Ya lo dijo Borges, “siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”, y en este caso, un pedacito de cielo está en Madrid, no muy lejos de la plaza de Santo Domingo. No es una librería cualquiera y como decía una canción infantil: “El patio de mi casa es particular”, aunque si mi memoria no falla, seguía diciendo algo que no se adapta a lo que quiero contar: “cuando llueve se moja, como los demás”. Esta pequeña librería, repleta de encanto, supongo que se mojará por fuera como las demás, pero su alma y su corazón, no son como el resto, son especiales. Esta experiencia única que cualquier amante de los libros sentirá, comienza en el momento en el que se empuja la puerta y se oye la campana que cuelga del pomo. Suena como Campanilla en Peter Pan. Puede que la idea de este paraíso en la tierra provenga de la parisina librería Shakespeare & Co. Ni Terry Craven, británico, ni Charlotte Delattre, francesa, los dueños, lo esconden, todo lo contrario, hablan de esa etapa, en la que trabajaron en la famosa librería, con cariño y admiración, pero este local y su forma de gestionarlo, tiene personalidad propia. Lo más curioso es que admiten huéspedes y lo más increíble son las ediciones especiales de clásicos de la literatura francesa, inglesa y española que se mezclan con naturalidad entre el resto de los libros. Un pasillo estrecho repleto de estanterías te guía hasta una habitación al fondo, sencilla, pequeña, con un colchón donde el invitado que se quede unos días, puede dormir. Terry y Charlotte durmieron en este local durante un tiempo y no hace mucho, alquilaron el piso de arriba. No admiten unos huéspedes cualesquiera, a los afortunados se les pide iniciativa e ilusión, más una ayuda en la librería de por lo menos un par de horas diarias y alguna aportación al proyecto de la librería: desde organizar una lectura de poemas en inglés, hasta un club de lectura. Se espera del invitado un intercambio y motivación por las letras. Para eso está también, estratégicamente situada, una máquina de escribir que funciona perfectamente. Para que el cliente, el invitado, el amigo que pase por allí, deje escrito algún poema. Porque, ¿qué sería de la vida sin la poesía?
Terry y Charlotte tienen como socios a Corey Eastwood, dueño de varias librerías en Brooklyn, y a Craig Walter, dueño de Atlantis Books en Santorini, y están encantados con el público tanto extranjero como español que entra en su librería. Entre ellos hablan habitualmente francés, aunque el inglés surge en cualquier momento. Ambos tienen cierto aspecto hippy con encanto de los sesenta y una amabilidad que va aumentando con naturalidad a cada rato que se está con ellos. Se toparon con la posibilidad de comprar una librería en Madrid que se llamaba Petra y que era un caos, según cuentan, con goteras y libros colocados sin ningún criterio y no dudaron en aprovecharla. Un amigo les avisó y decidieron transformarla ellos mismos y crear lo que hoy es Desperate Literature. El nombre proviene de un párrafo de un personaje, Joaquín Font, de Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño: “Hay una literatura para cuando estás aburrido. Abunda. Hay una literatura para cuando estás calmado. Esta es la mejor literatura creo yo. También hay una literatura para cuando estás triste y hay una literatura para cuando estás alegre. Hay una literatura para cuando estás ávido de conocimiento. Y hay una literatura para cuando estás desesperado.”
Imposible no encontrar paz en este lugar. Si quieres, te estampan su ex libris en el ejemplar que te llevas; venden unas bolsas de tela en las que una sueña con llenarla de libros de todo tipo y en cualquier idioma y pasearla por un parque y sentarse en un banco, o en la hierba a leer. También puedes llevarte un retrato hecho a mano de la gran Virginia Wolf, que es lo que hice yo. Y como dijo la escritora: “Cada secreto del alma de un escritor, cada experiencia de su vida, cada atributo de su mente, se hallan ampliamente escritos en su obra.”
Desperate Literature aporta a la ciudad de Madrid y a todos los lectores que se acerquen a ella, un placer infinito porque, como dijo Ángel Gabilondo, “el acto de leer forma parte del acto de vivir. Crea, recrea y transforma”.
Una buena selección de libros alimenta el alma, y en esta librería, la selección es maravillosa. Pasen, entren y lean.
Desperate Literature está en la calle Campomanes, nº 13 de Madrid.
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