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Diálogos a las claras

El pasado 2 de diciembre la escritora, periodista e historiadora del arte María José Solano, recogió el encargo de la Fundación Caja Murcia y convocó a los mejores periodistas, escritores, y artistas de nuestro país para celebrar el primer ciclo del proyecto Diálogos en las Claras o Diálogos a las claras en esta ocasión, porque versan sobre la llamada cultura de la cancelación.

Los encuentros transcurrieron en el maravilloso convento de las Claras de Murcia, donde las monjas de clausura conviven con la historia, el arte y la cultura. Carlos Egea, presidente de la Fundación, inauguró el acto y habló de la cancelación como ese fenómeno global que afecta a todos los ámbitos de la sociedad española y que se abordará en estas jornadas desde el punto de vista de la cultura. En ese sentido se pronunció María José Solano, brillante, ilustrando el asunto a la perfección: «Sufre mamón, devuélveme a mi chica, hola mi amor, yo soy tu lobo, la manada y su juicio en la calle, la extraña desaparición del Glorioso del Museo Naval, las llamadas, a veces amenazantes, a la sección de cultura del diario ABC en los últimos casos de investigación cultural periodística (Centro de Arte Reina Sofía, Teatro Real, Real Fábrica de Tapices, Casa Museo de Alexandre y un largo y complicado etc.), o el abrupto “adiós” de Fernando Savater, después de una vida como articulista en El País, que no dejó a nadie indiferente. Son sólo algunos ejemplos que se unen a otros más internacionales como el misterioso caso de Los diez negritos de Agatha Christie que ya no lo son, los cuadros de las niñas de Balthus, las filias nazis de Thomas Mann, los singulares gustos personales y sexuales de Barrie, autor de Peter Pan, Woody Allen con su esposa, Hitchcock con sus rubias, o Lewis Carroll con Alicia en el País de las Maravillas».

"Mientras el hombre sea hombre, siempre habrá una manera diferente de prohibir la libertad de pensamiento"

Rebeca Argudo, escritora y periodista de ABC y Juan Soto Ivars, escritor y periodista de El Confidencial, abrieron esta primera jornada con el tema “Quedarse sin palabras; periodismo y autocensura”. Valientes y audaces, inteligentes y divertidos, entre la ironía más fina y el sarcasmo más mordaz, arrancando carcajadas del público, analizaron con todo detalle la figura del periodista heroico que debe apoyar al gobierno a toda costa, ese que nos protege de la desinformación que impera en España. Soto Ivars, entregado, aplaudió a la prensa de la cosa pública, la sincronizada, porque nos defiende de la “fachosfera, del fango y de los bulos”. Y Argudo, en el mismo tono, encontró la explicación de lo que está pasando en la teoría del “síndrome del estornino”, que justifica los constantes cambios de rumbo en la información que nos proporcionan determinados periodistas. Coincidieron en que, dado que obviamente “es peligroso discutir al imbécil la imbecilidad”, contra la cultura de la cancelación y la presión que en ese sentido suponen las redes sociales, lo mejor es ser “libre y jacarandoso” en palabras de Soto Ivars, y en resumen, hacer lo que nos dé la gana.

Jesús García Calero y Augusto Ferrer-Dalmau. Foto: LV

En la segunda parte, contamos con los sabios más sabios, el filósofo y escritor, colaborador en The Objective Fernando Savater, y el poeta, filólogo y helenista Luis Alberto de Cuenca, con el tema “Libros prohibidos, pasado y presente”. De Cuenca argumentó que la educación vigente, excesivamente conceptualizada, no permite el pensamiento libre, sino al contrario: los “apóstoles de la política del correctness cancelan y prohíben a su antojo, despojándonos de nuestra libertad que es lo más sagrado que tenemos. En esa misma línea, el filósofo insistió en que la educación actual y el fenómeno woke van contra la propia cordura: “Hay un grupo que no es que quiera discutir ciertas ideas, es que quiere que no existan esas ideas”. Existen hoy tantas micro-religiones con un carácter tan absoluto que han causado estragos en las universidades americanas, donde se debe dar clase con la puerta del aula abierta y en las cuales ya existe un “aula de sosegamiento” para que los alumnos no se ofendan; se han quemado en Canadá los libros de Tintín en el Congo o Lucky Luke, y si uno dice que mide 1,92 metros, aunque nuestro sistema métrico no lo pueda corroborar, su verdad es que mide 1,92 y nadie lo puede negar. De osar hacerlo, esa persona sería inmediatamente tachada de fascista e intolerante. Resaltaron la importancia del debate intelectual como principio básico del humanismo que falta hoy en nuestro sistema educativo. Hablaron de todo, desde Tolkien y Hergé, a la mujer de Putifar y Fedra, del presente y el pasado de la cancelación, y los peligros que conlleva. Solano, moderadora de excepción, nos recuerda que la historia del ser humano es la historia de la cancelación, de la censura y de la prohibición, en una especie de laberinto borgiano. Mientras el hombre sea hombre, siempre habrá una manera diferente de prohibir la libertad de pensamiento.

