El día que Ruth salió de entre la niebla

La idea para la serie de Ruth Galloway se me ocurrió mientras paseaba por la marisma de Titchwell, en la costa norte de Norfolk, con mi marido, Andy. Titchwell es un lugar hermoso, aunque también desolado, una marisma plana que desemboca en el mar, en la que solo viven aves, cientos de ellas, pero no personas. Andy, que es arqueólogo, me comentó que en la Prehistoria la gente pensaba que aquella marisma era un lugar sagrado. Al no ser tierra ni tampoco mar, sino algo que está en medio, lo veían como un puente a la otra vida. No es tierra ni tampoco mar, no es vida ni tampoco muerte. Es una zona liminar, un lugar intermedio. Por eso se encuentran cuerpos enterrados en esa zona, los llamados cuerpos del pantano, y a veces también se hallan antiguas estructuras de madera que se conocen como los guardianes del pantano. Marcan el límite entre los vivos y los muertos. No exagero al decir que toda la trama de Los ecos del pantano se me ocurrió en aquel instante. Imaginé que la policía encontraba unos huesos enterrados en la marisma y pensaban que eran los restos de un niño desaparecido, para lo cual se ponían en contacto con una arqueóloga forense, la doctora Ruth Galloway. Y vi a Ruth saliendo de entre la niebla y caminando hacia mí… Todos los libros de Ruth se ambientan en Norfolk, aunque visita Blackpool y también Italia en el quinto y el décimo. Norfolk es un condado situado en el este de Inglaterra, un lugar particularmente rico en hallazgos arqueológicos, en parte porque ha estado habitado desde hace mucho tiempo. Las huellas humanas más antiguas fuera de África se hallaron en Happisburgh (escenario del tercer libro de Ruth). Hace tan solo 9.000 años Norfolk seguía unido a Escandinavia, lo que podría explicar la importancia que tienen los mitos y las leyendas nórdicos. El mar que separa los países es poco profundo y está lleno de tesoros. Quise que Ruth fuera arqueóloga forense porque sé que la policía contacta con esos expertos cuando hallan huesos enterrados. También pensé que sería una buena manera de conectar el pasado y el presente en los libros. Cada entrega tiene que ver con un crimen que está relacionado con una investigación arqueológica. Y esto también me permite mostrar el contraste existente entre Ruth, académica y con una mente liberal, y el inspector Harry Nelson, que considera que la mitología es una sandez peligrosa. A pesar de ello, se atraen y entre los dos nace una relación muy complicada. La serie cubre varios siglos. Los ecos del pantano gira en torno a la Edad de Hierro. El segundo libro, El umbral de la mentira, comienza con el hallazgo de unos huesos en un yacimiento romano. El tercer libro saca a a luz restos óseos que datan de la Segunda Guerra Mundial. Confío en responder con esto a los comentarios sobre que no es creíble que una arqueóloga se vea involucrada en tantos asesinatos. Lo cierto es que Norfolk está plagado de restos humanos; lo que ocurre es que algunos llevan ahí enterrados cientos e incluso miles de años. Norfolk es un lugar muy especial para mí porque pasé todas las vacaciones allí cuando era pequeña. Mi tía Marge ha vivido en la zona hasta hace muy poco. Cuando era joven, pasaba una parte del verano en su barco con ella. Navegábamos por The Broads, una red de ríos navegables y lagos entre los condados de Norfolk y Suffolk. Mi tía controlaba el barco con una mano en el timón mientras sujetaba un gintonic en la otra, y me contaba historias maravillosas sobre el paisaje natural que nos rodeaba. Me hablaba de las voces de los fantasmas de los niños que plañían en la marisma, de puentes embrujados y de unas manos fantasmales que descorrían los cerrojos de las verjas cerradas. No es de extrañar que algunas de esas historias se hayan colado en mis libros. Nunca me cansaré de Norfolk, de sus leyendas y de su historia. Espero que los lectores sigan disfrutando con el bello paisaje embrujado de mis libros.