He aquí una batería de propuestas para sumar a las muchas que van surgiendo en estos tiempos en que estamos recluidos con responsabilidad y un punto de ansiedad. Ahí van:
1.- La esperanza pese a todo, un maravilloso cómic de Émile Bravo publicado por Dibbuks. Bravo hace una versión absolutamente novedosa de Spirou y Fantasio, los personajes que creara Rob-Vel en 1938 y potenciara sobre todo el gran Franquin en los 40-50 del siglo pasado. La esperanza pese a todo es una serie de cuatro entregas. La que se acaba de publicar es la segunda. Vale la pena leer también una especie de prólogo de la serie, el volumen Diario de un ingenuo (Dibbuks, 2018). Émile Bravo, con un dibujo sutil y “tintinero” y una gran narratividad, sitúa a sus personajes en la Bruselas de la Segunda Guerra Mundial invadida por los alemanes. Rezuma encanto por todas partes y una gran crítica social.
2.- La película de Roman Polanski El oficial y el espía. Una lección de cine, de ambientación, de caracteres, para reflejar la Francia (y la Europa) del affaire Dreyfus, cuando este oficial judío fue acusado de traidor y defendido por otro oficial, Picquart, jefe del contraespionaje, quien descubrió al verdadero espía. Como es sabido, de todo ello lo que hoy más se recuerda es el panfleto que escribió Émile Zola, Yo acuso, un verdadero alegato contra al antisemitismo y a favor de la libertad. Desde luego, esta recreación de Polanski es una de las mejores películas europeas de los últimos años.
3.- El Premio Biblioteca Breve 2020 de Seix Barral ha recaído en la primera novela de la escritora Raquel Taranilla, Noche y océano. Es un portento metaliterario, culto, delicioso, ingenioso, de gozosa ironía y cinefilia a raudales. Uno de esos raros mecanismos literarios que te dejan clavado en el sillón, admirando su escritura.
4.- E. J. Trelawny es el autor de un libro tremendamente borgiano, solo que publicado en 1858, mucho antes de que Borges naciera: Memorias de los últimos días de Byron y Shelley. Recién reeditado por la editorial Alba, que lo publicó por primera vez en el año 2000, es un testimonio novelado de quien fue amigo de los dos poetas ingleses y compañero de acciones y viajes con ellos. Se lee como una novela de no-ficción periodística avant la lettre, ya que reúne historia, viajes, biografía, emoción y aventura.
5.- El nombre que ahora digo (Galaxia Gutenberg), de Antonio Soler, novela con la que su autor ganó el premio Primavera hace unos años y que ahora se reedita tras una cuidada revisión hecha por el propio Soler. Recuperación oportuna, con el trasfondo de la Guerra Civil y un contexto de personajes siempre al límite en una España eternizada. Quien disfrutó con Sur se reencontrará aquí con el magisterio de uno de los mejores escritores españoles actuales.
6.- Los virreyes (Acantilado), de Federico de Roberto (1861-1927), es una novela que recomiendo siempre por su fuerza de sátira decadente, mosaico de personajes increíbles, con intrigas, iniquidades, conjuras, miserias y maldades que dejan ridícula cualquier serie de televisión de hoy en día. Larga crónica de una antigua familia de raigambre española en la Sicilia de la segunda mitad del XIX, antecedente de El Gatopardo (quizá la novela de Lampedusa sea un homenaje a la de De Roberto) y una novela cumbre de la literatura europea.
7.- Mariana Enríquez, con Nuestra parte de noche (Anagrama) ha creado un monstruo. Es una novela hipnótica, no se puede dejar de leer, y combina como pocas veces se ve el realismo más severo con un mundo de terror fantástico, gótico y sanguinario, que encierra una novela de aprendizaje ante la vida, que es también una novela de amor, de sectas terribles, adultos crueles y adolescentes generosos. Y como novela es un monstruo inacabable, porque, como toda narradora que teje historias, Enríquez ha escrito un relato poliédrico que podría durar otras seiscientas páginas. Y las leeríamos.
8.- Una familia normal (Temas de Hoy), de Alejandra Parejo, otra escritora con primera novela, enfrenta a Olivia, la protagonista, con la maternidad y con todas las renuncias que esta requiere. Lo hace a través de un lenguaje delicado y unas imágenes que recuerdan en matices a la atmósfera de Call Me by Your Name. Alterna momentos de la infancia de la protagonista, la ausencia del padre y la aceptación de un divorcio, la toma de decisiones, el cuestionamiento de aspectos fundamentales de la vida a la hora de formar una familia, desmitificando lo que esta supone y cuestionando las exigencias que conlleva. La novela de Parejo, que se adentra en el laberinto “familiar” con brillantez, rebosa frescura.
9.- La película La trinchera infinita, de los directores Garaño, Arregi y Goenaga, refleja lo que es toda guerra civil, y muy especialmente lo que debió de ser la española: el miedo, el odio, el rencor, el afán de supervivencia, la vida que se frustra y que se impone a la muerte y al dolor. No me extraña que sea una película tan bien concebida, porque ya Handia y Loreak, sus películas anteriores, son obras de una calidad y una originalidad extraordinarias. En esta de ahora, a la historia contada en susurros, en escorzos y en inquietantes suspenses, se suman los papeles de Antonio de la Torre y de Belén Cuesta, insuperables y convincentes. Para entender qué fue la Guerra Civil hay que ver esta película, que trata de los topos.
10.- Para acabar, en este año galdosiano no seré yo quien recomiende leer a Galdós (que lo hagan otros más fans del canario), porque a mí me parece aburrido y antiguo. Prefiero a Emilia Pardo Bazán, que me parece lo contrario. Leer de ella Los Pazos de Ulloa, La madre Naturaleza, Insolación o Memorias de un solterón (casi todas en Cátedra) estoy seguro de que será un verdadero descubrimiento para muchas personas. Y ya puesto, recomiendo su biografía, escrita por Isabel Burdiel para Taurus. Es magnífica.
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