¡Dios nos libre de la Inquisición!

El libro de Sandra Aza esta narrado con un estilo que calificaría con un “sobresaliente cum laude”, en donde sus virtudes literarias son muchas, pero lo que destaca por encima de todo es la pasión y los sentimientos intensos que trasmiten los distintos personajes. El lector a medida que avanza en el libro siente, y es literal, cómo en muchas partes de la historia su corazón se encoje y suspira por los avatares de los protagonistas. Aza utiliza, para contar la historia, un narrador en tercera persona, pero, a veces, pone la voz del narrador a través de los diálogos de los personajes consiguiendo que estos desnuden, de una manera mucho más efectiva, sus sentimientos; así, consigue hacerlos llegar directamente del corazón del personaje al del lector.

La autora es capaz de articular una trama compleja con una urdimbre muy bien trazada, en donde no hay ningún hilo que se suelte ni se deshilache; para ello cuenta la vida de una familia acomodada que vive en el Madrid del Siglo de Oro. La familia de Sebastián Castro, notario de número y escribano de Madrid, se verá arrastrada a la debacle, por las envidias y los falsos testimonios que se propagan de manera ladina e interesada por los mentideros de la Villa y Corte. El matrimonio de Sebastián Castro y Margarita Carvajal forma una familia que vive de manera tranquila y rutinaria su honrada y católica vida. En un momento dado, sin percatarse, se cruzan con unos enemigos que no dudarán en emplear todas las herramientas que su falta de escrúpulos pone a su alcance con tal de destruir al matrimonio de los Castro. Tanta es su inquina, y tan fuerte el oculto motivo que los impulsa, que incluso los llegan a involucrar en el pecado más horrible que se podía cometer en esos tiempos. Los enemigos de los Castro manipulan las pruebas para implicarles como jefes de la secta que organizó y cometió los asesinatos bautizados, por los cotillas de los mentideros, como “los Crímenes del Ritual”. Para conseguir su fin organizan un libelo de sangre, que es una acusación falsa por la que se culpaba a los judíos de asesinar a niños cristianos con el fin de utilizar su sangre en ceremonias satánicas. Estas maledicencias y difamaciones llegan a provocar que se produzca una denuncia, basada en testimonios falsos e interesados, ante el tribunal de la Inquisición, la cual desatará una tormenta inimaginable en la vida de los Castro. Por suerte y consuelo para el matrimonio, sus dos hijos, un bebé de meses y su hermano mayor de trece años, huyen en el momento en que los comisarios de la Inquisición detienen a sus padres. Alonso, que así se llama el hijo mayor, a partir de ese momento empieza a ingeniárselas para poner a salvo a su hermano pequeño e iniciar un curso acelerado de supervivencia en las frías, inhóspitas y crueles calles del Madrid del Siglo de Oro. En ese curso, tiene la suerte de encontrarse con dos pequeños pícaros, catedráticos de trampas y mañas, que dominan el arte de vivir de la nada. Alonso, con su nueva familia, conseguirá hacer todo lo posible para intentar demostrar la inocencia de sus padres, librarlos de las garras de la Inquisición y recuperar su perdida vida feliz.

Sandra Aza acomete la tarea de describir de manera certera y con mucho rigor histórico el Madrid del siglo XVII. Con sus descripciones, el lector es capaz de sentir el frío invierno, las asquerosas e inmundas calles y los hombres con peores calañas que uno se pueda imaginar. Es un mundo de tullidos, vagabundos, mendigos y gente de baja ralea; estos desheredados de la vida demuestran tener más moral y piedad que encopetados prebostes de la nobleza. A lo largo de la historia podemos encontrar desde amor, esperanza, lealtad, amistad, honradez, etc.; hasta crimen, miseria, hambre, traición, frío, desesperación, muerte, llanto y tristeza.

A lo largo de la narración, la autora emplea un lenguaje con centenares de expresiones típicas del vocabulario del Siglo de Oro (germanías), que en ocasiones hace que la ironía esté presente en la lectura. Sandra Aza, con su conocimiento profesional de las leyes, es capaz de dar una clase magistral de lo que era, en el siglo XVII, el procedimiento penal inquisitorial y cómo finalizaba el mismo con un ejemplar y aterrador auto de fe.

Hasta el instante final, el lector está atrapado por una vorágine de acontecimientos y pasiones que hace que desee que la obra continúe y no se acabe con la página final del libro. La historia, aventura y avatares que viven los Castro, en muchos momentos me han recordado a las contadas, en siglos pasados, por clásicos como son, entre otros, Robert. L. Stevenson, Alejandro Dumas y Rafael Sabatini.

Como resumen final, creo que puedo afirmar que Libelo de Sangre es una novela histórica destinada a que los lectores que decidan tomarla en sus manos recuerden durante mucho tiempo: cuándo la leyeron, dónde se encontraban, lo qué les hizo sentir y de qué trataba. Condiciones más que suficientes para considerarla muy recomendable.

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Autora: Sandra Aza. Título: Libelo de Sangre. Editorial: Planeta. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.