De qué está hecho un libro y de qué está hecho un niño. En Vallesordo (Libros del Asteroide), de Jonathan Arribas, libros y niños están hechos de la misma materia. De amor y pequeñas aventuras, de una bici por los caminos de concentración, de la sangre de un corzo y de la de un cerdo en la matanza, de madres que fuman ensimismadas y abuelas que entienden más que las madres ensimismadas, de padres que andan arriba y abajo con el tractor sin entender nada, y de amigos, sobre todo, eso, un amigo y una amiga que sí entienden, pero también pegan y comen pipas y se aburren en solidaridad. Y de sueños.
Un niño-libro que sueña con participar en un programa de baile de la tele y practica las coreografías subido a dos latas de Coca-Cola. En un pueblo agrícola de Zamora. ¿A quién le interesan las coreografías o si esto es fanqui o si la Yure tiene energi? Resulta que Nico, el pelirrojo protagonista, logra interesar a sus amigos, logra que se olviden de subirse a los árboles o de mirar la pantalla del móvil, logra interesara a su abuela, a su tía, hasta a su madre ensimismada. El mundo se paraliza alrededor de ese niño. Y el niño, cuando está triste o solo o aburrido, conversa en secreto con la Yesi, su perrina preñada, le cuenta sus angustias y la regaña por dejarse preñar.
Un niño-libro que teje su universo con otros niños y con adultos y animales y cosas que suceden en el campo y música y un reality de baile televisivo. A veces parece que Nico no distingue entre unos y otros, entre los animales y las personas, entre el cerezo del corral y la Paula Vázquez que presenta su programa favorito. Los párrafos describiendo el programa, con esa lengua sin filtro, el Maiquel Yacson, el fanqui. Uno de los aciertos de la novela: la transcripción literal del sonido de las palabras. Un lenguaje inventado para un universo real y, sin embargo, fantástico.
Nico a ratos es un poco Billy Elliot, a ratos un poco el Alfanhuí de Ferlosio, ese niño que parte en busca de su abuela y se cruza con el gallo de una veleta, una yegua como de cristal, una Castilla que existe y no existe. Nico se mueve en ese pueblo zamorano, con coordenadas muy concretas, los vocablos antiguos, la cosechadora y la empacadora, las broncas de los paisanos, pero de pronto, ese pueblo, tan pegado a la tierra, se eleva, sube. Sube por encima de los adultos, tan crudos, tan amargos, y nos ilumina con otra luz.
“Cuando estaban ellas en el corral dándole que te pego, a mí no me hacían ni caso, aunque hablara, como si fuera yo transparente, y a veces me asustaba, porque pensaba que a lo mejor no me oían de verdad, que me había muerto y era un espíritu, y que yo podía verlas a ellas, pero ellas no a mí, y entonces le pellizcaba a la Yesi en la cola, y ella se quejaba, daba un grito, y ya me tranquilizaba (…)”.
Otras veces, volvemos a la tierra, a la risa.
“Tía Justi se acercó a la gallina y le dio una torta.
Oye, bonita, le dijo, que están ahí los hijos tuyos medios abandonados, queriendo que los vayas a ver y tú aquí de vacaciones”.
Otras veces, nos quedamos anclados en la tierra.
“A abuela le daba igual que la mirase mientras cagaba.
Yo me ponía donde el cubo de la rota sucia, con cuidado de no abollar la tapa, y ella se sentaba en retrete y estaba ahí diez minutos o más”.
Otras veces, nos hundimos tanto en la tierra que hallamos la veta de la tristeza, padres que no se hablan, que ni se miran, que se separan.
Y vuelta a la risa. Y vuelta a la tristeza. Y con tanto ir y venir por los vericuetos de su vida y de su cabeza, acabas enamorándote de Nico y presientes que se va a convertir en un personaje inolvidable de nuestra literatura.
Pero hay que decir.
Hay que decir que Jonathan Arribas es un joven escritor de Zamora y que esta es su primera novela. Hay que decir que esta novela es un pequeño tesoro, delicado, breve. Una historia que te hace reír y que te hace llorar, y ¿qué más se puede pedir a una novela? Una historia en la que nos reconocemos todas las que vivimos infancias rurales, pero también los que vivieron infancias de ciudad porque es una historia universal. La historia de un niño que tenía un sueño.
—————————————
Autor: Jonathan Arribas. Título: Vallesordo. Editorial: Libros del Asteroide. Venta: Todostuslibros.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: