Este libro tiene una cuidada edición y comienza con unas páginas negras y letras en blanco, a modo de esquela, que vislumbran la magnífica narración sobre uno de los periodos más oscuros de nuestra reciente historia. Es reseñable que en la portada de un libro titulado El franquismo el personaje central de la imagen sea el emérito rey Juan Carlos I, flanqueado por Franco y Carrero Blanco. En el prefacio se resume la intención del autor: dar a conocer de forma simple la compleja etapa del franquismo.
Los constantes cambios de gobierno, golpes de Estado, traiciones y complots siembran una atmósfera enrarecida que propiciará el inicio de la Guerra Civil Española. El 8 de marzo de 1936 se reúnen los generales Franco, Mola, Fanjul, Valera y Orgaz para organizar un golpe de estado. Son destinados fuera de Madrid, lo que les sirve para coordinar el levantamiento militar desde varios puntos de España.
Como sabemos, los sublevados contaron con la ayuda de Hitler y Mussolini. Sin embargo, la República española solo recibe ayuda concreta de México y la URSS, quedando las potencias europeas al margen. El 1 de abril de 1939 firman en Burgos el final de la guerra y comienzan casi 40 años de franquismo.
Los años 40 fueron alimentados no solo con las cartillas de racionamiento (que duraron hasta 1952) y bajos salarios (un 60% menos que en 1935) sino por el rencor, que propició falsas denuncias entre vecinos y dio paso a las venganzas. Entre el final de la guerra y julio de 1948 se calculan más de 250.000 personas fusiladas por rebelión militar o muertas en prisión, cinco veces más que todas las víctimas de las dictaduras chilena y argentina sumadas.
Tras la guerra, el régimen franquista publicitó la “benevolencia” del Caudillo, y entre 200.000 y 300.000 refugiados decidieron regresar de Francia, donde sobrevivían en condiciones infrahumanas, tratados como indeseables por el gobierno de Édouard Daladier. A su vuelta, la mayoría fueron fusilados, recluidos en cárceles o batallones de trabajo. El perdón de Franco se resume en esta frase: «¡Juro aplastar y hundir al que se interponga en nuestro camino!» (1 de septiembre de 1939).
En la década de los 40 se sufrieron enfermedades epidémicas y carenciales, hambrunas, corrupción y una economía autárquica que aisló al país del mundo. Franco no involucra a España en la II Guerra Mundial, quizá porque Mussolini no se fiaba de él o Hitler lo consideraba un “charlatán latino” o porque la tranquilidad interior de España no estaba garantizada. Lo máximo que contribuyó con el Eje fue enviando voluntarios a la que se llamaría “División Azul”. En tres años combatieron contra Rusia 45.500 españoles.
Algunos historiadores cuentan que hasta 1952 se vivió en España una guerra encubierta, matando y torturando en zonas rurales a miles de personas, en los llamados “rituales de obscenidad colectiva”, donde se burocratiza la violencia, sumando una espiral de odio sin límites. La mujer es sometida al marido, se roban niños para entregarlos a familias afines al Régimen, se tortura en los cuarteles y cuando el Eje pierde la guerra, Franco aumenta su poder, purgando a los generales que le ayudaron en la Guerra Civil y otorgando poderes a la Iglesia católica; promoviendo que ésta fue una Cruzada cristiana, les ingresa cuantiosas subvenciones y les da el control de la enseñanza. En 1979 se firma un nuevo Concordato con la Santa Sede para perfilar la relación del nuevo Estado constitucional, acuerdo que aún mantiene la enseñanza de la religión católica en los centros públicos de un Estado aconfesional.
Más de mil guerrilleros muertos, otros dos mil hechos prisioneros y unas 60.000 personas juzgadas por colaborar con la guerrilla, aún en 1965 mataron al último guerrillero.
Ya en los años 50, el franquismo se vende a los EEUU, recibiendo 600 millones de dólares a cambio de poner bases militares en territorio español, pero esta década fue la de las huelgas en Cataluña, Euskadi y Asturias y las primeras protestas universitarias contra el régimen. En 1957 Franco cambia el gobierno, dando entrada a miembros del Opus Dei, que abrirán la economía al exterior, y dos años después se crea ETA. Franco fue blanqueado por EEUU, ante el temor del presidente Eisenhower a la Guerra Fría. España tiene una posición estratégica en el Mediterráneo, y el apoyo americano le sirvió para ser admitido en la ONU en 1955.
