Es difícil hacer afirmaciones de este tipo en los tiempos que corren pero yo lo tengo claro: sigo defendiendo la novela americana. Es obvio que hay autores europeos de altísimo nivel, muchos de ellos españoles (sobre todo españoles) que se salen de todo parangón pero, en mi opinión, EEUU sigue siendo el país que le concedió la carta de naturaleza al género negro. Creo que esta sensación se estableció en mí tras superar un severo empacho nórdico del que aún me queda alguna suave secuela. Para este tipo de malestar, mi librero me recetó varios autores, siendo uno de ellos el que hoy nos ocupa: Michael Connelly.
Es inevitable deducir o, cuando menos, sospechar que el apellido de nuestro detective tiene algo que ver con el pintor flamenco Hieronymous Bosch, más conocido como El Bosco. Y así es. “Siempre he pensado en Los Ángeles como la versión moderna de El jardín de las delicias”, aseguraba Connelly en una entrevista a Vanity Fair. Y es que la simbiosis que existe entre Harry Bosch y la ciudad californiana va más allá de representar el típico dúo “escenario-protagonista”. Es lo que da contexto y forma de ser a Harry Bosch. “Es una ciudad físicamente hermosa, desde el mar hasta la montaña o el desierto. Todo está ahí, pero todo está jodido. Es una ciudad en la que siempre parece que vas a ganar pero luego fallas”.
Del otro lado arranca con Harry Bosch retirado (forzosamente) y ocupando su tiempo mientras espera que pasen los días para ver a su hija partir hacia la universidad. Su hermanastro, el abogado Mickey Haller, contacta con él para que revise los datos de un caso en el que su defendido asegura haber sido acusado injustamente de un brutal caso de asesinato. Harry Bosch, muy reacio a ocupar un papel del lado de la defensa que siempre ha odiado, al final cederá y comprobará que la investigación no se llevó a cabo tal como debería haber sido. Alentado por el hecho de que el verdadero criminal ande suelto, Harry se encontrará con una buena dosis de violencia, racismo y demás características que adornan aún hoy la convivencia de muchos barrios de Norteamérica.
Así se desarrolla un sensacional relato donde Michael Connelly demostrará, una vez más, por qué es uno de los mejores autores de novela policial estadounidense. Con una técnica narrativa en la que la investigación policial y la deducción lógica toman el mando, el autor urde una trama que no te da un respiro mientras aborda temas como la corrupción policial, la cosmética integración social de antiguos delincuentes a causa de los prejuicios de la misma colectividad, o las artimañas legales y televisivas de los abogados mediáticos de turno.
Una obra que aúna dos de los géneros más de moda en la literatura actual como son el thriller judicial y el thriller de acción. Una plataforma que nos guía a través de las calles de Los Ángeles de manera pausada y que de repente desengancha el remolque metiéndonos de lleno en una vorágine de acelerones y giros dignos de cualquier montaña rusa llevándonos a uno de los finales más tensos e insospechados que he leído dentro del género.
Del otro lado es un reflejo fiel de la fuerza narrativa, el estilo y la agilidad con la que Connelly suele sorprendernos. Un personaje sólido, magnético y metódico sumado a una trama con un gran giro final que no abandona la costumbre de retratarnos la californiana ciudad de Los Ángeles. Presunción de culpabilidad en lugar de presunción de inocencia, corrupción policial, violencia y mucho suspense son los ingredientes de esta receta ejecutada de manera perfecta. No hay motivos para prescindir de este libro. No lo dejéis pasar.
Autor: Michael Connelly. Título: Del otro lado. Editorial: AdN Alianza de Novelas. Edición: Amazon y FNAC
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