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Delphine de Vigan: «A menudo en la vida es complicado decir gracias»

Delphine de Vigan: «A menudo en la vida es complicado decir gracias»

Después de Las lealtades, la escritora francesa Delphine de Vigan vuelve con otra novela breve, Las gratitudes, en la que reflexiona sobre lo «complicado» que es dar las gracias y lo difícil que es «expresar gratitud».

Desde una de las estancias de su casa de París, en una rueda de prensa telemática con periodistas españoles y americanos, la novelista ha comentado que en su exploración «minimalista» de cuestiones relacionadas con todo lo humano, ahora quería, mediante una forma «breve, firme y sencilla, explicar algo grande y potente».

Publicada por Anagrama y Edicions 62, en Las gratitudes narra los últimos días de vida de una anciana, Michka Seld, una mujer que ingresa en una residencia, que va perdiendo el habla por una afasia, ella, que había trabajado con la palabra durante años. Desde ese lugar, el lector conocerá, gracias a la voz de Marie, una mujer que le debe mucho desde que la cuidaba de pequeña, y de Jérôme, su logopeda, cuál es su último deseo antes de morir: encontrar, si es posible, al matrimonio que durante los años de la ocupación alemana la salvó de morir en un campo de exterminio.

De Vigan, autora de las premiadas Nada se opone a la noche y Basada en hechos reales, ha aseverado que con los años se ha dado cuenta «de que a menudo en la vida es complicado decir «gracias». Lo decimos veinte veces al día, pero de una manera trillada, sin saber expresar gratitud».

A su juicio, «saber dar unas gracias sinceras suele ser complicado, no es fácil expresar gratitud, y a veces no tenemos tiempo de darlas a alguien que pensamos que las merece, porque desaparece».

El relato, que tuvo un primer esbozo como texto teatral, llegándose a representar en un festival parisino, muestra cómo Michka, que ya ha asumido que está al final de su vida, «quiere saldar una deuda, dar esas gracias que no ha pronunciado», lo que espera conseguir con esas personas más jóvenes, Marie y Jérôme.


En parte, entiende su autora, Michka está luchando para «ralentizar» su final, en el que Marie buscará encontrar a las personas que le ha dicho, mientras que con Jérôme quiere hablar, más que hacer ejercicios de logopedia, porque «hablar es una manera de luchar».

El personaje de la protagonista, ha reconocido su creadora, está inspirado en una tía suya «que —ha confesado— desempeñó un papel muy importante en mi vida y por quien sentía una profunda gratitud, que espero haber expresado antes de que falleciera a los 99 años». Su tía, no lo ha escondido, «compensó muchas carencias familiares» y se ocupó de ella y de su hermana Manon cuando eran pequeñas, aunque ha advertido de que en la obra «hay mucha ficción, porque ella no era ni correctora, ni judía, pero sí era muy intelectual y había leído mucho, aunque era autodidacta«. Al igual que el personaje de Las gratitudes, perdió el habla, pero a diferencia de Michka, lo hizo totalmente.

Justamente, una de las particularidades de la obra es que esta mujer cambia las formas de mucho de lo que pronuncia, por lo que, en esta ocasión, De Vigan ha redactado una «guía precisa» explicando a los traductores, en este caso Pablo Martín Sánchez y Jordi Martín Lloret, los juegos de palabras que hay, los neologismos que ha creado o para indicar que un determinado lapsus del personaje podía significar miedo a revelar algo de su pasado.

Aunque en Francia se publicó antes del confinamiento, la escritora no esconde que en España esta obra sensible que no cae en sentimentalismos se puede leer pensando en todo lo que ha ocurrido relacionado con la pandemia y los geriátricos. En su país, ha continuado, la pandemia ha puesto el foco en el trabajo de los asistentes sanitarios, los médicos, las enfermeras, todas las personas que se ocupan de los otros, y también «en lo que sucede en las residencias de gente mayor, un tema que se ha abordado muchísimo, porque muchos de estos centros han sido cuestionados». A su juicio, en estos últimos meses, sobre todo, se ha deliberado sobre «cómo se trata a las personas mayores, la soledad profunda en la que se han encontrado, especialmente cuando nadie podía entrar en las residencias».

Acompañada por las editoras Isabel Obiols y Pilar Beltrán, Delphine de Vigan ha precisado que pensó que este libro formaría parte de una trilogía, con la que también quería aproximarse a las ambiciones, pero «por el camino se impuso otro libro, distinto, que no podía entrar en este marco, en esta forma minimalista, con lo que me lancé a otra novela totalmente distinta». Este libro se publicará en su país el próximo día 4 de marzo con el título de Los niños son el rey, y después «tal vez vuelva a la tercera parte para cerrar el círculo».

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