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El Discovery devuelve la esperanza en la conquista del espacio

El Discovery devuelve la esperanza en la conquista del espacio

Otro 30 de agosto, el de 1984, hace hoy 39 años, ‘When Doves Cry’ de Prince, ‘Ghostbusters’ de Ray Parker jr., ‘Dancing in the Dark’ de Bruce Springsteen y el resto de las canciones que pugnan por el ascenso en las listas de éxitos, animan el final de un verano relativamente feliz. Todavía se ignoran los estragos que está empezando a causar el SIDA.

En lo que al belicismo de las grandes potencias se refiere, ya ha quedado muy atrás la crisis de los misiles de Cuba, que en 1962 estuvo a punto de llevar al mundo al holocausto nuclear. Así las cosas, aunque el anuncio por parte del presidente Regan de la Iniciativa de Defensa Estratégica —que la prensa ha ido a llamar la Guerra de las Galaxias, ya que algunos imaginan en ella la “destrucción mutua asegurada”, un “pacto suicida”— ha recordado que la espada de Damocles de ese fin del mundo que promete el arsenal nuclear, aún pende sobre el planeta.

"Casi podría decirse que el Discovery es la nao capitana de la flota de transbordadores de la agencia espacial estadounidense"

Sin embargo, gracias al lanzamiento de hace 39 años, la conquista del espacio —que toca tan de cerca a la escalada armamentística— vuelve a parecer esa nueva esperanza, esa mirada a horizontes lejanos, incluso fraternos, que, ya de antiguo, vienen proponiendo los autores de ciencia ficción más positivos. Esa buena voluntad, que pareció más tangible el 20 de julio de 1969, cuando Neil Armstrong dio su pequeño paso sobre la Luna, que sin embargo, fue tan grande para la humanidad en su conjunto, con el vuelo inaugural de Discovery volvió a imaginarse, fugaz como un espejismo.

Huelga decir que el positivismo, esa buena disposición hacia lo que aguarda a la humanidad en el espacio exterior, en las estrellas, será efímero. Durará el tiempo que la prensa tarde en dejar de prestar atención a lo que la NASA llama su misión STS-41/D: la primera de su transbordador OV 103, más conocido como Discovery. Dado el espacio que ocupará en la historia de la NASA, en comparación con sus pares, a menudo destruidos en accidentes, casi podría decirse que el Discovery es la nao capitana de la flota de transbordadores de la agencia espacial estadounidense. Por así llamar al que llegará a ser más conocido entre el paisanaje.

Su primera misión, la de ese vuelo inaugural, que un día como hoy despegó a las 8 horas, 41 minutos y 50 segundos del centro espacial John Fitzgerald Kennedy (Merritt Island, Florida), consistió en el lanzamiento de un par de satélites de comunicación. Quién sabe si no contó más esa esperanza que devolvió, durante los seis días que duró, a cuantos, al seguir sus órbitas, creyeron que la conquista del espacio podía seguir su curso al margen del belicismo, las promesas de destrucción total y los pactos de las grandes potencias.

"El despegue de aquel primer vuelo del Discovery de 1984 fue azaroso. Habiendo sido programado para el 25 de junio, distintos problemas técnicos lo retrasaron hasta el 30 de agosto"

Comandada por Henry W. Harstfield, el piloto en aquel vuelo inaugural fue Michael L. Coats. El resto de la tripulación lo integraban cuatro especialistas: la ingeniera eléctrica Judith Resnik, Steven Hawley, Richard Mullane y Charles Walker. La profesión de estos tres últimos no se especifica en las crónicas.

Sí sabemos que en aquel primer vuelo, el transbordador orbitó la tierra en 97 ocasiones. Mientras tanto, entre las amenidades con las que especulaban los comentaristas aquí abajo, destacaba el nombre del prodigio —el tercero de los de este tipo construidos por la NASA y el más liviano de todos ellos por la ligereza de sus materiales—. Unos decían que la denominación tenía su origen en el Discovery, la nave con la que el explorador del Hudson, Henry Hudson, entre 1610 y 1611 buscó un paso al noroeste. Hubo asimismo otro Discovery, el RRS Discovery, el último barco de madera y de tres mástiles construido en el Reino Unido, aquel con el que Ernest Henry Shackleton y Robert Falcon Scott entre 1901 y 1904 exploraron la Antártida. Algunos, incluso recordaron que el Discovery One, era la nave de 2001, una odisea del espacio (1968), la película de Stanley Kubrick. Una foto de la tripulación del Discovery de la NASA, en la que posaban junto a una maqueta de su nave y otra de la HMS Discovery, el barco que acompañó al HMS Resolution del capitán Cook en su tercer y último viaje (1776-1779) sacó a todo el mundo de dudas.

"Este transbordador fue el encargado de lanzar el telescopio espacial Hubble, poner en órbita la sonda Ulysses y tres satélites TDRS"

El despegue de aquel primer vuelo del Discovery de 1984 fue azaroso. Habiendo sido programado para el 25 de junio, distintos problemas técnicos lo retrasaron hasta el 30 de agosto. Con todo, la irrupción de un avión privado en el espacio aéreo reservado para el despegue, hizo que el lanzamiento se retrasase otros seis minutos más sobre la hora prevista.

Además de esa esperanza, esa recuperación del espíritu de Armstrong, que el Discovery fugazmente fue a devolver a los más ingenuos, a los que imaginaban que el fin del mundo iba a caer del cielo, con los años llegaron nuevas glorias para la nave. Así, este transbordador fue el encargado de lanzar el telescopio espacial Hubble, poner en órbita la sonda Ulysses y tres satélites TDRS. Tras el accidente del Challenger en 1986, fue la nave orbital que regresó al espacio en 1988.

En marzo de 2011, cuando la NASA lo retiró y se hicieron cuentas, el Discovery resultó ser el transbordador que más misiones —39— había llevado a cabo. Así se escribe la historia.

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