Inicio > Libros > No ficción > El chico que soñaba con ser Gianni Bugno

El chico que soñaba con ser Gianni Bugno

El chico que soñaba con ser Gianni Bugno

Cuando la editorial Contra me propuso escribir un libro sobre el ciclismo de los últimos 80 y los primeros 90, no contaba con que yo, articulista habitual en medios como JotDown, comentarista de Vueltas, Giros y Tours, no había montado en bici más que muy contadas veces en mi vida. Eso podía ser un problema o podía ser una bendición, según se mirara. El libro tipo de ciclismo parte de la experiencia de alguien que sabe lo que es sufrir sobre dos ruedas, que entiende de desarrollos, mecánica, estrategias y ahogos. Yo no sé nada de eso. Yo era de los que cuando la cuesta se empinaba, me bajaba y a empujar.

"Podría ser un libro sobre las gestas de mis improbables ídolos de la época —los Cabestany, Mottet, Kelly y sobre todo Bugno— y sobre todo podría ser un libro sobre aquella época"

Así que el libro tendría que ser distinto. No podía ser un libro sobre mis experiencias agonísticas, pero sí podría ser un libro sobre las de los demás. Podría ser un libro sobre las gestas de mis improbables ídolos de la época —los Cabestany, Mottet, Kelly y sobre todo Bugno— y sobre todo podría ser un libro sobre aquella época. Podría ser un libro sobre la España post-movida, sobre las televisiones privadas que vendían compresores en los anuncios, sobre la música que llegaba de Seattle, de Londres, de Manchester…

Podría ser, en definitiva, un libro en el que todas mis vivencias estéticas se pudieran ajustar a los tiempos de la carretera. Un libro sobre la belleza y la pérdida. Sobre ese Gianni Bugno rodando inmaculado en el maillot tricolor de campeón de Italia mientras Chiappucci e Induráin acababan arrebatándole la gloria. Un libro sobre psicólogos y divorcios. Un libro generacional hasta cierto punto, supongo, donde se fuera por fin más allá de Barrio Sésamo y La bola de cristal y se analizara hasta qué punto Valerio Lazarov y Silvio Berlusconi marcaron a una generación de adolescentes.

 

"No es que todo tiempo pasado tenga que ser mejor pero, en mi memoria, esos años fueron la leche"

Un libro también que recogiera aspectos de mi vida en un barrio obrero, luego clase media, ahora clase alta de Madrid pero que me permitiera fantasear y no atenerme del todo a los hechos. Que se perdiera en los simulacros: el simulacro de las chapas con pegatinas de ciclistas en un parque de arena, el simulacro de los juegos de Erbe con Perico Delgado de protagonista, el simulacro de las porras en el trabajo de mi padre donde un tercer puesto de Zenon Jaskula marcaba la diferencia entre el cielo y el infierno.

Un libro, en resumen, divertido. Que recogiera las carreras, por supuesto, que contara paso a paso los Tours del 87, 88 y 89, que recogiera la explosión de Bugno en 1990, que se cebara en las hazañas de Induráin y no obviara los escándalos de la EPO pero que hasta cierto punto hablara de todo eso desde el cariño y la nostalgia. No es que todo tiempo pasado tenga que ser mejor pero, en mi memoria, esos años fueron la leche. Y quería compartirlo. Espero haber cumplido el objetivo.

—————————

Puedes leer las primeras páginas de El chico que soñaba con ser Gianni Bugno en este enlace

Autor: Guillermo Ortiz. Título: El chico que soñaba con ser Gianni Bugno. Editorial: Contra. Venta: Web de la editorial

4.2/5 (16 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios
reCaptcha Error: grecaptcha is not defined
  • 8: Julio Medem, una de las dos Españas ha de helarte el corazón

    8 tal vez sea la cinta más agalluda de cuantas nos ha regalado Medem en su ya vasta y enjundiosa filmografía. La idea consiste en capturar, a través de ocho capítulos, como si de una novela-río se tratase, el turbulento devenir histórico de nuestra nación, España, a lo largo del convulso y luctuoso siglo XX. Para ello, el cineasta español se sirve de la procelosa historia de amor de Octavio y Adela, dos españolitos, como diría Antonio Machado, nuestro eximio poeta hispalense, devastados por la innombrable fatalidad cainita de las dos Españas, aquellas que “nos hielan el corazón”. Como a…

    Leer más

  • 31 motivos para un monumento a los Tercios (I)

    /
    marzo 30, 2025
    /

    Conmemorar 150 años de hegemonía militar en Europa, más allá de las formas que cada uno acaba definiendo en su memoria, es quizá el primero y más obvio de dichos motivos. Aunque quizá no se entendería sin otro, que le da carta de naturaleza: la revolución en el combate que supuso el nacimiento de estas unidades. En ellas se combinaba la fuerza usada por tres tipos de soldados: piqueros, arcabuceros y mosqueteros. Un tercer motivo ligado al anterior es, por tanto, el uso de la pólvora. La potencia de fuego despedida por una línea de soldados dispuestos frente al enemigo…

    Leer más

  • El primer ensayo-ficción

    /
    marzo 30, 2025
    /

    Hace un cuarto de siglo la Humanidad hispánica parecía dividida en dos partidos literarios: los que consideraban Nada una gran novela y escribían sobre cipreses y tundras, y los que simulaban una cierta competencia teórica y se autointoxicaban de gimnasias silogísticas incomprensibles, para no decir nada, posiblemente porque no tenían nada que decir. De ahí surgieron una serie de urticarias foucaultianas bastante desagradables, cuando no anacrónicas. Nos encontrábamos en la antesala del ofendidismo universal, y por eso una lectura como la de Vila-Matas nos reconciliaba con la Humanidad; como los protagonistas de Historia abreviada de la literatura portátil, la mayoría…

    Leer más

  • Jack Nicholson en su radical inconformismo original

    /
    marzo 30, 2025
    /

    Esa es la idea predominante al recordar mi juventud. Y en ello estaba cuando, el otro día, acuciado por un espléndido documental sobre Werner Herzog visto en Movistar+ —Werner Herzog, un soñador radical (Thomas von Steinaecker, 2022)—, me pregunté en qué jalón de esa línea del tiempo, Jack Nicholson, aquel rebelde de sus comienzos, se convirtió en ese cínico de los millones de dólares, el lujo y el tutiplén. En una de esas secuencias, que nos lo muestran en su singular intimidad, el realizador alemán nos confiesa que Nicholson estuvo a punto de incorporar a Fitzcaraldo, el rey del comercio…

    Leer más