perfectamente funcional e inteligente, aunque, eso sí, al margen de modas. Un film rapidísimo y tremendamente técnico, tanto en su trabajo de cámara (Soderbergh vuelve a ser director de fotografía bajo el pseudónimo de Peter Andrews) como en el despliegue de diálogos del nuevo mejor colega…

    Leer más