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Donde siempre es de día, de Isabel Marina

Donde siempre es de día, de Isabel Marina

Afirmaba Patricia Highsmith que la desventaja de abandonar sus diarios era «perder los efectos catárticos de traducir las cosas en palabras, quedarse sin el análisis que, por mínimo que sea, nace siempre que usamos las palabras para registrar algo». Con esa misma intención encara Isabel Marina la escritura, indisolublemente unida a sus vivencias, como una forma de ordenar el caos que a todos nos acosa, como una forma de explicarse las maravillas y miserias del mundo, y explicarse también a sí misma. Es la de Isabel Marina una poesía celebratoria, a la par de intimista, sin por ello abandonar un esencialismo reflexivo sustentado en el símbolo, habitualmente concretizado en espacios (balnearios, plazas, jardines en ruinas, patios, teatros cerrados, pastelerías antiguas, palomares, escaleras, ferrocarriles, apartamentos turísticos, solares abandonados, estaciones de servicio, salas de cine… con predilección por los no-lugares) u objetos cargados de una significación transcendente (mapa, cáliz, pan, puente, sábanas, barcos, cerrojos, el pañuelo de su madre, vajillas, marionetas, ceniza, candelabros… objetos que «ya no tienen utilidad ni sentido/ pero arde(n) en la memoria […]/ metáforas de mundos extinguidos»). Vida y arte son para Isabel Marina indisociables, y no solo porque el arte le permite procesar su propia vida y alcanzar otros niveles de conciencia, sino porque su vida está llena de arte, literalmente. Martín, Francisco Alba, Miguel D´Ors, Rafael Guillén, Luis Alberto de Cuenca. (ÁNGEL ALONSO)

***

MI FORMA DE SALVARME

Por eso pierdo tan frecuentemente
el sentido en el acto
de escribir un poema.

LORENZO OLIVÁN

Solo conozco
una forma de salvarme,
de llegar hasta mí
a través de los años y la niebla:
hurgar en mi herida, aunque duela.
Al menos, así me siento,
existo al notar la llaga.
Al menos, la indefinición
no me borra de mi mapa.

Miro de frente al sol que me ciega,
descubro el aguacero y la tormenta,
dejo que un rayo me fulmine,
que mi corazón desate
su rabia contra las piedras.

Solo conozco
una forma de salvarme,
de entrar en mí:
encarar la realidad y las pérdidas,
desterrar la mentira,
no disfrazar nunca la verdad.

Solo conozco
una forma de salvarme,
de entrar en mí:
escribir el poema.

***

PUNTO DE FUGA

Hay un espacio intermedio
entre mis dos pupilas,
un lugar en sombra
donde una estrella
a punto de morir
trata de emitir su luz.

Es extraño estar ahí,
vestirse cada día,
leer el periódico
y hablar con los otros,
queriendo ver esa luz
que apenas está encendida.

Divago por calles interiores,
por plazas transitadas,
como la plaza de Legazpi,
donde todo es
un punto de fuga,
una continua desaparición,
como yo de mí misma.

***

NO EXISTE EL FIN

Puede parecer un milagro
que, después de tantos años,
siga el amor expresándose
en nuestros cuerpos,
nos siga amalgamando
en una alquimia,
en un renacimiento continuo,
devolviéndonos a la epifanía
de la primera vez.

Se abrazan nuestros cuerpos
y los dos comprendemos
que estábamos juntos
antes del principio,
y que no existe el fin.

***

LA MESA DEL REENCUENTRO

Vivimos en una zona intermedia,
con el hábito de la sordina,
en los márgenes de un sueño
donde nadie nos escucha.
Somos un pequeño galápago
que avanza en secreto.
La tierra que tocamos
es un horizonte baldío.

Pero bajo este suelo y esta luz
claman los héroes sin venganza,
suenan músicas desconocidas,
arden palabras no pronunciadas.

Existe otro mundo donde los muertos
no necesitan llamar a la puerta.
La mesa del reencuentro está preparada
en algún lugar lejano.

***

MI ÚLTIMA ESPERANZA

En los libros que aún no he leído,
en el silencio de esta mañana,
en este apartamiento que busco
para fondear lo desconocido,
late mi última esperanza.

En estas breves notas del piano
y su caligrafía misteriosa,
en el papiro donde se escriben
poemas desde el otro mundo,
en este reflejo del sol antes de salir,
en la imagen mía, a los diez años,
cuando conocí Luarca,
tras un largo viaje,
late mi última esperanza.

Esta habitación donde leo,
donde voy dibujando mis versos,
es el acceso a innumerables
pasadizos secretos.
En este apartamiento del mundo,
por fin consigo respirar
una bocanada de aire.

Las glicinias trepan
por las paredes de mi cuarto,
forman el altar
de mi arrobamiento.
Son mi última esperanza.

—————————————

Autora: Isabel Marina. Título: Donde siempre es de día. Editorial: El Sastre de Apollinaire. Venta: Todos tus libros.

BIO

(Avilés, 1968), dirige desde 2019 la revista de poesía Ítaca, que se edita en papel desde Asturias y se distribuye por suscripción en toda España. Creadora y presentadora del programa de entrevistas «Poeta del mes», que se celebra en la Asociación Culturias de Avilés y promueve encuentros mensuales con poetas destacados.

Es autora de los poemarios Acero en los Labios (Ed. Camelot, 2016), Un piano entre la nieve (primera edición en Ed. BajAmar, 2018; segunda edición enriquecida en El sastre de Apollinaire, 2022) y Un árbol que tiembla (El sastre de Apollinaire, 2022).

Participa en junto a poetas y pintores en el libro homenaje a José Hierro Tiempo mío sin mí (Septentrión Ed., 2022), en la antología Disidencias, (El sastre de Apollinaire, 2023), en la antología poética Haz Versos (Ed. Nieva, 2018), Lluvia de palabras (Ed. Nieva, 2014), así como en el volumen colectivo Mina de palabras, (AEA, 2015).

Su libro Un piano entre la nieve fue objeto de un exhaustivo estudio, publicado en 2022, del profesor y filólogo Eduardo Castaño Rodríguez-Narín: Análisis científico del libro Un piano entre la nieve, de Isabel Marina (El sastre de los libros, 2022). Un extracto de este estudio se publica también en la segunda edición de la obra de Isabel Marina.

Poemas suyos aparecen en las revistas Cuadernos de Humo, Anáfora, Maremagnum, Areté, Estación poesía, etc. Colaboradora habitual de la revista Clarín.

Participó en 2017 en los encuentros poéticos del Monasterio de Valdediós, y sus poemas fueron publicados en el libro Festina Lente.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y máster de Radio Nacional de España. Como periodista, fue directora de comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid y redactora jefe de su revista institucional (1992-2010). Asesora personal de prensa de Gregorio Peces-Barba Martínez, padre de la Constitución Española.

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