A Eduardo Sacheri le interesan las historias de gente normal, personas anónimas y anodinas que convierte en protagonistas de sus novelas, en las que reproduce las preguntas que él mismo se plantea: «¿Se puede amar a dos personas al mismo tiempo?, ¿afrontaré el peligro de que mi vida vuele por los aires?».
Estas cuestiones son algunas de las muchas que plantea en su última novela, Lo mucho que te amé (Alfaguara), en la que el escritor argentino habla de «la libertad y el deseo en tensión con los imperativos sociales» en la voz de una mujer en la Argentina de los años 50, según explica en una entrevista con Efe. Como en otras de sus novelas, el autor expone «las grandes preguntas de nuestra vida, ya que todos vivimos interrogándonos sobre cuestiones profundas, aunque seamos personas normales y corrientes».
Así lo ha hecho en exitosas novelas que han sido adaptadas al cine, como El secreto de sus ojos, dirigida por Juan José Campanella, con guion de Sacheri y el propio Campanella, que fue ganadora del Oscar a la mejor película internacional en 2010, y en La noche de la Usina, Premio Alfaguara de novela 2016, llevada al cine en 2019 por Sebastián Borensztein con el título de La odisea de los giles y que logró el Goya a la mejor película iberoamericana en 2020.
En Lo mucho que te amé, Sacheri se cuestiona sobre el enamoramiento, el matrimonio, la exclusividad amorosa, el destino y la libertad a través de Ofelia, una joven formal y feliz de una familia acomodada de Buenos Aires en los años 50, a punto de casarse, cuya vida cambia ante la irrupción de otro amor. «Ofelia se mueve en la idea del mal menor, no está cómoda con la transgresión y solo el amor que siente la impulsa a ello. No es una feminista militante», explica el escritor, que quiso «zambullirse» en sus propias preguntas a través de la voz de la joven. Necesitaba esta voz femenina porque era mucho más potente que la de un hombre para contar esta historia de hace 70 años sobre «la amenaza de la sanción moral y la vigilancia de las costumbres, que se ceba sobre las mujeres mucho más que sobre los hombres», indica. Una voz en la que, reconoce, le costó entrar: «No me atreví desde el principio a hablar en primera persona como Ofelia y escribí la mitad de la novela en tercera persona. Entonces me sentí lo suficientemente seguro para lanzarme a la primera persona, porque ya nos habíamos conocido lo suficiente como para sentir que no era una impostura». Para Sacheri, «el mejor momento de la escritura es cuando sientes que eres el personaje y que el personaje eres tú. Es una metamorfosis, cuando te sientes transfigurado».
Frente a la protagonista, Sacheri dibuja un personaje como la tía soltera que vive en el domicilio familiar, «con una rectitud asfixiante, con una moral de hierro, que va por la vida sin la menor duda, segura de todo, distante de los que dudamos», explica. Es una historia, en definitiva, sobre la tensión entre la libertad y el deseo y los imperativos sociales. En la actualidad, dice Sacheri, frente a la década de los años 50 del pasado siglo, los límites morales son más individuales: «Damos a nuestros deseos una prioridad mayor. No es que no tengamos códigos morales, son diferentes y damos mayor espacio a nuestros deseos», explica.
La política de la época está también muy presente en la novela, porque en todos sus libros, señala, pone a sus personajes en el «piso de la Historia», ya que todas las vidas dependen de la sociedad y el momento en el que transcurren. «Y en esta familia, puestos a dialogar los domingos, hablan de política».
El escritor no se pronuncia sobre si ve esta historia en el cine: «Lleva tres meses publicada en Argentina y todavía no me lo he planteado. En las otras ocasiones ocurrió porque me lo dijo alguien del mundo del cine; la invitación tiene que venir de allí». Y apunta a la «suerte», preguntado por la razón por la que sus historias llevadas a la gran pantalla han tenido tanto éxito, aunque reconoce que puede ser porque cuenta historias de gente «normal» y porque sus novelas combinan acción y diálogo.
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