Me lo comentaron hace un par de meses, cuando escribí sobre el Sitrang (“Cyvasse”, en la versión original inglesa). Que por qué no hablaba del ajedrez tridimensional vulcaniano que aparece en la saga de Star Trek. Muy bien. Como deseen…
Este ajedrez vulcaniano tiene su origen en el llamado Kubikschach, un ajedrez tridimensional (cúbico, sería la traducción correcta) creado en 1851 por el maestro de ajedrez Lionel Adalbert Bagration Felix Kieseritzky. Esta infernal variante se juega con ocho tableros superpuestos, uno encima del otro. Posteriormente, en 1907, Ferdinand Maack (todo un personaje: médico, inventor y ocultista, además de maestro de ajedrez) diseñó el Raumschach (“ajedrez espacial”). Su tablero es más pequeño que el Kubikschach (5x5x5) y tiene más figuras: dos peones más para cada jugador y una nueva pieza, el unicornio, con movimiento triagonal (vamos, que se mueve en diagonal pero subiendo o bajando)
El Chess-Trek o Chess Tri-D —como también se le llama— fue diseñado visualmente por Peter Ganine, en 1966. Pero no escribió ninguna regla (ni nadie se molestó en hacerlo). Para ello tendrían que pasar diez años, hasta 1976, cuando el ilustrador Franz Joseph habló muy por encima de cómo jugar en su Fleet Academy Official Manual (Manual Oficial de la Academia de Star Trek). Esos datos se convirtieron en reglas jugables de la mano de Andrew Bartmess, un fan trekkie que las ofreció a la comunidad sin ningún ánimo de lucro… lo que no se puede decir lo mismo de otros que han comercializado reglas, juego y tablero: la edición especial 50 aniversario de la serie (2016) se vendió al precio de US$ 274.99 la unidad… ¡Y eso que muchos confesaron que usarían fichas y tablero solo como elemento decorativo! Por suerte hay por internet versiones más baratas… Aunque no son la versión “oficial”, con el logo y todo eso, evidentemente.
El tablero tiene un total de 64 casillas, como el ajedrez convencional… y aquí termina el parecido. Se trata, en realidad, de siete tableros: tres de 4×4 y otros cuatro de 2×2, colocados a diferente altura, y en ocasiones superpuestos, lo que permite la segunda gran diferencia del juego respecto al ajedrez: las piezas (que son básicamente las mismas que en los escaques convencionales) pueden mover normalmente… o subir o bajar, si están en una de las casillas superpuestas. Los alfiles pueden hacer movimiento trigonal (como el unicornio en el Kubikschach) lo que compensa un poco (pero solo un poco) la estrechez del tablero, que le resta mucho valor táctico.
Si se animan a jugar, recuerden dos cosas: tendrán que pensar en tres dimensiones para ganar y no usar demasiado la lógica. ¡Al fin y al cabo, así logra ganar el capitán Kirk a Spock la mayoría de las veces!
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