El abrazo del monstruo, de Félix J. Palma

La sinopsis de El abrazo del monstruo es la siguiente: una noche, mientras Diego y su esposa Laura asisten a una fiesta, alguien decide revivir al Monstruo —el malvado de la primera novela de Arce, Sangre y ámbar— secuestrando a su hija, Ariadna, de siete años, y proponiendo un juego macabro, ya que el protagonista deberá superar tres pruebas en directo a través de internet si quiere recuperarla. De esta manera comienza una terrible carrera en doble dirección para descubrir quién está detrás del secuestro.

La novela contiene dos novelas en una, porque se narra en dos planos distintos: por un lado, la Barcelona actual, la mayor parte del tiempo, pero también la Barcelona modernista de la segunda década del siglo XX. Su destreza para describir a la perfección estos escenarios del pasado es absoluta. Aires de novela gótica con una belleza espectacular, uno de sus logros.

El abrazo del monstruo merece ser incorporada por tanto al canon de las historias sobre la Ciudad Condal, como antes lo fueron La plaza del Diamante, de Mercè Rodoreda, Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé, La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza, Sabotaje olímpico, de Manuel Vázquez Montalbán, o la más reciente La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón, entre otras muchísimas. Es un canto de amor hacia la ciudad donde ahora habita.

No es fácil que un escritor sobreviva bien a su libro más conseguido o, al menos, más reconocido por público y crítica, como le pasó con la «Trilogía Victoriana», compuesta por las novelas El mapa del tiempo (2008), El mapa del cielo (2012) y El mapa del caos (2014). Pero Palma lo ha logrado con El abrazo del monstruo, un novelón de 732 páginas que Destino vende como novela negra y que supone además un adentramiento en sus mecanismos de escritor. Porque esta es una magnífica novela, de lo mejor que se publicará en este 2019, seguro, pero es mucho más que una novela negra. La investigación policial del inspector Rocamora se queda en un segundo plano si la comparamos con la lucha de los personajes para intentar salvar a la niña y, de paso, salvarse a sí mismos superando los miedos que todos albergamos, muchos de ellos provenientes de la infancia. El autor se sirve de la novela “de género” muy libremente.

Recuerdo ahora a Raymond Chandler, pues para él la mejor novela negra era la que combinaba los atributos de dos tipos dispares de mentalidad: la capaz de montar un rompecabezas elaborándolo de forma fría y la que conseguía hacer saltar las chispas por la viveza con la que estaba escrito.

Estamos, pues, ante una novela total, con componentes de intriga, fantasía, amor, metaliteratura y hasta terror, con toques a lo Stephen King, a quien homenajea, debidamente sazonada con esquemas folletinescos. Pero es, sobre todo, el relato de una vida: la del escritor Diego Arce, porque toda la novela está escrita a través de sus intereses y todo el material está jerarquizado en función de la repercusión que tenga en él y en el secuestro de su hija. La novela nos pregunta qué seríamos capaces de hacer por salvar a nuestros hijos. ¿Ustedes lo saben? ¿De verdad?

Las relaciones que se establecen entre los pocos personajes permiten al autor profundizar en un tema tan antiguo como la literatura misma: el de la complejidad de estas relaciones, el de la oscura naturaleza de los lazos que unen a los seres humanos. Una historia de destinos que se entrecruzan suele estar cargada de secretos. Y todos los personajes de El abrazo del monstruo los tienen. Tal vez por eso nos conquistan, por sus secretos, su cobardía, su fragilidad, su verosimilitud.

La estructura de la novela es así de exigente complejidad, donde importa mucho la reflexión como método de conocimiento y a la vez de extrañamiento. ¿Quiénes somos nosotros? La realidad, en definitiva, que conduce a la irrealidad. Ya lo escribió el poeta Luis García Montero: “La vida nunca fue precisamente / un libro abierto”.

Félix J. Palma es un habitante de las palabras, pues las baraja con una capacidad asombrosa de transmisión y una gran fuerza evocadora. En El abrazo del monstruo no hay párrafos inútiles, ¡y son más de setecientas páginas! El estilo corresponde perfectamente a la funcionalidad de lo narrado. Quizá porque el verdadero milagro de la literatura consiste en hablar de uno mismo para acabar hablando de los demás. De todos. Y él rasga la pluma manteniendo un pulso emocional intachable, sin permitirse una blandura emocional ni siquiera en los momentos más desgarradores de la narración.

Otro de los temas sobre los que reflexiona el autor gaditano es el azar, que desempeña un papel muy destacado en el conjunto de su obra. De nuevo abundan los pensamientos sobre el azar diseminados por toda la novela. Un ejemplo (p. 377): “Dios era más de repartir cánceres y accidentes de tráfico a voleo, mientras sus adeptos se entretenían en buscarle un sentido a su arbitrariedad”.

Pensarán ustedes que esta es una crítica excesiva. Tienen razón. Pero es que El abrazo del monstruo es una obra de absoluta plenitud narrativa que perdurará en el recuerdo de los lectores que se sumerjan en sus magistrales páginas. Si no lo han hecho, ya están tardando.

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Autor: Félix J. Palma. Título: El abrazo del monstruo. Editorial: Destino. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro