La cosa tiene miga. En mayo pasado, al término de la gestión de la periodista y escritora Magali Tercero como presidenta del PEN México, la institución, fundada en 1923 por don Alfonso Reyes y Genaro Estrada, convocó a unas elecciones en las que contendieron dos candidatos: los poetas María Rivera y Pedro Serrano. Rivera fue elegida, pero surgieron voces impugnando el proceso, las cuales hablaron de corrupción, miembros registrados a última hora y cuotas pagadas con premura. Durante el 85 Congreso Internacional de PEN, en Manila, Filipinas, celebrado a finales del pasado mes de septiembre, el Centro PEN México, a propuesta de la directiva de PEN Internacional, fue suspendido por esas supuestas irregularidades en su proceso electoral. La reacción de la recién elegida directiva mexicana del PEN no se hizo esperar, y en un comunicado fechado el pasado 6 de octubre y respaldado por autores como Homero Aridjis, Víctor Manuel Mendiola, Aurelio Asiain, Elsa Cross y Gabriel Zaid, sostienen que dicha suspensión “es una represalia autoritaria” ante las denuncias que PEN México ha formulado “de una serie de actos indebidos cometidos por PEN Internacional en perjuicio de PEN México, y ante el fracaso manifiesto de su directiva, encabezada por la estadounidense-mexicana Jennifer Clement, su máxima autoridad —y expresidenta de PEN México— de apoderarse de nuestra organización a través de la imposición antidemocrática de un candidato”, y califican la actitud del PEN Internacional de “intervencionista” y “violatoria» de la autonomía de los centros nacionales. Asimismo, PEN México denuncia que PEN Internacional usó su nombre “sin autorización ni consulta, para suscribir comunicados internacionales destinados a intervenir en conflictos políticos internos de los países”, como ocurrió en el caso de un comunicado con el que se exigió la liberación de los activistas catalanes Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, publicado en enero pasado, el cual originó la renuncia al PEN Internacional del Premio Nobel Mario Vargas Llosa, Presidente Emérito de PEN Internacional, o cuando se solicitó la liberación del político kurdo Selahattin Demirtas y el PEN Internacional refirió que PEN México había adoptado a Demirtas como su “miembro honorario”, pronunciamiento que fue, dice PEN México, “una mentira”, pues nunca fueron consultados al respecto. El comunicado termina afirmando que PEN México “es una institución autónoma e independiente de escritores mexicanos, con personalidad jurídica propia, regida por sus estatutos y como tal, su funcionamiento no depende de PEN Internacional, por lo que continuará de manera normal con sus actividades para promover la literatura y la libertad de expresión ante la brutal y generalizada violencia que padece el país”. Jennifer Clement, presidenta del PEN Internacional, ha respondido asegurando que “se han violado normas universales de una elección democrática”, que tiene pruebas y que “la autonomía no exime a ningún Centro de seguir las normas de gobernanza de PEN ni de entablar un diálogo con nuestras estructuras internacionales cuando surge un conflicto”. Por el momento, señala Clement, PEN México dejará de formar parte de las actividades internacionales de PEN, aunque su voluntad es “que algún día la suspensión pueda ser levantada por otro voto de la misma asamblea” y, para que eso ocurra, dice, “convendría que un diálogo fructífero se entablase y desapareciesen las razones que llevaron a la suspensión de PEN México en el congreso de Manila”. PEN México ha respondido a su vez a estas afirmaciones de Clement, precisando que ninguno de los hechos señalados por PEN Internacional como “irregularidades” lo son, ya que no incumplen con sus estatutos, que, en efecto, son las normas legales que rigen la vida interna de la organización y no las ordenanzas de PEN Internacional, que no tienen ningún carácter legal en PEN México y que, según éste, “nunca han sido remitidas a nuestra organización, ni son públicas y de existir serían violatorias de las autonomías de los Centros PEN”. Con todo este jaleo, los únicos que pierden son los poetas, ensayistas y novelistas (PEN) cuya integridad física, intelectual o laboral está corriendo peligro en estos momentos, mientras los miembros de una de las pocas organizaciones creada para para promover la amistad y cooperación intelectual y echarles una mano en la defensa de sus derechos se enfrascan en una lucha de poder por un membrete, aunque las cartas, puestas boca arriba, muestran claramente quién tiene el ego más grande y se cree la mamá de los pollitos.
LA HISTORIA MEXICANA DE UN CRIMEN DE ESTADO
Tiempo suspendido. La historia de la desaparición forzada en México, 1940-1980 (Bonillla Artigas Editores, 2019), de Camilo Vicente Ovalle, es una investigación que no debe pasarse por alto. Este libro habla de un periodo en México en el que las desapariciones forzadas fueron práctica común en el país y donde a lo largo de cuatro décadas experimentó un desarrollo y un refinamiento que la llevó a convertirse en una especie de política de Estado a la sombra que culminó con el brutal caso de los estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, hace cinco años. Fruto de años de investigaciones, esta obra demuestra que la desaparición es una práctica incrustada en las instituciones de seguridad de México, principalmente en el Ejército y las policías federales y estatales. Ovalle promete seguir investigando para exponer en un próximo volumen cómo en los años siguientes a los 80, la desaparición forzada se ha seguido practicando a nivel estatal y municipal hasta vincularse definitivamente con el crimen organizado. Para documentar nuestro optimismo.
UNA FERIA DEL LIBRO POPULAR
Un millón 335 mil personas visitaron en total la décimo novena Feria Internacional de Libro del Zócalo, celebrada del 11 al 20 de octubre pasado. Las cifras y el entusiasmo de los organizadores hacen pensar que esta cita cobra mucha relevancia en la Ciudad de México. Y es que cada año, sus organizadores se esfuerzan por darle un marcado carácter popular, no cobrando el acceso para que gente de muy distintas zonas y estratos sociales la reconozca y la identifique como un espacio donde hay una gran oferta editorial y un esfuerzo de los sellos por dar buenos descuentos, pero también ofreciendo gran cantidad de actividades complementarias que son muy atractivas para la gente, incluyendo la participación de libreros de ocasión o de viejo. Su objetivo para el año próximo es hacer una memoria de 20 años de vida y llevar autores de los cinco continentes. Buena suerte.
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