"Quién es nadie para cambiar la Historia, o quién es nadie para estropear una obra de arte expuesta en un museo"

La última jornada del ciclo estuvo marcada por el Arte, y comenzó con la charla “Cancelar la memoria: escenas mutiladas de la historia”, entre el genial Augusto Ferrer-Dalmau, nuestro pintor de batallas, —como le llama el maestro Arturo Pérez-Reverte, quien finalmente no pudo asistir pero estuvo presente en todo momento— y Jesús García Calero, periodista, director de ABC Cultural y especialista en aventuras, como señaló Solano. Comentó Calero lo oportuno del debate, teniendo en cuenta que Elon Musk había tuiteado el día anterior que “la cancelación ha sido cancelada”. Vivimos envueltos en esa cultura de la cancelación que quiere imponer un futuro, o en el caso de la Historia, borrar un pasado que, o bien no queremos que exista, o bien no queremos que se hable de él. La batalla de Covadonga ha sido el intento de cancelación más brutal que ha vivido Ferrer Dalmau. El cuadro puede gustar o no, pero no se trata de crítica artística sino de censura demencial por la pura temática. Se llegó a negar la existencia de la propia batalla, e incluso se publicaron libros renegando de nuestra Reconquista; quizá los musulmanes se replegaron hacia el Sur por el mal tiempo del Norte de España, quizá no les gustaba el frío. Sarcasmos aparte, afortunadamente el sector de la sociedad que considera que la pintura de Historia es imperialista, es minoritario. No podemos negar que hemos sido un Imperio, con sus luces y sus sombras. Y nuestra Historia es una película que puede contarse en imágenes. Ferrer Dalmau es quien mejor lo hace, siempre desde la libertad, porque, como advierte, ni don Pelayo, ni los Reyes Católicos, ni los tercios eran de VOX ni del PSOE. Quién es nadie para cambiar la Historia, o quién es nadie para estropear una obra de arte expuesta en un museo. Calero los define: se envuelven en su bandera de libertad, pero en realidad son liberticidas, activistas que buscan su momento de gloria en las redes sociales. Como bien señala el pintor, las redes sociales no son el mundo.

María José Solano moderó el encuentro entre Fernando Savater y Luis Alberto de Cuenca. Foto: LV

A continuación, el broche de oro lo pusieron el enorme periodista, escritor y colaborador de Zenda, Jesús Fernández Úbeda, y el compositor y cantante David Summers, que no necesita presentación: sigue siendo el chico de la barra del bar de moda, en palabras de Solano, que además continúa llenando estadios tanto en España como en América. Han venido a hablar de “`Letras peligrosas’, las canciones sometidas a observación”, y Úbeda se lanza con un poema que provoca sonrisas, carcajadas y aplausos:

David revuelve huevos en Venecia,
asfalta los caminos del placer,
combate con su rock a la inclemencia,
tatúa con tres hombres una G.
Cruzado del amor sin penitencia,
tan artista compadre y paladín,
tan pintor de sonrisas, tan esencia,
tan Rowland, tan presente, tan Christine.
El guardián de los bailes por llegar,
encierra la nostalgia en un asilo repleto de cenizos de ocasión,
mientras anima a visitar su Bar
 a las ardientes chicas cocodrilo,
 que se derriten con Sufre mamón.

Público del encuentro Diálogos en las claras. Foto: LV

De izquierda a derecha: Jesús García Calero, Jesús Fernández Úbeda, Augusto Ferrer-Dalmau, David Summers, Julio Mínguez y María José Solano. Foto: LV

"Úbeda le pide colaboración para desbrozar determinadas letras, y hablan de Matar a Castro, criticada ya en su momento y compuesta por un Summers muy joven y algo punk"

David ha visto cuestionada la letra de “Devuélveme a mi chica”, también conocida como “Sufre, mamón”. Se siente sin duda un hombre libre y muy afortunado porque los Hombres G son en realidad un grupo de amigos que llevan más de 40 años juntos sin subvenciones, sin manager, sin discográficas de por medio, apoyados siempre por el público que es quien les ha permitido seguir siendo libres. Nunca ha pedido nada ni se ha dejado doblegar por nadie, y eso se paga de alguna manera: los Hombres G no están en el “sistema”, no han estado quizá nominados a tantos premios de la música, pero siempre tienen el apoyo del público que es quien los mantiene en pie. La libertad existe, defiende David, él nunca ha cambiado ni una coma de lo que ha escrito, porque nunca ha escrito nada con la intención de ofender a nadie. En México, por ejemplo, en los 80, no se podían decir en los medios palabras como mamón o marica, y fueron censuradas con un pitido hasta en las discotecas, donde cada vez que sonaba el pitido, el público gritaba a pleno pulmón la palabra ¡mamón! Coincide con los anteriores ponentes en que hoy estamos viviendo algo parecido, y se trata de la total ausencia de sentido común y la fragilidad de criterio. Úbeda le pide colaboración para desbrozar determinadas letras, y hablan de Matar a Castro, criticada ya en su momento y compuesta por un Summers muy joven y algo punk, a partir de un artículo de Interviú, es decir que podía haber querido matar a Castro, a Pinochet o al político de turno. Analizan «Dejad que las niñas se acerquen a mí», que no dejaba de ser una frase irreverente, o incluso «Suéltate el pelo», que ahora podría ser cancelada por los alopécicos. «Sufre mamón», y su desafortunado intento de cancelación en redes sociales tras su retransmisión en un programa de televisión, y «Venezia» que tocaron en un concierto en Milánla palabra mafia no es bien acogida en Italia—, son canciones que los Hombres G tocan y seguirán tocando sin censuras. La felicidad consiste en hacer felices a los que te rodean. Y eso te hace seguir cantando con emoción. Siguiendo el consejo de su padre, el gran Manolo Summers, David se dedica a coleccionar buenas personas, independientemente de su ideología: “las plazas de toros no se llenan de fachas ni de rojos, se llenan de gente”. 

María José Solano despidió este primer ciclo acerca de la llamada cultura de la cancelación auspiciado por la Fundación Caja Murcia, y la conclusión ha sido unánime entre los participantes: vivimos en una sociedad en la que presenciamos cada día el linchamiento y la ejecución en la plaza pública de las redes sociales a quienes discrepan, desentonan o debaten los principios establecidos, pero no debemos rendirnos. Al contrario, es ahora cuando hay que darle alas al pensamiento crítico, que es lo único que nos lleva a la libertad.

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