Ser «pijamista» es un modo de vida, una manera de afrontar la el día a día que nada tiene que ver con estar en casa sin hacer nada, sino pasar la jornada, especialmente el domingo, imaginando aventuras en este atuendo que, pese a estar diseñado para dormir, nos puede llevar a otros lugares del planeta.
«Somos amigas desde hace muchos años y queríamos hacer algo juntas. Pasó el tiempo y tuvimos hijas, pero en mi cabeza llevaba esta historia. Cuando nosotras hablábamos de lo que es ser pijamistas nadie nos entendía, pero un día la chica que cuidaba de mi hija me dijo que ser pijamista era como una comunidad trasversal», ha contado a Efe Binazzi.
Así que ambas autoras se pusieron manos a la obra y crearon a estas dos pequeñas, una suerte de alter ego, que protagonizan historias donde la amistad, la inclusión y afrontar con diversión situaciones inesperadas son las patas de cada uno de los volúmenes que componen esta serie literaria infantil (en España son dos las publicadas).
Y es que en El club de las pijamistas todos los problemas se afrontan tras convocar un consejo de niñas de todas las partes del planeta. Pequeñas que, en pijama, y desde su habitación, ponen en común las diferentes alternativas para llevar a bien fin lo que tienen entre manos.
Aunque se pueda pensar que esta historia nació con la pandemia, ambas han matizado que no, que solo es fruto de una «coincidencia», porque durante el confinamiento estar en pijama era una «necesidad» y no un acto de elección, como es el caso de las protagonistas. A través de unas ilustraciones sencillas pero vivas, Binazzi y Leonardi saltan de Italia a España para traer a estas dos niñas con las que los pequeños lectores españoles aprenderán lo que es ser «pijamista».
Hay que ser guarro / guarra / guarde para ir en pijama a partir de las nueve de la mañana. Hay que cambiarse antes de desayunar. Un poco de agua en las cavidades es amar al prójimo, y no digamos si aplicamos jabón.