Verdadera acta fundacional de una nueva época del pensamiento, en el Discurso del método (Trotta), primer escrito publicado por René Descartes (1596-1650), se forjan los tópicos en torno a los cuales girará la reflexión filosófica hasta que la Modernidad entre en una crisis definitiva. Esta edición trilingüe, que incorpora el texto francés publicado por Descartes y su posterior traducción al latín por él autorizada, abre nuevas perspectivas para la comprensión de esta carta fundacional del espíritu filosófico moderno. A ello contribuyen especialmente la selección de la correspondencia de su autor en torno al Discurso y la traducción del polémico texto del libertino erudito Pierre Petit incluidas en el volumen.
Zenda publica las primeras páginas del prólogo, escrito por Pedro Lomba.
Introducción
DE TE FABULA NARRATUR. DESCARTES en 1637
Pedro Lomba
«En Descartes se da un equilibrio perfecto entre el pensamiento y su expresión.
Ningún ornamento ficticio: la frase solo sirve para la expresión exacta del pensamiento. Este equilibrio preciso entre idea y forma es el signo característico de la prosa clásica. El Discours de la méthode es un ejemplo perfecto.
Cuando Descartes proclama la autoridad suprema de la
razón, se alinea con Malherbe; se alinea con todo su siglo,
el cual apenas ha salido, ensangrentado, de las guerras religiosas, último sobresalto de la edad escolástica».
(Tomasi di Lampedusa)
Como todo texto clásico de filosofía, el Discurso del método puede ser leído de muchas maneras. no obstante, más allá de todo afán hermenéutico exhaustivo, se debe afirmar que es a la vez dos cosas a primera vista diferentes. en primer lugar, y explícitamente, una introducción a tres escritos —tres «ensayos de este método»— centrales dentro de la producción científica cartesiana: la Dióptrica, los Meteoros y la Geometría. Así es como se edita en Leiden, anónimo, en 1637, constituyendo el conjunto la primera de las obras publicadas por descartes. Y así es como debe ser abordado: sin perder de vista su carácter propedéutico, pues es la premisa teórica de los tres ensayos a que antecede, los cuales justifican, ilustrándolo, el método presentado en él. en segundo lugar, también es esencial leerlo atendiendo al género literario que su autor elige para escribirlo: la autobiografía intelectual. Según afirma repetidamente, lo que con él ofrece al público es una fábula o historia: la de su «mente» hasta 1637, año decisivo por suponer un verdadero punto de inflexión, una primera cumbre, en la elaboración de su filosofía. es decir, de su ciencia, de su metafísica y de su moral.
La culminación, el momento de perfección de la actividad científica y, por tanto, metódica del francés1, queda fijado en esta suerte de combinación de géneros literarios —el escrito introductorio, la autobiografía—. Simultáneamente, nuestro texto señala el momento en que arranca, tras años de trabajo, la efectiva construcción de un sistema cuya pretensión última, y muy explícita, es la de condenar a la más absoluta insignificancia teórica a toda la filosofía elaborada hasta el momento en que descartes, venciendo su proverbial afición a quedarse en la cama hasta bien entrada la mañana, toma la pluma para dar forma a la suya propia. Nemo ante me —nadie antes que yo— afirma con cierta arrogancia cada vez que propone alguno de los principios fundamentales de su «nueva filosofía», subrayando así su novedad y, sobre todo, la completa inutilidad de los esfuerzos de cuantos le han precedido… Así pues, una fábula, una introducción, una meditación sobre el pasado. el Discurso es todo esto a la vez, y lo es entrelazando con sorprendentes fuerza y naturalidad esos tres tipos de escritura.
Su centralidad dentro de la producción cartesiana es, por todo lo anterior, incuestionable. también, y más profundamente quizás, porque pese a ser un prefacio —o por serlo en un momento tan decisivo en la vida intelectual de su autor— se presenta como una obra filosófica total, cada una de cuyas seis partes posee el tono de una intervención teórica definitiva. todas las disciplinas en que solía ramificarse la filosofía en la época son tratadas en estas pocas páginas con una contundencia solo comprensible como expresión de la seguridad que su autor tiene de haber conquistado un terreno virgen y realmente valioso para el pensamiento. Recorreré sumariamente esas partes en que el propio descartes divide el texto, pero dejando para el final, por razones que expondré en su momento, la primera, en la que se nos ofrece una historia bajo la ya mencionada forma autobiográfica.
Tras ella, como parte segunda, es presentada una lógica que se condensa en un escueto repertorio de preceptos metódicos que resumen los prescritos en las Regulæ ad directionem ingenii, texto redactado entre 1620 y 1628, y publicado póstumamente en 1701, aunque traducido del latín al holandés en 1684. Las lacónicas cuatro reglas del Discurso —de la evidencia (cf. At Vi, 18), del análisis (cf. ibid.), de la síntesis (cf. At Vi, 18-19), y de la enumeración y recapitulación (cf. ibid.)— suponen un pensamiento que ya domina reflexivamente las leyes de su propio funcionamiento. Por ello distingue descartes con todo rigor —y esta distinción será siempre fundamental en su pensamiento— la mera erudición, de una ciencia concebida como coherencia, como conexión de principios y de ideas. el método no es sino reflexión sobre la naturaleza de una mente que funciona concatenando aquello que percibe clara y distintamente.
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Autor: René Descartes. Título: Discurso del método. Editorial: Trotta. Venta: Amazon
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