En 1960 un joven llamado Jordi Pujol es condenado a siete años de cárcel, de los que cumplió dos y medio, como instigador de una protesta contra Franco acusando al Régimen de corrupción, paradojas de la vida. Sin embargo, a partir de 1960 la economía mundial crece y España es partícipe de ese crecimiento, a un ritmo del 7 al 8% anual, hasta la crisis del petróleo en 1973.
El boom económico fomenta todo el consumo, y el turismo pasa de tres millones en 1950 a más de 30 millones a finales de los años 60. Un millón y medio de españoles emigran a Francia, Bélgica, Suiza y Alemania, mientras la radio y la televisión se convierten en la primera adicción colectiva.
Los años 60 serán los de las grandes huelgas reprimidas a tiros, la década en la que ETA comienza a asesinar (en 1968 al guardia civil José Pardines, y no parará hasta 2009, sumando más de 850 muertos).
En 1969 Juan Carlos de Borbón, impertérrito, jura en las Cortes “lealtad al Caudillo” y todas sus leyes. El atentado a Carrero Blanco en 1973 es el prolegómeno del final del Régimen, tomando el relevo de la presidencia del gobierno Arias Navarro, y dos semanas antes de morir el dictador, los marroquíes reivindicaron el Sáhara español, en lo que conocemos como la “Marcha Verde”.
El 20 de noviembre de 1975 se convertiría en un día de júbilo, acabando así con una cruenta y despiadada dictadura que duró casi cuatro décadas. El 1 de julio de 1976 el rey Juan Carlos I llama al neofalangista Adolfo Suárez para gobernar. El 15 de junio de 1977 se celebran las primeras elecciones libres, que no constitucionales, obteniendo la UCD 165 diputados, PSOE 118, PCE 20, AP 16, PSP-US 6, otros 25. En 1978 siete miembros de los principales partidos, conocidos como los Padres de la Constitución, la redactan, siendo refrendada en diciembre de ese mismo año.
Sin embargo, el franquismo no acabó con la muerte del dictador. Debemos tener presentes los asesinatos cometidos por la ultraderecha española, que suman decenas de muertos hasta 1982. Eran cuatro gatos, pero muy peligrosos, dijo la cantante Ana Belén.
Gonzalo Pontón realiza un excelente resumen histórico, que tiene en los dibujos un gran aliado para amenizar una lectura de obligado cumplimiento en este inicio de año, recién celebrados los 45 años de la Constitución Española. El franquismo se implantó en una España con casi media población sin saber leer ni escribir, lo que implica una incapacidad para pensar o decidir con criterio, para cuestionar, rebatir o tener iniciativa.
Franco se atribuyó ser el Joseph Goebbels del franquismo, con una propaganda implacable que logró adormecer las mentes de una España que solo vivía para llegar a fin de mes. Como señala Pontón, despolitizó a los españoles que tanto interés habían tenido en tiempos de la República, convirtió al país en un yermo cultural sin parangón entre los países civilizados, mientras él cazaba, pescaba, jugaba al golf y amasaba una fortuna de la que siguen viviendo sus herederos. Cuentan en la ribera del Sella cómo le soltaban los salmones antes de echar el cebo.
Murió matando y, como dijo antes de morir, lo dejaba todo atado y bien atado. Después de muerto siguió ganando, porque ni sobre su cadáver volvería la República, como así sigue siendo.
Donde habite el olvido histórico volverán a cometerse los mismos errores. La política es parte esencial de nuestras vidas, porque es donde se toman las decisiones de nuestro futuro y el de nuestros hijos. La apatía política es un modo de hacer política. Me produce hondo pesar el ver cómo estos chavales que nos gobiernan no son capaces de ponerse de acuerdo en nada y cómo se implanta la crispación, el insulto y la descalificación. Como decía esta semana Arturo Pérez Reverte en una entrevista televisiva, son unos ignorantes e incultos, pero tienen el poder y eso es muy peligroso.
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Autores: Gonzalo Pontón Gómez y Amat Pellejà Pedrol. Título: El franquismo: Una historia gráfica. Editorial: Pasado & Presente. Venta: Todostuslibros.
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