Cuando vas a un buscador puedes ir con la intención de localizar cualquier cosa. El teléfono de un restaurante para hacer una reserva, la cuenta de Twitter de una persona para localizarla en las redes sociales, las opiniones sobre una noticia, un texto que recuerdas que leíste en algún momento de tu vida, información sobre un determinado tema de debate, el precio de un objeto que te interesa, y hasta el significado, la pronunciación o el uso de un determinado término.
Si quieres ir a buscar el significado o la acepción de una palabra —tanto si eres un hispanohablante nativo como un hispanohablante tardío en proceso de aprender— la fuente de nuestra lengua de más confianza es nuestro diccionario, que puedes consultar directamente en su página web.
Pero como os he dicho, los buscadores se conectan a las fuentes de información, y por supuesto, ellos también utilizan diccionarios para dar el significado de una determinada palabra buscada por un usuario, un estudiante del colegio, etcétera. Imaginemos a un niño de 9 años buscando una palabra para poder interpretar el significado de un texto en español. ¿En qué diccionario quieres que busque? Pues en el Diccionario de la Lengua Española.
Sin embargo, probablemente va a buscar en un buscador. Así que, lo suyo es que los buscadores tengan conectado un buen diccionario. Y, lo ideal, es que tengan el Diccionario de la Lengua Española, como ha hecho ahora Microsoft, que lo ha incorporado a su motor de búsqueda, de tal manera que, si buscas la definición de cualquier término, utiliza ahora todos los recursos del Diccionario de la Lengua Española.
Así, cada vez que se actualiza el Diccionario de la Lengua Española, si utilizas Microsoft Bing para buscar su definición, tendrás la suerte de contar con la definición que está en el diccionario, con la incorporación de las últimas palabras, todas sus acepciones, incluidas las más locales en todos los rincones del mundo donde se habla nuestra lengua.
Esto es muy importante, porque, por ejemplo, Google aún usa un diccionario distinto, en este caso Oxford, que no es tan completo ni ajustado como el diccionario de nuestra lengua, y definiciones de términos tan cotidianos y que se puede encontrar un niño leyendo cualquier texto, como “vespino”, no se encuentran.
Pero, además, las acepciones de las palabras son fundamentales. Yo he contado muchas veces la historia de mi primera visita a Buenos Aires con cara de gallego. Entré a una cafetería de esas que están en chaflán, pedí un café, me ofrecieron una factura, acepté pensando en llevarme el resguardo de mi compra, y mi sorpresa llegó cuando me trajeron un bollo para el café. Y es que una factura en Argentina es un bollo hecho de pastelería, como me explica el diccionario de la RAE.
Sin embargo, si busco en el diccionario de Oxford que integra Google, nunca podría resolver ese misterio buscando la definición de “factura” en él. Y eso no es lo que queremos los que amamos nuestra lengua.
Así que me alegra que Microsoft haya incorporado como fuente fidedigna de información para la definición de los términos en español a nuestro querido Diccionario de la Lengua Española, y no otro. Espero que nuestros amigos de Google hagan lo mismo, y en lugar de tener un diccionario con nombre inglés para ayudar a los hispanohablantes a entender mejor todas las variaciones, esencias, y matices de su lengua, utilice el nuestro.
Tener un diccionario que no es completo, en número de términos, en número de acepciones o que difunde definiciones no ajustadas, no consensuadas entre todas las academias de la lengua del mundo hispanohablante, hace daño a nuestra lengua. Así que a ver si pronto todos los buscadores hacen buen uso de nuestra lengua, y la cuidan. El uso de un diccionario que difunde definiciones inexactas o incompletas y la no inclusión de toda la riqueza de nuestra lengua no hace ningún bien a nuestro idioma, como os conté en el artículo de «La viralización de los errores y el cercenamiento del lenguaje».
«Chaflán» en Argentina es «ochava».
Cuando vas a un buscador puedes ir con la intención de localizar alguna cosa. Así empieza. Con que otra intención de podría ir a un buscador. Ah sí, también se podría irá buscar alguna coisa. O a encontrar alguna cosa. O a procurar alguna cosa. Son muchas las posibilidades, aunque todas sean perogrulladas. Internet definitivamente da para todo.
Excelente noticia, don Chema, porque mucha, muchísima gente, utiliza esos buscadores, de preferencia el Google, y se encuentran a veces insuficiencias de todo tamaño. Eso nos da una ventaja de salida a los que de preferencia, tenemos a la RAE entre nuestros favoritos. Pero, para no ser egoista, compartiré su aporte con mis colegas de trabajo. Muchas gracias.