H de Halcón de Helen Macdonald ganó el Samuel Johnson de no-ficción y el premio Costa Book of the year. Publicado en 2014 por la editorial Ático de los libros, esta elegía a la muerte de un padre se ha convertido, por derecho propio, en una novela defensora del amor hacia los animales.
La obra, un bello y enigmático ejercicio de autoficción, aproxima al lector al proceso de duelo al que se aferra la autora-narradora tras el fallecimiento de su padre. Página a página va mostrando el proceso de adiestramiento de un azor, pues es el azor para ella sinónimo de libertad y huida hacia adelante.
En este retrato íntimo de dolor, Helen hila episodios y anécdotas de su infancia, referidas a su padre, a su pasión por la cetrería desde que era niña, a sus deseos de profesionalización, al ansia de leer todo cuanto se hubiera escrito sobre dichas aves rapaces.
Y junto a esta revisión de los años pasados, H de halcón es un recorrido emocional en primera persona por su infancia y su madurez, los libros que leyó y que poco a poco se introdujeron en Helen. No eran sólo libros especializados en cetrería, sino ficciones clásicas, la historia de Merlín pre-Disneydealizada, La espada en la piedra, la leyenda del Rey Arturo y Camelot.
Mabel, que así se llama el azor hembra, al que Helen adiestra a modo de consuelo tras su pérdida, se va convirtiendo en una extensión de la propia narradora.
A su vez repasa otro libro previo dedicado a estas aves, el de T. H. White, un experto cetrero que deja atrás años de homosexualidad reprimida mientras adiestra a su azor, Gos (de Goshawk). El azor y el trabajo que van desarrollando ambos (con años de diferencia) son trasunto de libertad.
A pesar de los esfuerzos de ambos, los animales tardan en volar. No están enfermos. Los azores son todo lo que los narradores desearían ser: tranquilos, inmunes a los sufrimientos que provoca la vida. Sólo el adiestramiento de estas bellas aves es capaz de evaporar en su ánima el dolor que asumió por el duelo.
Y dentro de H. de Halcón de Helen Macdonald encontramos El azor, de T. H. White. A su vez este autor vive obsesionado por la pulsión sexual adormecida y por otros libros previos, manuales de cetrería.
Mama, quiero ser cetrera, el grito adolescente de Helen no es más que una seña de identidad que la distingue de todo el mundo. Independiente y distanciada de la realidad, la asunción de la pérdida llegará con la liberación definitiva del azor, previo paso por una fase de destrucción física (los azores, depredadores, tienen que comer) y emocional.
Una obra comprometida con la naturaleza con un gran despliegue de técnica narrativa, descripciones someras y escaso diálogo. Pesa más el diálogo interior de Helen. Y se agradece.
Autora: Helen Macdonald. Traductor: Joan Eloi Roca. Páginas: 384; Editorial: Ático de los libros. P.V.P.: 22,50 €. Edición: Papel
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